La conectividad como deuda

💻Docentes porteños que trabajan en escuelas de barrios populares respaldan las medidas de suspensión de clases presenciales, pero advierten sobre la importancia de fortalecer la conectividad para garantizar el derecho a la educación este año.

A lo largo de estos dos meses, la «presencialidad cuidada» que impulsaron Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña voló por los aires producto del fuerte incremento de contagios que hoy superan los 3000 casos diarios en promedio. Mientras el Jefe de Gobierno insiste en que «los chicos tienen que estar en las escuelas con la situación sanitaria actual», al mismo tiempo descarta cualquier posibilidad de brindar dispositivos tecnológicos para los alumnos y las alumnas de barrios populares que mantienen algún tipo de vínculo con las clases virtuales desde el año pasado. A comienzos de este año, se dio a conocer que el Gobierno porteño redujo 370 millones de pesos del Plan Sarmiento -que provee de dispositivos tecnológicos a les estudiantes de escuelas estatales- y transfirió ese dinero a la Dirección de Educación de Gestión Privada.

En las villas y barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, el desigual acceso a Internet perjudica a las y los alumnos desvinculados de la escuela en plena pandemia. Hoy falta en el 65% de los asentamientos y «estar conectado en estos barrios suele ser relativamente más caro que en otros barrios de la Ciudad, si se tiene en cuenta que allí habita población cuyos ingresos comúnmente están por debajo de la línea de la pobreza. De allí que el costo del servicio suela tener mucho mayor peso en la estructura de gastos de estos hogares», según consta en un informe de la Defensoría del Pueblo porteña publicado en marzo de este año.

El respaldo a la medida del Gobierno nacional de suspender las clases presenciales por la coyuntura sanitaria fue mayoritario en la docencia porteña, pero quienes trabajan en establecimientos educativos de barrios populares advierten sobre la importancia de fortalecer la conectividad con el objetivo de garantizar el derecho a la educación en el corto y mediano plazo. Florencia Martín, rectora del Instituto de Formación Docente Dora Acosta de la Villa 31, señala en diálogo con El Grito del Sur que ahora están realizando «una modalidad combinada donde se cursa una semana presencial y otra virtual. La experiencia del año pasado nos demuestra que todo el esfuerzo de generar aprendizaje estuvo en manos de la comunidad educativa. Recibimos algunas tablets del Enacom, pero del GCBA no hubo absolutamente nada».

En agosto del año pasado, precisamente, autoridades de Enacom hicieron entrega de 500 tarjetas precargadas de telefonía móvil y 50 tablets del remanente del Programa +SIMPLE al padre Guillermo de la Parroquia Cristo Obrero, del Barrio Mujica (ex Villa 31), así como 600 tarjetas al padre Juan de la Parroquia Madre del Pueblo del Barrio Ricciardelli (ex villa 1-11-14). Damián Drescher, docente del jardín maternal «Luces en el Bajo» ubicado en Bajo Flores, cuenta que «el año pasado fue muy complejo el tema de la virtualidad porque la mayoría de las familias no tiene acceso a wifi o utilizan redes precarias. Por eso fueron muy pocas las familias que pudieron aprovechar los encuentros virtuales, hicimos algunas videollamadas pero se conectaban dos o tres niñes cada vez que proponíamos. En ese marco decidimos armar un kit de juegos con propuestas pedagógicas para llevarse a las casas cada vez que hacíamos la entrega de bolsones alimentarios».

De acuerdo con datos de la Universidad Popular Barrios de Pie, el 80% de les estudiantes del sur de CABA tiene baja o nula conexión a Internet. Laura Ramírez, maestra de la Escuela Nº 06 D.E. 21 en el barrio de Lugano, explica a este medio que «la mayoría de los alumnos se conectó el año pasado y éste a través de celulares de las mamás y papás. Por un lado hicimos Zoom con los chicos y chicas que se podían conectar, y por el otro preparamos cuadernillos que eran entregados al momento de recibir las canastas escolares. Por eso estamos presionando para que se libere Internet, porque hay muchos alumnos y alumnas que tienen computadora pero no Internet».

El panorama en medio de la segunda ola de COVID-19 no es el más favorable para la educación, pero luego de la experiencia del año pasado les docentes y directives lograron redefinir las estrategias pedagógicas para seguir adelante con el trabajo escolar. «Tras hacer un relevamiento, decidimos que las clases a distancia o virtuales sean a través de Whatsapp. Si se tienen que conectar todos los días durante dos horas, por ejemplo, la mayoría de los alumnos y las alumnas se queda sin datos y esto no es algo sostenible en el tiempo. En nuestro caso, Meet y Zoom no son las plataformas principales que dan sustento a la cursada por este inconveniente que hay. Si bien no tuvimos mucho abandono de estudiantes, las realidades sociales son muy heterogéneas», asegura la rectora del Instituto Dora Acosta.

Drescher intenta desdramatizar la situación y, aunque reconoce que en el caso del jardín maternal de Bajo Flores «la educación a distancia no es una alternativa», señala que «no es tan grave cortar este tiempo porque la mayoría de los pibes y las pibas están yendo dos días por medio, entonces significa apenas cinco días de pérdida de presencialidad. La situación epidemiológica amerita esto, por eso es fundamental una computadora para cada pibe y piba. No vemos una voluntad del Gobierno de la Ciudad para resolver este tema». «Seguimos pidiendo más dispositivos para que los niños y niñas puedan llevarse a las casas, que en los últimos años no fueron entregados a las nuevas camadas que ingresaron a la primaria. Y los que están, quedaron en las escuelas y están inutilizados», culmina Laura Ramírez.

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
Fundado el 23 de septiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno.