Un año de cuarentena: datos para entender cómo afectó el COVID al mercado laboral

💸 Producto de la pandemia, el mercado de trabajo alcanzó bajos niveles históricos. En el caso de Argentina, la tasa de desocupación fue de 11,7% para el tercer trimestre del 2020. A un año del comienzo del ASPO, radiografía de un mundo laboral convulsionado.

Producto de la pandemia, el mercado de trabajo se vio fuertemente perjudicado y alcanzó bajos niveles históricos. Según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, durante el 2020 se redujo 8,8% la cantidad de horas de trabajo a nivel mundial, lo que resulta equivalente a 255 millones de trabajos full-time, una pérdida cuatro veces mayor a la crisis del 2009. En América Latina y el Caribe, se estima que durante los primeros 9 meses del 2020, la reducción horaria laboral fue del 20,9% y los ingresos se contrajeron 19,3%. En el caso de Argentina, según los últimos datos publicados del INDEC, en el segundo trimestre de 2020, la tasa de desocupación fue del 13,1%, cifra la cual logró bajar al 11,7% para el tercer trimestre del 2020.

A nivel mundial, la pandemia hizo estragos representando una caída del 8,3% de los ingresos provenientes del trabajo. A nivel nacional, no se presenta una baja de los ingresos individuales pero sí en la cantidad de personas que percibieron ingresos: mientras que en el tercer trimestre del 2019 la población con ingresos fue del 61,3%, para el mismo período en 2020 fue de 58,0%. Además, el impacto del COVID-19 afectó con mayor fuerza a los trabajadores y las trabajadoras de la economía informal: el empleo asalariado formal cayó en un 5,2% interanual, mientras que el empleo asalariado informal cayó 30%. 

En el caso de Buenos Aires, debe resaltarse que la brecha entre asalariados formales e informales es de casi $21.000 y cuando se desagrega en géneros, surge otra de las desigualdades relacionada con el ingreso: mientras que las mujeres de provincia de Buenos Aires perciben en promedio $ 27.331, el ingreso promedio masculino es de $38.939.

Una pandemia desigual: en clave feminista

La emergencia sanitaria acarreó mayores dificultades en las poblaciones vulnerables recrudeciendo la situación de aquelles que ya encontraban dificultades para insertarse en el mercado laboral formal. 

En el caso de Argentina, la tasa de actividad de las mujeres (45,4%) resultó significativamente menor que la de los varones (64,5%). Además, la tasa de empleo para las mujeres en Argentina presentó una caída del más del 5% a partir del segundo trimestre del 2020, ya que en palabras de la CEPAL “en 2020 se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo”.

Por otra parte, la cuestión etaria no es menor. Las mujeres y varones de hasta 29 años, con poca educación formal y con trabajos informales, se han visto especialmente perjudicados. Así, la tasa de actividad de toda la población es del 58,9%, mientras que en los y las jóvenes llega al 39,2%. En este sentido, aquellas personas con estudios universitarios percibieron una menor reducción del empleo (-7,6%) en comparación con quienes tienen los estudios primarios incompletos (-28%). 

Ante esta situación tan crítica, los espacios de la economía popular, social y solidaria (cooperativas/recuperadas/asociativas/etc) jugaron un rol clave durante los últimos meses. No solo generando, manteniendo y garantizando puestos de trabajo sino también satisfaciendo necesidades de les consumidores. Así, la economía popular se consolidó como una de las fuentes de ingreso/consumo de un grueso de la población.

Al interior de los hogares más perjudicados, la lectura es clara: quienes más dificultades tuvieron para sortear la pandemia fueron aquellos hogares monomarentales, las parejas con niñes o las familias extendidas. No es casualidad que estos mismos grupos, junto con les adultes mayores y les jóvenes, sean quienes mayores dificultades encuentran para insertarse o gozar de condiciones dignas en el mercado laboral, habitacional, educacional y de salud. Así, queda en claro que si bien los impactos sociales y económicos de la pandemia afectaron a toda la sociedad, sin duda recaen con más peso sobre quienes ya se encontraban en la pobreza.

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Lucía Sánchez Barbieri

Escribo sobre economía pero no me preguntes por el dólar. Latinoamericana, lesbiana y militante. Tomando mates y viajando.