«Es fundamental seguir visibilizando la trama de violencia que nos atraviesa»

🏳️‍⚧️ A nueve años de la sanción de la ley de Identidad de Género, Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación, recuerda su experiencia personal y analiza las deudas de la precursora normativa.

El 9 de mayo del 2012 Argentina se convertía en un país pionero al sancionar la ley 26.743 que reconoce el derecho de las personas a rectificar su documento de identidad según el género autopercibido, sin necesidad de diagnósticos médicos, intervención quirúrgica ni tratamientos hormonales. El movimiento de la diversidad, expectante, encontró en esta conquista una reparación fundamental por la violencia y el abandono que durante años cayó sobre sus espaldas, abriendo un nuevo paradigma, a nivel mundial, en cuanto a políticas de Estado. Casi una década después, las agendas de los transfeminismos se ramificaron, mutaron y aumentaron, tomando pregnancia en la sociedad. Mientras algunas reivindicaciones no perdieron vigencia, como el cese de los travesticidios y el acceso al trabajo formal, otras, que antes parecían impensadas -como la puja por participar de la toma de decisiones-, se pusieron sobre la mesa.

A nueve años de la sanción de la ley de Identidad de Género, El Grito del Sur habló con Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación y la primera mujer trans en ocupar un cargo de esta jerarquía en un ministerio, sobre los cambios sociales, las políticas actuales y las deudas que aún tiene la ley.

A nueve años de la sanción de la ley, ¿qué cambios ves que generó esta normativa?

La ley de Identidad de Género se constituyó en un hito que modificó profundamente la situación de exclusión que vivíamos las personas travestis y trans. En principio, porque es un reconocimiento como sujeto político y después por los cambios que generó en la sociedad. Hoy las personas travestis y trans tenemos derechos y esto es algo que cuando yo nací no solo no se transmitía, sino que se incumplía a través de la violencia institucional, los edictos policiales y la patologización. Si bien falta mucho para remover estos patrones, y lo vemos en la esperanza de vida del colectivo que sigue siendo de entre 35 y 40 años, no estamos en la misma sociedad que hace 20, 30 años. Hoy las personas travestis y trans, además de ser conscientes de lo que aportamos a la sociedad, sabemos que las políticas públicas son fundamentales para cambiar nuestras realidades. 

En lo personal, ¿cómo viviste la sanción de la ley en 2012?

Yo estaba dentro de las organizaciones que impulsaban la ley y milité mucho para que esto sucediera. Una de las acciones fundamentales que hicimos fue a través de los amparos que se presentaron antes de la sanción para dejar sentado que nuestra identidad no estaba siendo reconocida. La ley fue un parteaguas para finalizar con los criterios de patologización y las organizaciones aportamos la militancia y las herramientas previas. En lo personal fue muy conmovedor. Nosotras somos de la generación que creció en los ’90 con un mensaje anti-política, con el “que se vayan todos” y esa noción pudo cambiarse gracias a los proyectos políticos que nos incluyeron haciéndose eco de nuestras agendas. También hay que recordar que hubo compañeras fundamentales en la lucha por la ley que hoy no tienen el privilegio de la vida, ya sea por un travesticidio en el caso de Diana Sacayán como por muertes evitables como María Pía Baudracco o Lohana Berkins.

Te traigo al presente. En el último tiempo, la desaparición de Tehuel de la Torre puso en agenda la necesidad de inclusión laboral para las masculinidades trans. ¿Cómo abordan el tema desde el Ministerio?

En principio nos reunimos con la familia de Tehuel y seguimos teniendo todas las líneas de investigación abiertas. A nueve años de la sanción de la ley que reconoce nuestras identidades, es fundamental seguir haciendo visible la trama de violencia que nos atraviesa. Los hombres trans viven desigualdades estructurales que deben ser parte de nuestras agendas políticas. En ese sentido, desde que se estableció el DNU de cupo laboral travesti y trans en el Estado hay una proporción casi equitativa entre feminidades y masculinidades trans que comenzaron a ocupar un puesto de trabajo. Como Ministerio tenemos que asumir la enorme responsabilidad de que este tipo de políticas públicas tengan efectiva implementación, sobre todo considerando que la desaparición de Tehuel sucedió en el marco de una búsqueda laboral. Que exista un Ministerio permite visibilizar que las personas trans valemos y tenemos que ocupar espacios en el gobierno para estar incluidas en las políticas reales, algo que se está haciendo. Actualmente hay más de 6 mil personas trans insertas en la economía social, ya sea en el programa Potenciar Trabajo como en otros esquemas y está en marcha el programa de formación Tejiendo Matria, donde hay más de 28 mil compañeres que son promotoras y promotores territoriales de Género y Diversidad. 

A veces se dice que la ley de Identidad de Género continúa siendo binaria, ¿estás de acuerdo?

Para nada, la ley de identidad de género reconoce la identidad de todas las personas y eso quiere decir que involucra a todas las personas que viven en el territorio argentino. Desde el Ministerio estamos modificando todos los sistemas de datos para que esto se pueda lograr. Hace unas semanas presentamos una modificación para que se contemplen las múltiples identidades de género en los Sistemas de Gestión de la Información Universitaria, donde además se agregó el campo de “ninguna de las anteriores/especifique” y “prefiero no responder” que también es respetuoso. Este tipo de cambios se están dando dentro de muchos de los ámbitos estatales. Sabemos que en este momento lo sanitario se impone como prioridad, pero las políticas de género son transversales a este gobierno y hay cantidad de ejemplos de eso. Lamentablemente, en pandemia muchos de los registros civiles, que son provinciales y no responden a la Nación, fijaron una agenda de prioridades donde no incluyen la identidad de género como prioridad y es nuestro trabajo señalarlo.

¿Cuáles crees que son las deudas pendientes de la ley?

Una de las grandes deudas es que se respete el artículo 12 que dice que se debe reconocer la identidad de género de la persona con la simple mención. Especialmente en jóvenes y adolescentes menores de 18 años, ya sea en ámbitos educativos como en cualquier lugar donde desarrollen sus actividades, puede ser en clubes, espacios recreativos o religiosos. Yo misma tengo una denuncia a la Iglesia Católica en Salta porque no reconoce mi identidad de género en mis sacramentos. Considero que es prioritario que todos los organismos, pero especialmente los que militaron en contra, cumplan la ley y reconozcan la identidad de género, poniendo especial atención en niñes y adolescentes. Después, en lo macro se necesitan políticas públicas que modifiquen nuestras realidades de vida, la ampliación del cupo laboral al ámbito privado y la federalización de nuestro derecho a ser reparades ante las violencias que hemos vivido.

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
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