«Trabajamos mucho el respeto, el poder decir que no»

⚧🧒🏼 Después de la viralización de un video se acusó a Hernán Coronel, cantante de Mala Fama, de abuso sexual. Cómo este episodio sirve para (re)pensar la importancia de la Educación Sexual Integral en la primera infancia.

Esta semana se viralizó un video del cantante de Mala Fama, Hernán Coronel, en el que está con la instagramer María Palacios, más conocida como La Chabona. En un momento de la filmación -que fue subida a las redes por el representante de Palacios- se ve a Coronel con una de sus nietas a upa y la mano que sostiene a la niña está a la altura de su vientre y por debajo de la remera. El video se difundió -en muchos casos sin siquiera blurear la cara de la niña- y las acusaciones de abuso no tardaron en llegar. Sin embargo, el episodio sirve para pensar: ¿Qué pasa con la Educación Sexual Integral (ESI) en la primera infancia cuando se cumplen quince años de la sanción de la ley?

Maru Padula es docente de nivel inicial, trabaja en formación docente en terciarios y es creadora de La Juglaresa, una librería que brinda talleres de ESI para familias y docentes. “Hoy hacen ruido ciertas cuestiones porque empezaron a ponerse sobre la mesa, antes a nadie se le ocurría cuestionar ciertas cosas. Y no está mal repensar”, reflexiona en diálogo con El Grito del Sur acerca de la forma de educar a las infancias.

Para Padula, es importante tener en cuenta qué quieren les niñes y respetar que pueden decir que no, que algo no les gusta. “Y eso está bien -afirma la educadora-. Ahora tuvimos que aprender a no dar besos, pero se puede pensar por qué darle un beso a alguien que no conozco. Hay que respetar que las infancias no quieran algo y eso no quiere decir que los dejemos solos. Por ejemplo, no vamos a dejar de cambiarles el pañal porque como adulto tengo que velar por ese niño, decirle lo que estoy haciendo y propiciar espacios que brinden seguridad”.

Luego de la viralización del video, Coronel hizo declaraciones a los medios diciendo que “no hay nada que aclarar”. “Si ven el video, todo lo que pasó ahí es un acto de amor y de paciencia. A esa niña yo no la estaba manoseando, a esa niña yo la crio desde que nació y es mi mayor orgullo. Lo mejor que hice en mi vida fue cuidar, amar y protegerla porque yo toda la vida voy a estar”, afirmó.

A la niña no se la escuchó, sino que se la expuso en medios de comunicación y redes sociales sin siquiera pensar en que, si se tratara de un caso de abuso, la reproducción de las imágenes revictimiza a la pequeña. 

Aún así, el episodio permite debatir qué sucede con la implementación de la ESI en la primera infancia, cómo se trabaja y su importancia no solo para denunciar abusos -como sucedió con “Hay secretos”, la canción de Canticuénticos que permitió que una niña denunciara un abuso sexual intrafamiliar- sino en la formación de les niñes, el cuidado de su cuerpo y cómo las familias aprenden (y desaprenden) de esas experiencias.

El 4 de octubre de 2006 se sancionó la Ley de ESI -mucho antes de otras normativas que ampliaron derechos como la Ley de Igualdad de Género o de Matrimonio Igualitario- y en 2009 se redactaron los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral para que les docentes puedan implementar la propuesta educativa en sus escuelas. 

La ley entiende la sexualidad en la misma línea que la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera que el concepto excede las nociones de “genitalidad” y “relaciones sexuales”, y afirma que es “una de las dimensiones constitutivas de la persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida, que abarca tanto aspectos biológicos, como psicológicos, socioculturales, afectivos y éticos”.

Padula, por su parte, sostiene que “la ley habla de educación porque tenemos algo que aprender y otras cosas que desaprender” y que es integral porque “se abordan aspectos psicológicos, biológicos, culturales e históricos que se interrelacionan”. “La ley propone cinco ejes que son los que organizan lo que enseñamos. Esos ejes son reconocer la perspectiva de género, respetar la diversidad, valorar la afectividad, ejercer los derechos y cuidar el cuerpo.

Desde que comenzó a implementarse la ESI, distintos sectores político-sociales se han opuesto a la ley y han evitado que se cumpla en algunos establecimientos educativos del país. “El miedo de muchos (a la ESI) está en la desinformación. Es importante que las familias sepan qué se hace en la escuela y que la ESI empieza en jardín maternal y que abarca todas las dimensiones del ser humano -asegura Padula-. Les explicamos que la ley viene a igualar derechos. La escuela iguala derechos en lo que hace a los bienes culturales, pero también lo hace en lo que respecta a las emociones, al respeto a la diversidad, el respeto a la perspectiva de género y de pensar al niño, al ser humano como sujeto de derechos”.

Para la educadora, la ESI en la primera infancia permite repensar, entre otras cosas, vínculos y emociones. “La ley propone habitar las emociones, que no son ni buenas ni malas, y ahí se empiezan a desnaturalizar ciertas cuestiones que se vinculan también a la perspectiva de género. ¿Qué es eso de ‘los nenes no lloran’? Si alguien nos pegaba nos decían ‘no llores, no te enojes’ y sí, lloro, me enojo y digo que no quiero. Trabajamos mucho el respeto, el poder decir que no”, explica.

A través de la música -como la canción de Canticuénticos-, la literatura y otros lenguajes artísticos, les educadores pueden abordar los ejes de la ESI. “Es mucho mejor eso y no una clase expositiva, llega distinto”, opina Padula y agrega que otro aspecto importante al momento de educar es el juego. “Cuando tienen dos o tres años, todos juegan con bebés, pero ya en sala de cinco los varones, ya sea por las publicidades o medios de comunicación, no quieren ni siquiera agarrar uno. Y después queremos que haya padres que se ocupen de sus hijes”, señala.

En los cuentos, continúa Padula, también se puede tratar la perspectiva de género. “Por ejemplo, puedo contar un cuento en el que un rey tiene que casarse, no le gusta ninguna princesa y se enamora de un príncipe -dice la fundadora de La Juglaresa-. Ese relato permite que un niño que tiene un padre o un tío que es pareja de un varón se sienta alojado. Eso es derechos y respeto por la diversidad”.

“La ESI es importante por eso, porque se empieza a desarmar con las infancias y las infancias, a su vez, llevan ese contenido a las familias. Esto es una ley, va más allá de lo que vos quieras o no porque mientras te tomás tu tiempo para deconstruirte, hay gente que sufre mucho y ahí no hay tiempo, queremos ser seres humanos y dejar de sufrir”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.