Pese a la segunda ola, Larreta se niega a restringir actividades

🤦‍♂️El Ejecutivo porteño se negó a escuchar las alarmas que prendió Nación y está lejos de la postura de restringir actividades, pese al pico de casos. El llamado de Alberto y la cita en Olivos.

Los 16.056 nuevos contagios de coronavirus confirmados ayer por el Ministerio de Salud y la llegada inevitable de la segunda ola, anunciada y repetida como un mantra por infectólogos y especialistas en la materia desde hace meses, parecen no hacer mella en el Ejecutivo porteño. A contramano incluso de las restricciones anunciadas por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, del otro lado de la General Paz prima una visión menos pesimista de la situación epidemiológica y en la sede de Parque Patricios están dispuestos, al menos por ahora, a que todo siga más o menos como está. “Los datos de ayer (por el martes) no significaban que tomemos ninguna restricción”, adelantó el jefe de Gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel.

Del total de 16.056 casos de las últimas 24 horas, 8.063 son de la provincia de Buenos Aires y 1.707 de la Ciudad, el número más alto registrado desde octubre del año pasado, durante el pico de la pandemia en el país. El salto en territorio porteño respecto del día anterior, en el que se contaron 1012 (unos 700 casos menos), invita a encender las alarmas. Ni hablar el récord absoluto del lunes (en que se cuenta todo el fin de semana) por encima de los 2000. “Estamos atentos, siguiendo los indicadores”, advirtió Miguel, aunque se atajó argumentando que el aumento de positivos “nos encuentra mejor parados que el año pasado”. Bajo esa premisa, la Ciudad de Buenos Aires sigue firme en su postura de mantener el actual estado de flexibilizaciones.

En la Provincia ven las cosas de otra manera. «No podemos seguir como estamos», dijo el viceministro de Salud provincial, Nicolás Kreplak, ante lo que considera un “aumento de casos explosivo”. «Ya estamos trabajando técnicamente en una fase 3» para algunos municipios, afirmó por su parte el jefe de Gabinete Carlos Bianco. La discordia con Ciudad no es nueva y remite a los encontronazos con Rodríguez Larreta a la hora de caracterizar la situación epidemiológica durante el segundo semestre de 2020, cuando comenzó a discutirse el grado de aperturas y flexibilizaciones en el AMBA.

Alarmado por el crecimiento de casos, el presidente Alberto Fernández intervino en la discusión y convocó de urgencia al Jefe de Gobierno para esta mañana en Olivos. Nación ya había dispuesto a inicios de semana el retiro a casa de les trabajadores estatales y recomendó al sector privado seguir los mismos pasos. La sensación de un pronto encierro o un endurecimiento de los protocolos está en el aire. La Ciudad, sin embargo, desoyó el decreto.

En el medio, además, está la discusión entre ambos distritos por la vacunación y la continuidad de las clases presenciales. El secretario general de UTE, Eduardo López, relacionó la suba de casos en la Ciudad con la vuelta a la presencialidad, a partir de un estudio que vincula el crecimiento de la curva con los días necesarios para que se produzcan los contagios. “¿Casualidad?”, se preguntó Twitter. “Exactamente el 3 de Marzo la curva de contagios en CABA deja de caer y empieza subir. ¿Qué pasó el 3 de Marzo? Se cumplieron justo 14 días del 17 de febrero, la fecha del inicio improvisado del ciclo lectivo en CABA”, dijo.

Las declaraciones de López llegaron luego de que se confirmara la primera muerte de un docente por COVID en la Ciudad y ante la ausencia de una fecha exacta para la vacunación de la comunidad educativa. El retraso incluso llegó hasta los mayores de 75, que recién a partir de hoy tienen turno en territorio porteño para vacunarse.

Además, la propia ministra de Educación, Soledad Acuña, dijo la semana pasada que estudiaba “flexibilizar” los protocolos en las aulas. “Se puede volver atrás en todo menos en la vuelta a clases”, dejaron trascender en Parque Patricios.

Mientras tanto, el Gobierno nacional hace números para equilibrar la delicada situación sanitaria con la económica, en una semana que trajo como novedad la confirmación de un número alarmante de pobreza, superior al 40 por ciento, en un año electoral. La oposición aprovechó para pegar donde más duele: “La culpa es de la cuarentena eterna», disparó Patricia Bullrich.

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