La pobreza también crece en la ciudad más rica del país

🧐 El economista y director del Banco Nación, Claudio Lozano, expone una síntesis de la situación social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a efectos de comprender los efectos de la pandemia.

Horacio Rodriguez Larreta, Head of Government of the City of Buenos Aires, speaks before the arrival of Argentina's incumbent President and presidential candidate Mauricio Macri during the primary elections, at a convention centre in Buenos Aires, Argentina, August 11, 2019. REUTERS/Luisa Gonzalez

Muchas veces la imagen opulenta de gran metrópoli que caracteriza a la Ciudad de Buenos Aires oculta los efectos devastadores que han tenido las políticas neoliberales inscriptas en el modelo de concentración del suelo urbano que han llevado adelante el dúo Macri- Larreta. La estrategia de privatización creciente del espacio público para sostener los negocios del capital financiero–inmobiliario, el ajuste en las cuentas públicas y la desinversión en la infraestructura social han ido profundizando la desigualdad y deteriorando las condiciones de vida de las porteñas y porteños.

A continuación, presentamos una síntesis de la situación social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a efectos de comprender los impactos de la pandemia al tiempo que comparamos la última información disponible al cuarto trimestre del 2020 con la situación imperante al final del año 2015.

Es decir, de la información que aquí detallamos surge la evolución de la estructura social de la CABA en el marco de la pandemia neoliberal protagonizada por Macri en la Nación y Larreta en la Ciudad en el período 2015/2019, y lo ocurrido durante el 2020 con la pandemia del coronavirus.

El primer aspecto para destacar es que al finalizar el 2020, la ligera recuperación de la actividad económica no logró impulsar una mejora relevante en los niveles de empleo. Si bien la actividad económica se ubica un 1,4% por debajo del nivel registrado hacia finales del 2019, el nivel de empleo se encuentra 6% abajo. Asimismo, la tasa de desocupación porteña del 10,1% se encuentra por encima del 9,2% de finales del 2019.

Pero el detalle relevante es que esa tasa de desocupación no incluye el hecho de que la cantidad de gente que busca empleo en la Ciudad aun no retornó de manera completa producto de la cuarentena. En realidad, en la economía porteña hay una pérdida interanual de 94.248 puestos de trabajo, de los cuales 87.859 personas perdieron su empleo en el año pandémico y no volvieron al mercado laboral. Esa cifra (87.859) es lo que se denomina desocupación oculta. Estaban ocupados, perdieron su empleo y, desalentados por el cuadro de situación, no han vuelto a demandarlo. Si lo hubiesen hecho, la tasa de desocupación de finales del 2020 hubiese sido 14,7% y no 10,1%.

El segundo elemento de contexto que se observa en el panorama laboral porteño es el aumento de la subocupación. Esta tasa creció en el año 2020 en un 4,2%, lo cual expone el despliegue de estrategias por parte de la población ocupada hacia trabajos más precarios, de menor carga horaria, como forma de subsistencia en un escenario de inserción laboral incierto.

Por lo tanto, la situación laboral de la Ciudad al final del año 2020 nos devuelve a un escenario de contracción del empleo (hay 94.248 ocupados menos que al comenzar el año), con un menor grado de respuesta del mundo laboral formal (hay 17.586 asalariados formales menos), 67.862 asalariados no registrados menos y una leve suba en el cuentapropismo.

Menor nivel de empleo y menor calidad del empleo, con deterioro de la relación asalariada y suba del cuentapropismo son los rasgos que impuso el 2020 pandémico en la situación laboral porteña.

Con los datos de empleo descriptos, no podía haber buenas noticias en el terreno de los ingresos de la población porteña. Así, la tasa de pobreza se ubicó en el 24,9% y la de indigencia en el 10,1%. Números superiores a los vigentes antes de la pandemia, cuando la pobreza se ubicaba en 22,3% y la indigencia en un 6,5%. En tan solo un año, el empeoramiento de la calidad de vida de la población porteña a causa de las consecuencias de la crisis sanitaria fue contundente. La pobreza aumentó un 11,5%, 82.000 nuevos pobres, y la indigencia se incrementó en un 55,4%.

Sin embargo, debemos reparar en el hecho de que, si miramos todo el período de Rodríguez Larreta desde el 2015 hasta finales del 2020, hay 257.000 personas más bajo la línea de la pobreza y 188.000 personas más bajo la línea de indigencia. Es decir que durante la pandemia neoliberal de Macri-Larreta y la pandemia del coronavirus la pobreza aumentó un 50% y la indigencia un 148,2%.

No solo la población porteña se empobreció, sino que se observa una brutal intensificación de la pobreza por la vía del aumento del hambre. Es más, si bien la Ciudad exhibe niveles de pobreza muy inferiores al del resto del país (24,9% CABA versus 45,3% en la Nación), el hambre es en la opulenta metrópoli similar en proporción al resto de la Argentina (10,1 en CABA versus 10,4 a nivel nacional).

En resumen, los datos de la Dirección de Estadísticas de la CABA nos permiten decir que, finalizado el 2020, hay 312.000 habitantes que pasan hambre, 455.000 que -si bien superan la línea de indigencia- son pobres, y 631.000 que si bien superan con sus ingresos el valor de la canasta de bienes y servicios que se define como umbral de la pobreza, lo hacen en no más de un 25% y, por tanto, constituyen un estrato vulnerable y frágil expuesto a cualquier suba de precios o a la pérdida de ingresos en el escenario laboral.

De esta manera, el 45,4% de la población -1.398.000 porteños y porteñas- exhiben distintos niveles de vulnerabilidad en sus ingresos. Esto se corresponde con limitaciones en el acceso a múltiples servicios básicos y a importantes derechos. Por ejemplo en la creciente dificultad a acceder a la vivienda, lo cual ha llevado a que en la última década quienes alquilan representen casi el 40% de los hogares porteños. Este deterioro en las condiciones de vida de las y los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires, es la cara oculta del modelo de concentración del suelo y desigualdad urbana que prima en la CABA desde el año 2007.        

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