Perú: todo puede pasar en la elección más incierta de su historia

🗳️El desgaste de la institucionalidad peruana llevó a que el clima de la elección esté marcado por una sorprendente apatía. El voto de quienes aún no han elegido candidato definirá el tablero a último momento.

Este domingo 11 de abril tendrá lugar en Perú la elección presidencial con mayor incertidumbre de los últimos tiempos. Una amplia oferta de 18 candidatos -apenas dos mujeres- postula a la Presidencia en medio de una agresiva segunda ola de Covid-19: de acuerdo con el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), solamente en marzo 31.399 personas fallecieron debido a la pandemia, la escalofriante cifra de 1.012 personas cada 24 horas.

Mientras tanto, en el país con la más alta tasa de mortalidad por coronavirus de la región, hasta el sábado 3 de abril la vacunación avanzaba lentamente, con apenas 854.130 dosis administradas: 12 veces menos que en Chile, 10 veces menos que en México y sólo un quinto de las aplicadas por Argentina.

A pocos días de las elecciones, la única continuidad que presentan las encuestas presidenciales de los últimos tres meses es la persistencia de un líder indiscutido: los indecisos. Según el más reciente trabajo de intención de voto del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 28 % de la población no ha elegido presidente a poco más de una semana para la elección. En tanto, IPSOS registró que la distancia entre los cinco primeros candidatos (Yohny Lescano, Hernando De Soto, Verónika Mendoza, George Forsyth, Keiko Fujimori y Rafael López Aliaga, en ese orden) es de tan sólo 3,5 puntos porcentuales y ninguno superaría el 15 % de los votos válidos. Finalmente, la última encuesta de CELAG señaló que apenas tres candidatos superan la barrera del 10 % de intención de voto: Lescano, Forsyth y Mendoza.

Oferta atomizada en un país en crisis

Tres presidentes y cinco ministros de Salud en un año. El desgaste de la institucionalidad peruana de los últimos tiempos llevó a que el clima de la elección esté marcado por una sorprendente apatía. La incertidumbre es el sentimiento que prima en el país[7] y, frente a la atomización de la oferta electoral, el voto de quienes aún no han elegido candidato definirá el tablero a último momento.

En las antípodas de los sistemas bipartidistas tradicionales, la falta de representación partidaria en el Perú -con un APRA casi extinto- tiene un correlato claro: la proliferación de partidos personalistas. A excepción del histórico Acción Popular (fundado en 1956), el resto de los principales candidatos postula por formaciones que no registran grandes antecedentes de militancia y que nacieron en los últimos 15 años.

Yonhy Lescano (Acción Popular) lidera la gran mayoría de las encuestas: oriundo de Puno, fue congresista por el partido de la lampa durante 18 años ininterrumpidos (2001-2019) y a lo largo de la campaña ha logrado despegarse de Manuel Merino. Su compañero de partido fue destituido de la Presidencia tras ser uno de los artífices de la vacancia contra el exmandatario Martín Vizcarra y el responsable de la represión de las masivas protestas que dejaron el saldo de dos muertos en noviembre de 2020. La retórica populista y estatista de Lescano ha virado en las últimas semanas al centro, mostrando cierta moderación y sin propuestas concretas frente al volumen de la crisis.

Verónika Mendoza (foto más abajo) se presenta como la principal opción alternativa al continuismo neoliberal en el Perú. La candidata de Juntos por el Perú postula en segunda oportunidad -en 2016 estuvo muy cerca de alcanzar la segunda vuelta bajo el sello del Frente Amplio- y, en caso de ser electa, planea convocar un referéndum para realizar una asamblea constituyente que redacte una nueva Constitución. Cabe destacar que el 43 % de los peruanos considera que el país necesita una nueva Constitución e idéntico porcentaje cree que se deberían efectuar algunas reformas a la actual.

A diferencia de lo ocurrido en 2016, cuando la derecha se presentó a través de dos candidaturas fuertes (Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori), de cara a este primer round de 2021 cinco apuestas derechistas compiten por un mismo bolsón de votos y expresan la descomposición de la oferta conservadora. Un autoritarismo populista (Keiko), una derecha empresarial e “ilustrada” (Hernando De Soto), el candidato del Opus Dei (Rafael López Aliaga), el tradicional militarismo (Daniel Urresti) y su expresión más moderna bajo el ropaje de un exdeportista (George Forsyth). Una conclusión presurosa: las clases dominantes del Perú no han saldado aún sus preferencias electorales. Sin embargo, hay un acuerdo entre estos sectores que gira en torno a la defensa del “modelo”: el libre mercado y la Constitución de 1993 no se tocan. Dicho consenso apunta a una economía social de mercado, figura retórica que han encontrado para justificar el crecimiento sin redistribución de la riqueza, cuya defensa ha operado como barrera de contención frente al crecimiento de las opciones políticas que proponen una reforma constituyente: Verónika Mendoza y Yohny Lescano, aunque este último con menor énfasis.

Verónika Mendoza

Debates, vacunas y confusión

Después de tres jornadas de debates organizados por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), las principales ganadoras resultaron las mujeres -Keiko y Verónika-. El eje central que atravesó el discurso de los candidatos fue el acceso a las vacunas, con propuestas tan disímiles como la importación de 40 millones de dosis de Estados Unidos o la fabricación local de la vacuna. El otro tema que ocupó el debate público fue la reactivación económica y la consecuente generación de empleo, en medio de una crisis que ha ocasionado la peor caída del PIB en los últimos 30 años. Por último, y a pesar de las distancias, Venezuela también se coló en la campaña por el flanco de la masiva inmigración venezolana -con propuestas xenófobas por parte del bloque derechista- y con acusaciones contra Mendoza, en supuesto plan de querer “venezolanizar” la economía peruana.

En la elección del domingo “todo puede pasar”, pero lo que es seguro es que surgirá un Congreso dividido que podría incorporar hasta una decena de bancadas distintas. En los comicios también se elegirán congresistas y destacan algunos datos de color, como la posibilidad de una buena elección congresal de Somos Perú (que lleva como primer candidato a congresista al expresidente Martín Vizcarra, investigado por corrupción) y del FREPAP (el partido evangélico del “profeta” Ezequiel Ataucusi).

Volátil, disperso y fragmentado. En un contexto en el que prima una fuerte desconfianza de una parte mayoritaria de la ciudadanía hacia la dirigencia política, los candidatos mejor posicionados, que logren articular en la recta final un discurso sólido y creíble a partir de la resolución de temáticas concretas como el combate contra la pandemia, la vacunación, la recuperación del empleo y la mejora de la educación, tendrán todos los boletos para captar el apoyo de los desencantados. El escenario peruano se define entre dos modelos: el continuismo o la transformación y, a priori, incluso es posible que el 11 de abril pasen a la segunda vuelta dos candidatos que, sumados entre sí, no alcancen el 30 % de los votos válidos.

Fuente: celag.org

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