Cris Morena, entre la gordofobia y la primera vez en Jugate Conmigo y Rebelde Way

📺 Esta semana, Cris Morena fue tendencia por un comentario gordofóbico. El Grito del Sur habló con algunas televidentes que crecieron al calor de las producciones de Cris y con Pablo Méndez Shiff, autor de "Cris Morena. La mujer que transformó la adolescencia argentina", sobre estereotipos y sexualidad.

Si alguien marcó los consumos infanto-juveniles de les niñes de la década del ‘90 y los 2000 esa fue, sin dudas, Cris Morena. Canciones y coreografías de Jugate Conmigo, Chiquititas, Verano del 98, Rebelde Way, Floricienta o Casi Ángeles salen del arcón de los recuerdos de quienes hoy son jóvenes adultes en Argentina -y probablemente en Israel- y todavía saben las letras de pe a pa. Pero el recuerdo de las producciones de Cris Morena también viene de la mano del revisionismo, en especial en lo tocante a la gordofobia y a los estereotipos.

La semana pasada, Cris Morena fue como invitada al programa de Jey Mammón, quien en un segmento le preguntó si haría la remake de Jugate Conmigo. Cris respondió que sí y cuando le consultaron quién conduciría el programa ella respondió: “Santiago del Moro, vos (por Jey Mammón) bajando un poco”. “Siempre tan esteta, Cris, me encanta”, retrucó el conductor. La creadora de Jugate... aclaró que se trataba de una broma y que tampoco está en sus planes hacer la remake, pero al instante en redes sociales cientos de usuarios recordaron algunos fragmentos de las canciones de Cris como Flaca, Flaca, la falta de diversidad entre los personajes de sus series y la discriminación que sufría el personaje de Felicitas (Angie Balbiani) en Rebelde Way.

“Hubo una oleada de indignación enfervorizada en Twitter y creo que no se pensó en perspectiva, que es algo muy común en redes -dijo a El Grito del Sur Pablo Méndez Shiff, periodista y autor de Cris Morena. La mujer que transformó la adolescencia argentina-. La entrevista se hizo en un tono cordial, duró una hora y enseguida hay un pedido de disculpas que no está en el recorte que circuló en redes. Y también es suponer que nuestra peor frase nos define”.

Sin embargo, la falta de diversidad y la abundancia de cuerpos esbeltos, flacos y de tez blanca es señalada con tristeza por personas que disfrutaron y aún tienen cariño por las producciones de Cris. “En mi clase todos mirábamos Jugate Conmigo. Yo era bastante gorda y me acuerdo que te impactaba en la imagen que tenías de vos misma -cuenta Rocío a este medio-. Se usaban remeras cortitas y no me quedaban bien. Yo no las usaba y mi madre me decía que eran para chicas más grandes, pero había chicas en la escuela que seguían la estética Jugate Conmigo a rajatabla”.

Andrea también miraba Jugate… y menciona Flaca, flaca, una canción que varios usuarios recordaron en Twitter. “Tengo que ser flaca/ Flaca, flaca, flaca/ Ni un rollo en la panza/ Ni un gramo de más”. 

“Tenía mensajes muy lindos Cris, pero convivían con los otros y está difícil verlo en retrospectiva. Ya ver que nadie se parece a vos y que nunca te vas a parecer es algo violento desde la pantalla aunque no puedas verlo en el momento”, afirma Andrea.

Para Méndez Shiff, la letra de Flaca, Flaca “es interesante” porque “habla de los mandatos y la obsesión por la figura”. Efectivamente, el resto de la canción habla de la presión que se ejerce sobre mujeres y varones para ser “flaca, flaca, flaca” o tener “puro musculitos y el cerebro chato”. “Obsesión que garrón/ Quiero ser como soy/ Quiero ser yo”, cantan en el estribillo.

“Rebelde Way me hacía sentir horrenda”, dice por su parte Sol a El Grito del Sur y comparte un fragmento en que el personaje de Mía Colucci (Luisana Lopilato) se horroriza porque tiene “un rollo” y se pasa crema reafirmante por su abdomen plano mientras se mira en un espejo. Y aunque la escena puede estar pensada para mostrarla como una persona vanidosa que se transformará con el desarrollo de la historia, tener una protagonista que padece por “estar gorda” -incluso cuando no lo está- es recordado con dolor por muchos televidentes por cómo les hizo sentir con sus cuerpos.

“Yo era una niña con rulos, anteojos y si bien nunca fui gorda, siempre fui talle large. (En los programas) no había representación. Todos los personajes protagonistas femeninos, dignos de una historia de amor, eran chicas de pelo lacio, delgadas y de piel blanca —cuenta Olivia—. Suena tonto, pero me daba vergüenza ser cómo era porque en la tele todos los personajes que eran como yo eran los fracasados. Es algo que excede a Cris Morena, pero ella era la principal productora de material infanto-juvenil”.

Las entrevistadas que vieron Rebelde Way (2002-2003) también mencionaron al personaje de Felicitas Mitre, quien era discriminada por su familia, amigues y algunos de sus compañeres por ser “gorda” y, en consecuencia, padece un trastorno de la alimentación. La actriz que la interpretaba, Angie Balbiani, contó a Infobae en 2019 que algunes de sus compañeres de grabación le hicieron bullying. 

“El personaje de Felicitas es muy importante en la historia. En la primera temporada toman el eje para mostrar cómo el mandato de la belleza hegemónica puede ser destructivo —remarca Méndez Schiff—. En la segunda temporada se aborda lo que es la sexualidad, la libertad y las clases sociales; ahí Felicitas, que es de clase alta, se enamora del chico que atiende el buffet, queda embarazada y en el colegio la expulsan. Los rebeldes hacen una sentada y la historia termina que en el colegio se hace público. Todo esto era en 2003 y estaban presentes esos temas”.

Los noviazgos, el primer beso o la iniciación sexual es otra temática presente en la obra de Cris Morena. “En Jugate… surgió el tema de la primera vez, era una charla que Cris organizaba en esos livings que tenía y hablaba con una chica que contaba cómo había sido su primera vez. No recuerdo de dónde fue que salió mi vieja y dijo ‘este momento del programa no es para vos’ y me apagó la tele”, cuenta Rocío.

Ante la inexistencia de Internet y la ausencia de Educación Sexual Integral en las escuelas -lo más similar era una charla que daba une representante de una empresa farmacéutica multinacional-, el acceso al conocimiento sobre la sexualidad dependía de la voluntad de les padres que quisieran (y pudieran) hablar con sus hijes y/o comprar algún libro del estilo de ¿Qué me está pasando?. “Definitivamente las series (de Cris) fueron mi ESI”, asegura Pamela a El Grito del Sur.

“En Jugate Conmigo está muy presente el tema, que era algo que no se hablaba en la tele de los ‘90 y en Rebelde explotó -señala Méndez Schiff-. Era una una forma de debatir un montón de cuestiones e interactuar con nuestros pares. Algunos padres lo prohibían por miedo a que generara un efecto automático, como si no pudieramos procesar lo que veíamos. Este temor estuvo y sigue estando cuando se habla de las producciones de Cris”. 

En Rebelde Way, la iniciación en la sexualidad está muy marcada en la pareja de Mía y Manuel (Felipe Colombo), quien llega a presionarla para tener relaciones, la violenta cuando se entera de que estuvo con otra persona y la que la salva es Marizza (Camila Bordonaba).

“Los celos estaban muy romantizados. Me puse a mirar Rebelde Way en Netflix el año pasado y hay una escena en la que Pablo (Benjamín Rojas) secuestra a Maritzza para vengarse de nosequé y la deja atada a una silla toda la noche. Y ella ahí se empieza a acordar de él de una forma medio romántica, con un montaje de ellos chapando. ¡Amiga, te acaban de secuestrar!”, dice Olivia.

Al mismo tiempo, eso convivía con charlas entre los personajes sobre métodos anticonceptivos, por ejemplo. En una escena, Mía le pregunta a Marizza sobre “qué hacer” al momento de tener relaciones sexuales y ambas terminan yendo juntas al ginecólogo para hablar de anticoncepción.

“En Casi Angeles, al ser más cercana en el tiempo, había temas más prácticos como cómo usar preservativos, una forma de ser didáctico sin ser aburrido”, apunta Méndez Schiff. En la tira que se emitió desde 2007 a 2010 se hablaba mucho más de sexo, de consentimiento e incluso se burla del tabú que rodea al tema. En la segunda temporada, los protagonistas reciben una clase de educación sexual pero, a pedido del personaje de Nicolás Vázquez, en lugar de usar la palabra “sexo”, hablan de “rockanrolear”.

A esto se suma la sexualización de les adolescentes: en el primer episodio de Rebelde… Mía hace un baile sensual en el acto del colegio en el que termina semidesnuda como una forma de “desafiar a su padre” (Martín Seefeld). En ese momento Lopilato era una adolescente, al igual que su personaje, pero la idea de Lolita excede a las producciones de Cris Morena y se ve en tapas de revistas tituladas “Sexy a los 12” con una púber Nicole Neumann o notas periodísticas con tips para que varones adultos puedan seducir y tener sexo con adolescentes.

“Con la deconstrucción que hubo, las generaciones de hoy no se engancharon con Rebelde Way porque muchos de los mensajes que transmite hoy, por suerte, no están aceptados socialmente. Tampoco sé si yo me hubiese enganchado con esos programas ni creo que en la tele se permitirían porque discriminaban a la fea, a la gorda, las parejas son todas dentro de la cis-heteronormatividad y no se condice con las cosas que hoy aceptamos”, opina Natalia.

Méndez Shiff, por su parte, recuerda el personaje de Rocco (Piru Sáez): “El mismo no sabía si era gay o no, coqueteaba con Vico. Muchos asumían que era gay porque era distinto, más sensible y un día unos chicos más grandes le pegaron y lo dejan inconsciente -relata-. Los cuatro rebeldes quieren hacer una jornada de reflexión con una psicóloga que el director boicotea y Catherine Fulop (que interpreta a la madre de Marizza) da una charla diciendo que la heterosexualidad no es natural. Lo escuchás hoy y decís wow. Esto fue mucho antes del matrimonio igualitario y era un alegato a favor de la diversidad”, dice.

“Se puede dar un debate acerca de la representación de las minorías, pero sin pensar que el único lugar en el que falta es ese”, señala el autor de Cris Morena. La mujer que transformó la adolescencia argentina.

“Muchas identidades queer que vimos los programas de Cris sentimos que había una sensibilidad que ahí se estaba expresando. No me parece casualidad que cuando en la fiesta Plop pasaban temas de Cris, la pista estallaba y distintas generaciones se sentían muy convocadas. Se habló muy poco, pero está presente en la construcción de identidades gays en Argentina”, agrega Méndez Schiff.

También resta hacer un análisis que dé cuenta de varones hetero-cis que consumían las producciones de Cris Morena. “En la tercera temporada de Chiquititas suman varones (al elenco) porque se dan cuenta de que había chicos que no querían decir que lo veían”, apunta el periodista. 

“Yo tengo todas cosas lindas para decir porque esto marcó mi infancia y mi preadolescencia, no solo los programas, sino también las idas al teatro en vacaciones de invierno, comprar las revistas, los CD’s, saberse las canciones y las coreos -afirma Natalia-. En Chiquititas, más allá de la historia triste, se hacía mucho énfasis en cómo te salvaba la amistad, en cómo se puede formar familia con gente que no es de tu propia sangre y que son vínculos igual de fuertes. Si escucho una canción de Chiquititas o Rebelde Way me pongo feliz y pienso en momentos lindos”.

Méndez Schiff resalta que todos los productos televisivos generan efectos distintos en las audiencias que los consumen, por lo que “si otra persona sintió un peso en torno al cuerpo o a las figuras, no se lo podés discutir”. “Lo que pasó con Jey trajo de vuelta esos fantasmas que hay en torno a la obra de Cris. Estaría bueno poder pensar estos discursos con perspectiva histórica y templanza para ver que una frase no nos define”.

“Pero creo que podemos elaborar a partir de lo que recibimos de la tele, que es una compañía, un agente de socialización cuando somos chicos, más cuando no teníamos Internet. Las producciones de Cris fueron muy influyentes y ya pasaron más de 20 años”, concluye.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.