Larreta terminó de cerrar el Jardín del Ramos

🤥 Mientras el Jefe de Gobierno insiste en cada aparición pública con la necesidad de mantener abiertas las escuelas, avanzó en paralelo con el desmantelamiento del Jardín del Ramos Mejía.

En un nuevo acto de cinismo y una muestra más del doble discurso que sostiene el Gobierno de la Ciudad en materia educativa, las autoridades porteñas dieron la estocada final contra el Jardín del Hospital Ramos Mejía. Para las cámaras, la escuela está primero; en los hechos, el vaciamiento está primero. Luego de un sinfín de idas y vueltas entre el Ministerio de Educación que conduce Soledad Acuña y la comunidad educativa de este jardín -con intervención de la Justicia mediante-, esta semana fue desmantelado por completo el edificio de Venezuela 3158, donde hasta hace dos años funcionaba la escuela infantil. «Lo que pasó es una muestra más de lo que realmente son. Absolutamente ningún gobierno que diga que la educación es prioridad, que la educación está primero, o cualquier otro eslogan que viene usando el Gobierno de la Ciudad hace rato, se le puede pasar por la cabeza cerrar una escuela», expresó con un profundo dolor Valeria Scaffa, docente y delegada de la UTE en la institución, en diálogo con El Grito del Sur.

«Esto ya lo vivimos con el intento de cierre de las escuelas nocturnas, cuando cerraron cursos que ellos consideraban que había poca concurrencia, y el Jardín del Ramos entró en toda esa decisión. No es un error, es una decisión politica. Es absolutamente contradictorio. Y esto ocurre, además, en el marco de que Acuña una vez más di cosas tales como ¨es peor tener una escuela cerrada que el virus¨. Son falsedades», agregó.

Ésta no es la primera vez que ocurre un hecho de estas características. Lo mismo ocurrió en enero de este mismo año, cuando Larreta y Acuña volvieron a atacar a la comunidad del Ramos, ingresando sin previo aviso a las instalaciones para retirar mobiliario escolar y utensilios de la cocina. En ambas oportunidades fue una madre que pasaba con su hija por la puerta del jardín quien notó el accionar del Gobierno de la Ciudad y dio aviso a la Multisectorial en Defensa del Jardín del Ramos Mejía. «Se consumó esa imagen que para nosotros es muy emblemática, que es desmontar el escudo que designa a un establecimiento como escuela pública. Todas las escuelas tienen su mástil, su bandera y su escudo, que identifica a una escuela publica, y desmontar eso significa un punto de inflexión muy duro: que un gobierno decida no solo cerrar una escuela, sino clausurar un espacio que podría funcionar», dijo José Machain, miembro de la Multisectorial, a este medio.

«¿Cuál es el objetivo para ese edificio? -se preguntó la docente- No lo tengo claro. Podría suponer que tiene que ver con la parte de salud, donde en este momento pienso que le van a dar otro uso por la emergencia sanitaria en la que estamos, pero que al mismo tiempo desconocen». Claudio Gómez, trabajador enfermero y delegado del Hospital Ramos Mejía, fue también consultado al respecto: «Al principio vinieron funcionarios del Ministerio de Salud con otros de Educación, y en realidad Educación se lo entregó a Salud, pero como todavía está en conflicto y judicializado quedó en manos de Educación. Salud en ese momento lo quería usar para montar una oficina del Ministerio con otra finalidad, que no es asistencial, ni que dependa del Ramos Mejía, sino directamente del Ministerio. Esto lo sabemos porque vino un funcionario del Ministerio de Salud y se lo planteó a la Dirección del Hospital».

Asimismo cuenta que el sector de psiquiatría del hospital también estaba interesado en utilizar ese espacio, pero hasta tanto no se resuelva la cuestión judicial nadie puede intervenir ni ocupar ese espacio y no es algo que se esté conversando hoy en día puertas adentro de la institución sanitaria. «Nosotros estamos esperando la resolución judicial que diga si se cierra o no (el jardín), y tenemos todos los argumentos para que se quede. Hemos presentado peritos para tratar de refutar la idea del Gobierno de la Ciudad de que no estaba en condiciones. De hecho, el doctor López Alfonsín -cuando estaba a cargo del Juzgado Nº 18- había resuelto que le daba 10 días (al Gobierno de la Ciudad) para que ellos modificaran lo que consideraran necesario y que lo reabran. Pero el Gobierno porteño hizo caso omiso a eso e hizo lo que ya todos sabemos: mandó en plena pandemia, cuando nosotros estamos trabajando a full con los casos de COVID, a desmantelar el jardín», relata el enfermero y miembro de la Multisectorial.

«Paradójicamente era un fallo que en aquel momento dictó el juez López Alfonsín, el mismo que después -ascendido a camarista- les otorgó la cautelar que estamos viviendo con la desobediencia y el incumplimiento de la Justicia», añadió en ese sentido José Machain, también integrante de la Multisectorial, y cuestionó: «O sea que el Gobierno de la Ciudad acepta y cumple los fallos que le gustan e incumple los fallos que no le gustan, aunque sean del mismo juez».

Pablo Longobucco es vecino del barrio, padre de una de las niñas que asistía al Jardín del Ramos y afiliado del sindicato docente ADEMYS, y en conversación con El Grito del Sur expresó: «No me sorprende para nada porque el Gobierno de la Ciudad viene con esta política cínica, pregonando la educación y que abren escuelas cuando en realidad las están cerrando. Siempre este doble discurso, marketinero en realidad». «Muchísima bronca porque es un jardín que tiene 350 vacantes aproximadamente, que estaba en condiciones para seguir funcionando y metieron 80 mil excusas diciendo que el jardín estaba dentro del hospital y el edificio, si bien está dentro del predio, es independiente de todo lo que es el pabellón del Hospital Ramos Mejía», sumó.

El conflicto entre las autoridades porteñas y la comunidad educativa del jardín ya se había agudizado cuando, desconociendo el fallo de marzo de 2020 del juez López Alfonsín, se decidió mudar el Jardín del Ramos Mejía a la Manzana 66, un predio comprendido entre la Avenida Jujuy, la Avenida Belgrano y las calles Catamarca y Moreno. Allí, contrario a los planes originales del Gobierno de la Ciudad, que pretendían construir un estadio -que finalmente se terminó construyendo en Atlanta, en el barrio de Villa Crespo- los vecinos y las vecinas del barrio lograron torcer la negociación y que se construya una plaza. En ese mismo predio quedó comprendida también la construcción de una escuela, algo de lo que se agarró el Ministerio de Educación porteño para decidir unilateralmente la mudanza del Jardín del Ramos a dicho edificio.

«Ellos en ningún momento te dicen que cerraron el jardín, sino que lo trasladaron. Se amparan en la figura del traslado, y la partida presupuestaria que tenían asignada para hacer eso no la utlizaron, o sea que además lo que están haciendo es una malversación de fondos. Y de eso hay documentación comprobada que tienen los vecinos y las vecinas de la Manzana 66 y nosotros también», denunció Longobucco. «Eso no es una escuela nueva porque esto implica más que un edificio: vacantes nuevas, designaciones docentes, entre otras cosas. Y lo que se hizo fue una mudanza», completó Machain.

Así y todo, en febrero de 2020 el Ministerio de Educación dispuso el inicio de clases de la comunidad del Jardín del Ramos Mejía en el edificio de Catamarca y Moreno, aún cuando además las obras no estaban terminadas y faltaban suministros tan esenciales como el agua. «La conducción del jardín está sentada a la derecha de Larreta y Acuña», expuso el afiliado de ADEMYS.

Finalmente, con el inicio de la pandemia y habiendo suspendido todas las obras en el edificio, la administración porteña decidió de todas formas avanzar con el desmantelamiento del jardín y ahora los abogados y las abogadas de la Multisectorial harán su parte, recurriendo nuevamente a la Justicia de la Ciudad para evitar que continúe este atropello. «Lo obsceno es que para el Gobierno de la Ciudad no existe la Justicia, no les importa ningún tipo de fallo judicial. Lo sabemos y lo vivimos quienes somos parte de la comunidad del Jardín del Ramos, y lo hemos visto en estos días cuando fueron hasta capaces de cerrar los ojos y los oídos ante el fallo federal por el tema de la presencialidad en las escuelas», protestó Valeria Scaffa.

Por último, José Machain admitió: «Nos cuesta creer que esto pueda tener una resolución favorable para nosotros dado que hay sobradas muestras de que la Ciudad tiene una Justicia plenamente amañada a los intereses del Ejecutivo. Pero como ciudadanos que somos, respetuosos reales de los procesos judiciales y de las instituciones democráticas, nosotros nos enfocamos en lo que corresponde, que es en la Justicia».

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).