Cómo poner en palabras Malvinas

✍️Los pibes de Malvinas fueron protagonistas del tramo final de la dictadura. Bahia Luna, hija de un ex combatiente, esboza algunas ideas para un relato que nos permita levantar la bandera de los caídos y ex combatientes.

El relato sobre Malvinas siempre implicó dificultades. La contradicción que encierra “bancar” un reclamo legítimo por la potestad de nuestras islas en el marco de un Estado opresor, asesino y vendepatria hizo que la cuestión de Malvinas haya quedado en un lugar oscuro y poco claro de nuestra historia. 

La conquista que como sociedad supimos y decidimos construir los 24 de marzo, gracias a la inclaudicable lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que tanto nos enseñaron con sus marchas incansables de los jueves, con sus pañuelos blancos, su ternura y su fortaleza, produjo que el Estado como forma de relación y garantía de lo social, ponga a la Memoria, la Verdad y la Justicia en el centro de la escena. Una fecha que se transformó en emblema de lucha, de la esperanza de les jóvenes, de alegría y sentimiento colectivo. 

Malvinas, en lo personal y en lo colectivo, quedó bajo la lógica del silenciamiento, propio de casi todo lo que sucedió durante el terrorismo de Estado en la última dictadura militar. Un silenciamiento que vuelve en forma de vacío infinito. Resulta importante poner en palabras Malvinas. El silencio nunca fue ni será salud. 

En el peor de los escenarios, imagino la situación, incomprobable, que el concepto “héroes de Malvinas” nació en una de esas reuniones distópicas donde se habrá llevado adelante la cocina de esa guerra. Una guerra cuyo único objetivo fue el de forjar la unidad de una Nación en pos de generar la distracción social y de continuar sosteniendo un régimen asesino y neoliberal. Héroes de ellos, pibes adolescentes camino al frente de batalla para salvarle las papas a una dictadura que ya venía mostrando sus fisuras. 

Resulta difícil pensar en un reclamo de legítima soberanía en la Argentina de 1982. Nada de toda la circunstancia se acerca al concepto de soberanía. Una guerra insólita, sin táctica ni estrategia, formulada para mantener en el poder a un régimen autoritario que persiguió y desapareció a mujeres, hombres y otros géneros por pensar diferente, un Estado que sentó las bases y fue actor fundamental para la instalación de un modelo neoliberal en el país, punto de partida para la privatización de los 90 y para la venta del país. Nada de lo soberano aparece en ese contexto.

Pibes, aunque también fueron mujeres, víctimas del terrorismo de Estado, enviados a una guerra cocinada en algunas reuniones llevadas a cabo por tipos asesinos. Una batalla desigual y sin recursos, en la que las posibilidades de victoria estaban tan lejos como lo estuvo el concepto de soberanía en la mentalidad de los militares que tomaron el poder por la fuerza.

A su vez, los pibes de Malvinas fueron actores y protagonistas del tramo final de la dictadura. Una guerra tan desproporcionada y mal armada que dio por terminado el autoritarismo y el plan sistemático de la desaparición forzada. Los pibes de Malvinas quizás hayan dado la vida más por la democracia que por la soberanía de nuestro país. 

La soberanía no puede encontrarse al margen de la discusión de cualquier Estado pero sólo podrá forjarse y construirse en un Estado democrático, al servicio de los intereses del pueblo, con un sistema de salud que pueda dar respuesta y que no sea criminal, un Estado que avance sobre la soberanía de nuestros recursos naturales y de nuestras vías navegables para que puedan ser administradas de forma tal que vuelvan a ser propiedad de las, les y los argentinos. 

A 39 años de la guerra, resulta necesario construir un relato sobre Malvinas que nos permita levantar la bandera de los pibes caídos y ex combatientes como lo hacemos con los 30.000. Para que continuemos las, les y los que estamos y les que vendrán con la búsqueda inclaudicable por la Memoria, la Verdad y la Justicia, por les 30.000 compañeres detenides desaparecides y por los pibes de Malvinas, víctimas del terrorismo de Estado durante los años más oscuros de nuestra historia. Aunque en lo personal, para mí, Oscar es, fue y será, mi único héroe en este lío.

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