¿Hay margen para subir los sueldos en 2021?

🛠️ El repunte de los salarios en 2020 fue interrumpido por la pandemia y, para principios de este año, su nivel era similar al de diciembre de 2019. ¿Es posible aumentar los sueldos para que le ganen a la inflación?

¿Hay margen para aumentar los salarios en 2021? La pregunta surge de un nuevo informe del Centro de Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad de San Martín, que arroja datos económicos para pensar posibles respuestas luego de un año de profunda retracción económica y de cierre de cientos de empresas. “El aumento de salarios depende de muchos factores, y uno de ellos es la puja distributiva. Es decir, cuánto del producto total generado en nuestro país se apropian las empresas y cuánto va para los asalariados. En esa puja, las y los trabajadores vienen perdiendo desde fines de 2015”, explica a El Grito del Sur Matías Maito, director del CETyD. 

El informe económico parte de una primera constatación. Durante los cuatro años de macrismo los salarios perdieron 20% de su poder adquisitivo y redujeron exponencialmente su participación en el ingreso nacional, mientras que las ganancias de las empresas mejoraron su posicionamiento relativo, evidenciando así que entre 2015 y 2019 tuvo lugar un proceso de transferencia de ingresos desde el sector trabajo hacia las arcas empresariales. Esta tendencia comenzó a revertirse en los dos primeros meses de 2020, en los cuales se experimentó un leve repunte salarial. Sin embargo, el proceso de reactivación fue interrumpido por la pandemia y, a principios de 2021, el poder adquisitivo de los salarios en el sector formal retrocedió a niveles similares del final de la era macrista.

“La pregunta inicial que dispara el informe surge porque venimos de una caída brutal de la actividad económica desde que empezó la pandemia y de cierre de miles de empresas. Entonces nos propusimos aportar algunos elementos para empezar a pensar posibles respuestas”, dice Maito. En ese sentido, el análisis arroja que durante 2020 tanto la masa salarial -es decir, la suma de los salarios percibidos por el conjunto de las y los trabajadores- como las ganancias de las empresas perdieron contra la inflación, contrayéndose en términos reales 8% y 9% respectivamente.

Frente al panorama crítico que presentó el primer año de pandemia, algunas empresas pudieron salir a flote y lograron recuperar algo de la rentabilidad perdida previamente. Esta recuperación paulatina se dio hacia el final de 2020, momento en que el escenario comenzó a reconfigurarse debido -en parte- a las flexibilizaciones sanitarias que permitieron nuevamente la circulación y la apertura de actividades comerciales y productivas. En ese marco, las ganancias empresarias empezaron a recomponerse, pero no sucedió lo mismo con los salarios reales. “Se dio un proceso de recuperación de algunas empresas, que no fue acompañado de igual manera por los salarios. A la vez, se configuró un cuadro muy heterogéneo en donde algunos sectores de actividad recuperaron márgenes de rentabilidad y una porción importante en la distribución del ingreso, mientras que otros sectores quedaron rezagados”, señala Maito.

En efecto, si se contabiliza el tramo que va entre los cuartos trimestres de 2019 y 2020, el informe del CETyD muestra que el excedente de explotación bruto se incrementó un 39% en términos nominales, frente a un índice de precios que aumentó 36,2% durante el mismo período, lo que significó un aumento en términos reales del 2%. Por su parte, la masa salarial creció un 28% durante ese mismo período, pero su poder adquisitivo implicó una pérdida del 6,4%. Como correlato de esta situación, la participación de las ganancias empresariales en el ingreso del sector privado se incrementó del 42,5% al 45,2% entre los últimos trimestres de 2019 y 2020. Mientras que la participación de los salarios en el ingreso se redujo del 37,2% al 35,8%. Estas cifras reflejan la repartición de la torta en la puja distributiva en términos generales, pero al interior de cada actividad existe un amplio grado de heterogeneidad, que va desde empresas que aumentaron simultáneamente su rentabilidad y participación en los ingresos a fines de 2020, hasta sectores como hoteles, restaurantes y transporte que redujeron en forma abrupta tanto su rentabilidad como su participación en los ingresos.

Si se toma el período febrero 2020 – febrero 2021, el informe arroja que un conjunto de actividades superó los niveles de actividad económica previos a la pandemia. Entre ellas se encuentran la construcción (+11,7%), el comercio (+3,4%) y la industria manufacturera (+1,6%). Mientras que otros sectores aún continúan en niveles marcadamente inferiores, tales como hoteles y restaurantes (-38,2%), servicios comunitarios, sociales y personales (-17,7%), transporte y comunicaciones (-15,6%). “Este es un primer pantallazo de la situación sectorial, pero al interior de cada sector también las situaciones son muy diversas”, advierte Maito.

Por otra parte, se constata que durante 2020 las políticas de sostenimiento del empleo implementadas por el gobierno nacional, tales como el programa ATP, el Repro 2 y los decretos de prohibición de despidos, lograron amortiguar el impacto de la caída de la actividad sobre el empleo en el sector privado. No obstante, en febrero de 2021 aún se contabilizan 155 mil empleos menos que en el mismo mes de 2020, justamente el anterior al inicio de la pandemia, lo que representa una caída del 2,6% en términos interanuales. La mayor cantidad de puestos de trabajo perdidos se encuentra en el sector de hoteles y restaurantes.

Bajo este panorama, ¿qué margen existe para promover un proceso de recomposición salarial? “Vemos como un elemento importante que las paritarias se vienen cerrando en valores que rondan la inflación proyectada y con cláusulas de revisión. Es decir, con cláusulas que efectivamente implican que las y los trabajadores se vuelvan a sentar en la mesa para negociar nuevos aumentos. Esto se da en un contexto de fuerte compromiso de todas las líneas de Gobierno para que los salarios le ganen por dos o tres puntos a la inflación. Aún en este panorama complejo, éstos me parecen algunos indicios auspiciosos”, sostiene el director del CETyD, y además agrega: “Esto supone un cambio de tendencia que frenaría la caída ininterrumpida que se viene dando desde mediados de 2017”.

“Recuperar el poder adquisitivo de los salarios es fundamental para evitar que más trabajadores y trabajadoras caigan por debajo de la línea de la pobreza y además para reactivar la actividad económica, porque con la recuperación del salario real se estimula el consumo, que es uno de los principales componentes de la demanda agregada”, concluye.

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Jeremías Herrera

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires