Cuando la realidad entra a los ministerios

✊De la mano de la ocupación pacífica del Ministerio de Educación de la Nación, gran parte de la sociedad vio en la tele un fenómeno político del último tiempo: la juventud piquetera. Opina Fernando Ramal.

El mismo día que el INDEC anunciaba que en los últimos tres años 8 millones de personas entraron en la línea de pobreza, 6 mil jóvenes de los barrios populares del AMBA se movilizaban al Ministerio de Educación Nacional reclamando equipos y becas de conectividad. El reclamo suena sensato: según estimaciones de la Encuesta de la Deuda Social Argentina del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia (UCA) en el tercer trimestre de 2019, el 48,7% de los chicos de entre 5 y 17 años no contaba con una computadora en su hogar, y el 47,1% no tenía servicio de internet fijo en la vivienda. El 78% del déficit en el número de computadoras impacta en el 25% más pobre de la población.

Sin embargo, estos jóvenes denuncian que no hubo ningún plan del Gobierno para intentar contener esa situación. El hecho de que la virtualización haya sido impuesta de hecho por la existencia de un virus ajeno a alguna responsabilidad del Gobierno, o que el macrismo haya ajustado en la educación los últimos años, no parecen ser consuelo para los miles de estudiantes que se quedaron afuera frente a un Estado que no tomó medidas para integrarlos. Si encima ese Gobierno decía al principio de la pandemia que te iba a cuidar, es lógico que muchos de esos estudiantes tengan bronca al ir reiteradas veces al Ministerio y ser desoídos sin siquiera tener algún indicio de diálogo. Frente a esa nueva negativa a una reunión con funcionarios del Ministerio, los estudiantes decidieron ocuparlo obteniendo una reunión con el jefe de gabinete Matias Novoa, quien prometió analizar el relevamiento entregado por los estudiantes.

Como una ironía del destino, mientras Trotta publicaba en sus redes que estaba reunido con el Banco Mundial para discutir el «Financiamiento de la educación para llegar a los más vulnerables», éstos últimos entraban al ministerio y le sugerían propuestas concretas para realizar lo twitteado. Esta imagen tiene mucho de simbólico porque si por algo fueron criticados muchos ministros del Presidente (tanto por propios como ajenos) son las publicaciones de reuniones con distintos organismos mientras la realidad afuera se prende fuego. Para mucha gente, estas publicaciones parecen responder a un fetiche de querer ser, una oda al “funcionarismo” que no contribuye a actuar sobre los problemas reales que sufre una población en donde 6 de cada 10 pibes de 0 a 14 años está por debajo de la línea de pobreza. Esta vez la realidad entró sin pedir permiso a los ministerios y dejó los tuits de oficina más en ridículo que nunca.

Lo peculiar fue que -de la mano de la ocupación pacífica del Ministerio- no solo se exhibió un reclamo que todos conocemos (pero que parece que se quiso ignorar) sino que también gran parte de la sociedad vio en la tele un fenómeno político del último tiempo: la juventud piquetera. Son las juventudes de los barrios populares que llevan varios años organizándose frente a la profundización de la miseria. Tienen asambleas, delegados y no son ajenos a los debates políticos de la juventud: género, educación y política. Sin haber tenido el reconocimiento que tuvieron el miércoles, ya habían protagonizado las movilizaciones en el Barrio Cildañez y en los barrios populares de la Ciudad (olvidados por Larreta) para exigir la aparición de M.

Es interesante que estos jóvenes hayan ocupado el Ministerio de Educación Nacional porque demuestra que su horizonte político excede la lucha por el hambre inmediata y los planes sociales. Más allá de los reclamos concretos, la ocupación pacífica del Ministerio parece haber sido un acto fundacional de una juventud que no quiere estar circunscripta en sus barrios, sino que quiere extender su organización a sus lugares de estudio. Son muchos los centros de estudiantes que fueron creados en el último tiempo en aquellas escuelas y terciarios que no tienen una tradición política en el movimiento estudiantil. El Palacio Pizzurno que vio en todas las últimas décadas movilizaciones de estudiantes -que en general provenían de sectores medios de la población- vio esta vez a los pibes de los barrios populares entrar sin permiso. La última vez que este ministerio fue ocupado lo hizo el Centro de Estudiantes de Sociales de la UBA en 2010.

Los estudiantes de las juventudes piqueteras anunciaron que volverán a movilizarse en dos semanas. Lo que queda claro es que esta vez el Ministerio tendrá más seguridad y policía que el miércoles pasado, lo que no es tan claro es qué respuesta darán frente al pedido de equipos y conectividad de aquellos que fueron marginados de la educación y decidieron organizarse. La otra incógnita es qué impacto tendrá en un movimiento estudiantil que en los últimos dos años no estuvo particularmente en las calles, dado que la aparición de este nuevo sujeto político parece haber llegado para quedarse. ¿Se viene una piqueterización del movimiento estudiantil?

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