El oficialismo porteño logró precarizar la actividad de las y los trabajadores de la educación con sueldos magros, lo cual ha logrado tomar visibilidad por la lucha de la comunidad educativa. Pero, sin lugar a dudas, el ideal de la actividad docente que tiene como modelo el oficialismo porteño es el que contiene dos programas de los tantos inventados por la cartera educativa durante los últimos años. Como si fuera un Ministerio de Educación paralelo que funciona de manera clandestina, el Ejecutivo de la Ciudad dio vida a dos actividades que contiene el Programa Socioeducativo dentro de “Escuela Abierta”: Jornada Extendida y Centros de Actividades Infantiles (CAI). De esta manera Horacio Rodríguez Larreta y la ministra Soledad Acuña lograron evadir a los sindicatos docentes y vulnerar los derechos de las y los trabajadores de la educación que están desposeídos de cualquier garantía laboral, no poseen obra social ni ART.
En silencio y mientras la segunda ola de la pandemia avanza, Acuña cesanteó a alrededor de 20 trabajadores y trabajadoras de estos programas entre los meses de febrero, marzo y abril de este año. Los contratos precarios son el sello distintivo del sector -uno de los más vulnerados bajo el ala del Ministerio de educación porteño- y sus laburantes denuncian sueldos de hambre muy por debajo de lo que debería ganar un docente -9 mil pesos mensuales sin aguinaldo, licencias, jubilaciones o antigüedad- y maltratos constantes por parte de los directivos de Escuela Abierta.
“Los despidos se dan mientras estamos empezando a armar un proyecto de ley en la Comisión de Educación de la Legislatura para que nos transfieran al estatuto docente que es lo que nos corresponde”, señaló a El Grito del Sur Emiliano Calarco, trabajador del Centro de Actividades Infantiles. “Para que tengas una idea, si nos dieran un aumento del 100% seguiríamos por debajo de lo que tendríamos que estar cobrando si lo comparamos con lo que ganan los colegas que realizan las mismas tareas bajo el estatuto docente”. La primera ola de despidos comenzó a inicios de este 2021, y se realizó de manera selectiva sobre varios trabajadores y trabajadoras que tenían problemas respiratorios y que deberían haber estado exceptuados de asistir a sus puestos de trabajo. “Esto es terrible porque echaron a toda la población de riesgo en medio de la pandemia. Pero también te despiden si te queres organizar, si reclamas aumento de salario, o si exigís cualquier derecho laboral”, agregó Calarco.
Desde el año 2018, los trabajadores y las trabajadoras que integran este sector vienen denunciando amenazas y aprietes implícitos y explícitos, no solo ante los intentos de sindicalización, sino ante cualquier tipo de expresión de disconformidad que manifiestan. “Nos implantaron el miedo, lo construyen de una forma tan perversa que asusta y hasta hace recordar a los métodos que hemos padecido durante la última dictadura cívico-militar”, denunciaron en un comunicado.
Durante el año pasado, los programas socioeducativos fueron claves para la contención de varias familias de distintos lugares de la Ciudad de Buenos Aires. Son los encargados de acompañar las trayectorias escolares en pandemia, llevando actividades para hacer durante el aislamiento y escuchando a los niños y niñas con quienes trabajan. Pese a esto, Fabián Capponi, director general de Educación de Gestión Estatal de la cartera que dirige Acuña, y Christián Foltrán, titular de Escuela Abierta, desoyen los reclamos de sus trabajadores y trabajadoras que piden mejores condiciones laborales e ignoran las necesidades de las familias, niños y niñas a quienes están destinados estos programas, lo cual se refleja en la falta de recursos y en el vaciamiento de puestos de trabajo en las sedes del Ministerio.
“La mayoría de los despidos fueron de mujeres”, advirtió a este medio Mariana Scayola, secretaria general del gremio docente ADEMYS. Las malas condiciones de trabajo no sólo se manifiestan en los bajos salarios y la falta de garantías laborales, además el Ministerio de Educación de la Ciudad obliga a esos docentes a realizar tareas que nada tienen que ver con la profesión. “Muchos de los trabajos no están vinculados a lo pedagógico, hasta los han puesto a cuidar a los runners en distintas postas de la Ciudad o los han obligado a trabajar en los hoteles porteños que funcionaban como lugar de aislamiento de personas infectadas con COVID”, agregó Scayola.
Cansados de esta situación y, pese al temor y hostigamiento que reina en el sector socio-educativo, las y los trabajadores comenzaron a organizarse. Hoy marcharán hacia una de las sedes del Ministerio de Educación de la Ciudad, ubicada en Bolívar 191, para exigir la reincorporación de sus compañeros y compañeras que fueron despedidos; salarios dignos y condiciones laborales acordes a la tarea pedagógica; y por último exigirán que se acabe con la persecución laboral.
Acomodados por Acuña
Varios de los integrantes del plantel de trabajadores y trabajadoras de los programas socio-educativos fueron reemplazados por militantes del PRO y personas de confianza de Fabián Capponi. En noviembre del año pasado, la ministra Acuña designó a dedo 25 cargos docentes interinos para estos programas que dependen de la Dirección de Escuela Abierta que dirige Christian Foltrán, y uno de los acomodados fue el hermano de la ex gobernadora María Eugenia Vidal. El área se encuentra incorporada en el sistema educativo formal hace ya más de 10 años en la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de la Ley 3623/2010, que incluye en el estatuto del docente cargos para diferentes programas como actividades científicas, ajedrez, alfabetización, centros de actividades infantiles y juveniles, centros educativos y teatro escolar. Además contiene un programa de retención de alumnas embarazadas, primera infancia, vacaciones en la escuela, práctica de medios en la escuela y varias actividades más.
