Derechos que se conquistan

Columna de la Defensoría de los Laburantes en Voces de la Ciudad.

Desde La Defe reflexionamos, acompañamos y difundimos procesos de defensa de los derechos, en todos los terrenos: en las casas de familia, en un grupo de amigues, en la calle y en el trabajo. Dos ámbitos en los que les laburantes son oprimides y pelean constantemente por el reconocimiento de sus derechos, y por su cumplimiento: el trabajo y el propio cuerpo. Por eso, hoy queremos contar cómo trabajamos con las personas que acompañamos, sin olvidar que la mayor victoria siempre es colectiva, y el resultado de la organización.

Actualidad para laburantes: La salud de Roque

Roque es un laburante. Sabe de herrería y también de música. Vaya combinación. Uno más de los millones que no salen en las tapas de los diarios ni son objeto de fama para ninguna red social.

Padeció un accidente de tránsito en el año 2018: tenía el húmero del brazo izquierdo quebrado, una fisura en una pierna y en la tibia de la otra pierna. En septiembre de ese año tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en el Hospital Prof. Dr. Luis Güemes, ubicado en la localidad de Haedo, PBA.

Concurrió a los controles con normalidad y luego le manifestó al doctor que le causaba impresión tocar el brazo y sentir la cabeza de los clavos, preguntándole por qué lo había dejado de esa forma. Roque sentía molestias y veía el brazo caído. El doctor le respondió que era normal disponer los clavos de esa manera y que el brazo así, también era normal. Solo le prescribió sesiones de kinesiología: realizó, al menos, 30 sesiones.

De ninguna forma nuestra intención es vigilantear a ningún laburante. Sino que queremos echar luz sobre la saturación del sistema de salud. A nivel provincia, ciudad y nación.

Un año después y luego de varios reclamos de su parte, otro doctor le indicó que debía hacerse otra operación, pero le sugería comprar los insumos por su cuenta para asegurar la calidad y viabilidad. Tengamos en cuenta que Roque después del accidente no pudo trabajar. Se endeudó para recuperar su brazo. Cuando debía realizarse los estudios inició el ASPO y los turnos fueron cancelados. Roque sigue al día de hoy sufriendo innumerables obstáculos cotidianos en su acceso al derecho a la salud, su autonomía, dignidad personal, el derecho a la información y a recibir un tratamiento médico adecuado.

Hoy celebramos que tiene fecha para una nueva operación.

También nos preguntamos cuántos Roques están en este momento en su domicilio padeciendo consecuencias de operaciones sin tener la debida escucha por parte de profesionales que se encuentran tapades de laburo y sin el debido reconocimiento que tiene su labor.

Necesitamos pensar profundamente nuestro sistema de salud para que no haya más Roques.

Prohibición de despidos

Hace poquitos días un estudio global de UNI Global Union y la Confederación Sindical Internacional (CSI) ha concluido que el 98% de los trabajadores del mundo no reciben el subsidio por enfermedad, el reemplazo del salario y los beneficios sociales que necesitan para soportar los impactos del COVID-19.

El primer análisis global de apoyo legal para los trabajadores clasifica 181 respuestas gubernamentales a la pandemia, con Argentina encabezando el ranking en cuanto al apoyo otorgado a los trabajadores durante la pandemia.

Desconocemos que variables se utilizaron para realizar dicho estudio y cuál es la comparativa con situaciones en otros lugares del mundo, eso de plantarnos en altares no es para nosotres.

Queremos recalcar que hay una medida importante a tener en cuenta:

Desde abril del 2020 en Argentina está prohibido despedir o suspender laburantes (con algunas excepciones).

Esta medida apunta al mercado formal del trabajo. Esto es para quienes están en una relación laboral registrada. Para todo el enorme porcentaje de la informalidad (que se considera superior al 50% del total) quedan las peores consecuencias de la pandemia. Millones de puestos laborales se han perdido solamente en nuestro país.

Esta prohibición intentó limitar los efectos de la pandemia pero los empresarios de distinta índole comenzaron a utilizar otras formas para interrumpir o suspender la relación laboral: “retiros voluntarios”, “renuncias truchas” y despidos “con causa”, las más comunes.

Desde el comienzo de la pandemia el gobierno planteo públicamente que todos los puestos de trabajo se debían preservar y, por ende, la prohibición contemplaba a todes. No hubo un mecanismo o dispositivo de protección, por ende, muchas de estas situaciones tuvieron como camino necesario el de la justicia formal.

Desde enero de este año lamentablemente se modificó el plazo por parte del Ministerio de Trabajo y la prohibición empezó a correr solamente para quienes ingresaron a trabajar antes del 13/12/2019.

Esto habilitó a que muchas empresas vuelvan a despedir laburantes mientras la pandemia no terminó. Ni hablar de aquellas que no respetaron las licencias correspondientes. Eso lo hablaremos en otra oportunidad.

También empezaron a utilizar mecanismos como tomar a muchos laburantes solamente por períodos “de prueba” (como si fuera una prueba real) y despedirlos sin indemnización antes del tercer mes de trabajo.

Y, por último, que sigan creciendo enormes consultoras o empresas de servicios eventuales, que son, al fin y al cabo, quienes garantizan que las empresas que se han enriquecido a lo largo de esta pandemia disminuyan sus “riesgos” (como lo ven ellos) o los derechos de laburantes, como lo vemos nosotres.

Tenemos protocolo de #AbortoLegal y el aprendizaje de la lucha

El Ministerio de Salud presentó el viernes el protocolo nacional para Interrupción Voluntaria del Embarazo. Dice el protocolo, publicado en el Boletín oficial, que “todo el personal de salud (incluyendo el administrativo y de seguridad) es responsable de garantizar y no obstruir el derecho”. Ese derecho, que ganamos en las calles y conquistamos en el Congreso, el Aborto Legal.

Por muchísimos años gritamos Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Esa fue la consigna que unió a las mujeres que íbamos sobreviviendo, pero que estábamos cada día un poco más rotas viendo cómo nuestras hermanas de otros barrios y de otras escuelas iban muriendo. Eran menores y mayores de edad, pero siempre eran las más pobres.

En 2005, se juntaron las primeras 100.000 firmas, y nunca bajamos de 15000 las que marchamos para llevarlas.

Y nosotras, las mujeres que luego entendimos que esta lucha iba más allá, empezamos a crecer y nombrarnos “nosotres”. Nosotres insistimos año tras año marchando, debatiendo proyectos, protagonizando encuentros, sumando en nuestras consignas nombres de mujeres muertas o presas por abortar.

Llegó la ola verde y mujeres, sobre todo jóvenes, nos adueñamos de las calles del país contra la violencia, el abandono del Estado y por el Aborto Legal. Entonces sí, esta salida se resultó implacable y segura.

En 2018 empezamos a estar convencides de que realmente sí iba a pasar, que no estábamos tan lejos de ser un país un poco mejor, que el circo de la democracia donde mujeres y sobre todo, hombres deciden sentadites sobre nuestros úteros, iba a jugar por una vez a nuestro favor. Y casi, pero no.

La historia siguió, las luchas se profundizaron en todo el país, mientras las muertes de mujeres pobres crecían y crecían. “Es una enorme conquista de las luchas de las mujeres y diversidades. No lo tenemos que naturalizar”, destacó con verdad la secretaría Legal y Técnica de la Presidencia. Y con la ola verde en todo el país conseguimos que ella esté con ese papel, diciendo esas palabras.

Hoy metimos la ley, ya tenemos un protocolo en vigencia y estamos un paso adelante en la convicción de que al patriarcado #lovamosatirar.

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