«Nietes»: la memoria se escribe con E

✊ A 45 años del golpe de Estado, El Grito del Sur habló con nietes, una tercera generación que retoma el legado de sus abueles. La generación que vino a cambiar todo y relata la historia con E.

Nietes es un espacio multisectorial formado en agosto de 2019 en La Plata por jóvenes y adolescentes nietes de desaparecides. Si bien muches ya se conocían a través de sus xadres, militantes de H.I.J.O.S sintieron la necesidad de organizarse más allá de sus historias familiares, en un contexto donde la juventud y los organismos de DDHH fueron fuertemente estigmatizados por el gobierno neoliberal. Como la mayoría son estudiantes de diferentes niveles, sus primeras actividades giraron en torno al aniversario de la Noche de los Lápices y el 16 de septiembre de 2019 marcharon al Ministerio de Educación platense donde colgaron pañuelos con consignas. Si bien la pandemia frustró la posibilidad de que se encuentren el 24 de marzo en las calles, el aislamiento no retuvo a les nietes que siguieron conectades, organizando formaciones con referentes y alcanzando a más de 100 personas en todo el país. 

Lara es nieta de Mirta Alonso y Lautaro Hueravilo, militantes del Partido Comunista secuestrados en 1977 y detenidos desaparecidos en ESMA. Durante su cautiverio Mirta dio a luz a Emiliano, padre de Lara, que fue abandonado en Casa Cuna y rescatado por sus abuelos. Luego del parto, Mirta lo había marcado en la oreja para que pudieran distinguirlo. Ana tiene 22 años y es nieta de Juana María Armelín y José Ignacio Ríos. Al igual que sus abueles (que continúan desaparecidos), su padre y su tía estuvieron detenidos en El Banco, de donde fue recuperades por su familia. Si bien ambas conocían su historia desde muy chicas, aseguran que sus biografías se completaron a partir del encuentro con sus pares. “Fue muy shockeante ver que éramos un montón y que había otras personas en lugares alejados que pasaban por lo mismo. Yo sentí como si hubiera un hilo conductor. Me sirvió para entender que lo que me sucedía no era por ser yo, sino porque llevo algo en mi biografía que me conectaba con otres”, cuenta Lara.

“Cuando empecé a militar comprendí mejor la relación de mis abueles con sus compañeres, cómo se cuidaban entre elles, cómo se sentían y cómo luchaban en esa época”, suma Ana, que considera que las luchas se heredan pero también se reactualizan. “Si bien mis abueles tenían ideales políticos diferentes, elles eran comunistas y yo soy peronista, luchar con otres por un mundo más justo es un patrón familiar que se repite”.

Les pibis traen consigo una genealogía de lucha. A diferencia de la recomendación popular en sus reuniones familiares, la política era un tema ineludible y muches mamaron la militancia desde la cuna. Con la misma edad que sus abueles pero 45 años después, la generación que vino a cuestionarlo todo generó nuevas lógicas, sumó otras voces y agregó a los reclamos históricos, como el boleto estudiantil, causas tan recientes como la conectividad escolar.  “En mi familia son todes militantes y en las reuniones familiares siempre se hablaba de política. En ese sentido, si bien existe un legado, también creo que está bueno buscar nuestra propia militancia, que no sea un copy paste de la de nuestres abueles y nuestres viejes”, explica Ana y agrega que el lenguaje inclusivo no es solo un acuerdo común sino una marca de época, un símbolo, como la estrella de H.I.J.O.S y el pañuelo de Abuelas. “Hay un montón de cosas que ellos marcaron. Dejaron una llama encendida en mi biografía, que continuó con mi papá y ahora conmigo. La genealogía de lucha nos parece fundamental porque a veces nos identificamos con gente que ni siquiera conocemos personalmente”, asevera Lara. 

En estos últimos años, el pañuelo blanco fue resignificado por el movimiento feminista que lo utilizó como emblema en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. Como si una tela se atara a otra sin distinción de colores, les nietes entienden que la perspectiva de género atraviesa toda su generación y no puede escindirse a la hora de pensar los derechos humanos. En ese sentido, la reivindicación del rol de las mujeres y las disidencias durante la dictadura también es parte de los objetivos de la organización. “Muchas veces en el ámbito de militancia se tiende a disociar las luchas, como si cuando hablamos de derechos humanos nos referiremos sólo a los delitos de lesa humanidad. Nosotres creemos que las cuestiones de género son cuestiones de derechos humanos, por eso veíamos la necesidad de posicionarnos y movilizarnos a favor del aborto legal”, asegura Ana. “Estamos orgullosos de ser la juventud que heredó ese legado revolucionario. Cuando se aprobó el aborto nos conmovió mucho porque reconocemos esa lucha de nuestra generación y nos representan como mujeres luchadoras, tanto como las madres y abuelas como nuestras abuelas que dieron la vida por lo que soñaban”, cuenta por su parte Lara. 

Si bien aún no tuvieron una reunión formal, les nietes están en contacto con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo con la intención de cooperar en la restitución de les 300 bebés nacidos en cautiverio que aún no han recuperado su identidad. Para ello apuntan a interpelar a su entorno e invitan a revisar las biografías familiares. “Generamos mensajes que apunten a les jóvenes. La idea es que si dudan de su identidad, si nunca vieron una foto de su abuela embarazada, puedan hablar con sus xadres que capaz nunca se lo cuestionaron”.

En el segundo año sin la multitudinaria marcha, les nietes preparan una intervención en la Facultad de Psicología de la UNLP y planean reunirse en pequeños grupos según regionales. Sin embargo, aceptan que están ansioses por el momento en el cual puedan encontrarse tras una bandera propia que les identifique como colectivo. “Yo jamás falté a la plaza un 24 de marzo y éste es el segundo año consecutivo que no vamos a poder estar. Debido a lo que pasó la familia de mi papá, la militancia me hace sentir cerca de mis abuelos y estar cerca de otros nietos me hace sentir en un ámbito de familia, explica Lara. “Deseo mucho el momento en el que podamos encontrarnos detrás de la bandera de nietes. No es lo mismo marchar sola que marchar organizada, por eso yo creo que cuando lo transitemos desde nietes lo vamos a recordar todes. Va a ser una oportunidad de encontrarnos más allá de nuestras familias compartiendo una historia”, concluye su compañera.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios