“Hay muchos sectores de espacios que habitamos o políticos que no les interesa preguntarse dónde está Tehuel, hace más de dos meses desapareció y es un desaparecido en democracia. ¿Qué sucede? Por Julio López estuvimos mucho tiempo manifestándonos. ¿Las vidas trans no importan? ¿Qué pasa que no somos parte de la agenda no solamente política, sino en términos reales y concretos, además de la agenda emocional de la sociedad? ¿Por qué no salimos a llenar las calles y sí sucede cuando son otras las desapariciones?”, expresó la activista trans Florencia Guimaraes. Tenemos mucho que preguntarnos todavía.
Tehuel estaba buscando laburo, este mes fue el día de la trabajadora y el trabajador. ¿Cómo es el contexto laboral para las personas trans?
Hablamos de un compañero que sale a buscar laburo, de los que conocemos, en la total precarización. Y las pocas veces que accedemos es sin oportunidades de absolutamente casi nada, es sostenido en el tiempo. Por eso insistimos tanto por la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans a nivel nacional y la Ley Diana Sacayan en la Provincia de Buenos Aires, que no se cumple. En el municipio en el que vivo, La Matanza, no tienen interés en generar políticas públicas sino en seguir condenándonos a la prostitución. Nunca adhirió a la ley de cupo ni nos atendió a las organizaciones travestis y trans. El 90% de las feminidades travestis y trans subsiste de la prostitución y es algo terrible, no es un lugar en el que queremos estar”.
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Flor salió de su casa a las 8 am para ir a trabajar, pero no importa. Decir mujer trava, en esta sociedad, es sinónimo de prostitución: “Si voy a tomarme el bondi, me va a frenar uno y me va preguntar cuánto le cobro mientras otro me muestra el pene. Lo vivimos muchas de nosotras, las mujeres, las feminidades, pero sobre todo las travestis. Pareciera que somos un depósito de semen. Somos deseadas y amadas en la clandestinidad”. ¿Y todo eso a dónde las lleva? A sobrevivir y morir en la esquina.
“En Latinoamérica, Lohana ya lo decía, las travestis expresamos nuestra identidad de género muy chicas. Y eso es un trampolín automático a la expulsión del hogar, de la institución familiar, educativa, de la salud y la justicia. El trampolín a la esquina: somos niñas que terminan en un mundo de adultos siendo manoseadas, prostituidas y penetradas por un montón de señores: padres de familia, vecinos, tíos, primos, curas, políticos, el obrero; absolutamente todos”, expresó Flor. Imaginemos cómo llega ese cuerpo que desde los 14 años está todas las noches subiendo y bajando de coches, cagada de frío, con 20 tipos por noche y agredida por la policía: “En la prostitución, el cliente siempre tiene la razón y la ESI para nosotras termina siendo la habitación de un albergue transitorio y ellos son los profesores”.
Hagamos un ejercicio: ¿Cuántas travas están en un aula siendo maestras? ¿Cuántas te atienden cuando vas a comprar a una tienda de ropa o a una verdulería? ¿Cuántas compañeras travestis tenés en tu trabajo? ¿Con cuántas compañeras estudiaste en la primaria, secundaria o universidad? Flor hace siempre la misma pregunta y la respuesta es nula: “Y no es que no existimos, estamos. Pero marginadas en la penumbra”.
Estuviste en la gesta de la Ley de Identidad de Género con varies compañeres. ¿Nos podés contar cómo fue ese proceso?
Reconocimos que hacía falta una Ley, pero sigue haciendo falta que se aplique y respete. El artículo 11, del derecho a la salud integral, no se aplica. No es solamente un tratamiento hormonal. El Estado no conoce nuestros cuerpos, el sistema de salud es binario y no saben cómo atendernos cuando tenemos aceite de avión en el culo y se nos pudre el cuerpo. La Ley fue una conquista con un montón de compañeres y nace tomando como referencia la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. Había una lucha en común: el derecho a la identidad. Y es revolucionaria porque no patologiza, no pide que pases por un tratamiento médico o judicial.
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La Ley demuestra que la identidad se construye y no es algo estático. “No tiene que ver con una corporalidad o la lectura que ustedes puedan hacer de mí. Si yo te estoy expresando que soy Florencia, punto y aparte”. Es importante destacar que se debe cumplir en todos los lugares tengan o no, las personas trans y travestis, registrado el cambio en el DNI.
¿Qué pasa con el lenguaje? Hace muchos años, en un Encuentro Nacional de Mujeres (llamado así anteriormente), fue Lohana Berkins la que gritó: “Compañeras, no es fobia. No somos cucarachas, somos personas. Cuando nos matan, nos escupen o agreden en las calles, son actos de odio machista y patriarcal”. “Es muy importante, sino también eximimos a los varones machos, violentos y asesinos de su responsabilidad diciendo que tienen una fobia”, comentó Flor. Es nuestra tarea debatir, desarmarlo e ir construyéndolo, siempre.
Nos gustaría que nos cuentes un poco sobre La Casa de Lohana y Diana, este centro de día para la comunidad travesti trans en La Matanza en el cual sos coordinadora….
Es otra forma de organizarse, desde el amor y la empatía. Es un trabajo de hormiguita pero que realmente va transformando. Cada jornada que se hace en la casa, después de que las pibas vienen de estar toda la noche en una esquina, es maravillosa. Son esos momentos que tenemos para reírnos, abrazarnos, contar qué nos está pasando y ver cómo nos ayudamos y organizamos. Trabajamos muchas cuestiones, desde el consumo problemático hasta la ayuda alimentaria. Tenemos talleres de formación con salida laboral y de salud sexual, además de informar sobre la Ley de Identidad de Género. Hablamos del amor, de nuestros cuerpos, del deseo, de la sexualidad o de la prostitución. La Casa de Lohana y Diana es un espacio de ayuda y contención.
¿Furia para qué, Florencia Guimaraes?
Furia para quemarlo todo. Para quemar todo lo que consideremos que haya que quemar. Quiero llevar la furia hacia ese lado. Furia para quemar el discurso terf, el discurso neoliberal, el discurso religioso, pero también furia para seguir uniéndonos, apoyando y que resista el pueblo palestino, para acompañar a nuestros hermanos y hermanas de Colombia, Chile y toda Latinoamérica. Furia para ser libres. Y para visibilizar todo esto que antes nombré y que siempre es callado, como los travesticidios que suceden todos los años y la desaparición de Tehuel de La Torre.
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Este espacio es autogestionado. Con lo que eso cuesta. Así que, si podés donar y aportar a este trabajo que debería ser un rol del Estado, comunicate por las redes de @florenciaguimaraes o @lacasadelohanay. Desde que comenzó la pandemia, el Municipio de La Matanza entregó una sola vez una bolsa de alimentos para la comunidad travesti trans. Fue bajo la gestión de Florencia. ¿Qué entregaban? Fideos con gorgojos. Y nunca más nada. Silencio.
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