Cuota alimentaria: el lado económico de la violencia de género

👩‍👧‍👦 El 70 por ciento de los hombres separados no cumple con la prestación alimentaria y el porcentaje se incrementó durante la pandemia.

En el mes del Día del Padre, el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires lanzó una encuesta anónima sobre cuota alimentaria para hijos e hijas con el objetivo de relevar la situación de las mujeres y sus hogares con respecto al cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones y responsabilidades paternas.

La encuesta —que puede responderse acá— incluye preguntas sobre las condiciones socioeconómicas del hogar y la situación respecto al cobro y el cumplimiento de la cuota alimentaria por hijas e hijos. Desde el Ministerio provincial adelantan que la información servirá posteriormente al análisis de la problemática del incumplimiento de la cuota alimentaria y a la elaboración de políticas que tiendan a resolverla. Al mismo tiempo, señalan que el relevamiento busca “visibilizar el incumplimiento de la cuota alimentaria como una forma concreta de violencia económica contra las mujeres y como un mecanismo que perpetúa las desigualdades estructurales en nuestra sociedad y, por otro lado, propiciar la construcción de políticas de responsabilidad parental, promoviendo paternidades responsables y nuevas masculinidades”.

La necesidad de conocer en profundidad la situación de mujeres y feminidades con respecto al cumplimiento de las responsabilidades paternas se enmarca en una realidad concreta que viene siendo señalada desde la Justicia: durante la pandemia, el porcentaje de morosidad se incrementó. Y la situación previa ya era alarmante: se estima que, antes de la crisis sanitaria, el 70 por ciento de los hombres separados no cumplían con la prestación alimentaria o lo hacían de forma demorada.

“El incumplimiento de la cuota alimentaria tiene incidencia directa sobre las condiciones de vida de los hogares monomarentales, siendo un vector de desigualdad de género estructural en nuestra sociedad”, apuntan desde el organismo provincial. Y es que, según un informe realizado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía nacional junto a UNICEF, las familias a cargo de mujeres o feminidades que crían solas son las que sufrieron en mayor medida el impacto de las restricciones económicas durante los meses de aislamiento social. Uno de los datos del documento que da cuenta de esto es que, en el primer semestre de 2020, más del 68 por ciento de niñas, niños y adolescentes que vivían en hogares monoparentales con jefatura femenina eran pobres y que cerca del 24 por ciento eran indigentes.

Las familias monoparentales en nuestro país representan el 11 por ciento del total de hogares y el 89 por ciento de esos hogares está a cargo de mujeres. Estos porcentajes son muy similares en la Ciudad de Buenos Aires (9 y 84 por ciento, respectivamente). Según el informe Ciudad Desigual, elaborado en 2019 por el Observatorio de Género y Políticas Públicas (OGyPP), en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires más del 63 por ciento de las viviendas tiene como responsable de hogar una mujer. “En el contexto de freno de muchas actividades, tanto formales como informales, hay un impacto directo en el ingreso de esos hogares que en su mayoría están a cargo de mujeres”, advierte la socióloga y coordinadora del OGyPP, Victoria Freire. “Las jefaturas de hogar femeninas están en mayor medida por debajo de la línea de pobreza”, agrega.

Por otro lado, Freire resalta que el documento busca “poner en evidencia el contraste: en la ciudad que tiene el PBI per cápita más alto del país y un nivel recaudatorio mucho mayor que cualquier otra ciudad o provincia tiene barrios populares, villas y asentamientos, sin acceso a los servicios básicos”. Además, advierte que en el distrito porteño no están jerarquizadas las áreas de género, por lo que “no se cuenta con un presupuesto necesario para acceder y acompañar, desde una perspectiva de autonomía económica pero también de acceso integral a los derechos, a esas mujeres que hoy tienen que subsistir en condiciones muy desfavorables”. “Hace falta mucho para garantizar derechos reales en el acceso al trabajo y, por lo tanto, al ingreso y a la autonomía económica de las mujeres y feminidades. Y la Ciudad no tiene absolutamente ninguna política que vaya en esa dirección”, concluye.

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Sibila Gálvez Sánchez

Periodista y socióloga. Escribió sobre política en Página/12 y actualmente investiga sobre comunicación y diseño. Colecciona datos inútiles y los sistematiza rigurosamente.