El día que las vacas vuelen: el precio de la carne por las nubes

🐄 A pesar de que rige la suspensión de las exportaciones de carne vacuna dispuesta por el gobierno nacional, el precio de los cortes no baja. ¿A qué se debe el aumento descontrolado del precio de la carne?

El 2020 quedará sin duda en la memoria del pueblo como uno de los peores años de la historia reciente, al menos para las nuevas generaciones. La irrupción de la pandemia hizo estragos por donde se lo mire, dejando al descubierto viejas y nuevas desigualdades que se siguen profundizando al calor de la crisis sanitaria, económica y social. Así también, en este contexto quedó en evidencia la actitud especulativa de los sectores concentrados del capital, principalmente el agroexportador, que actualmente busca desplegar todo tipo de maniobras para evitar la regulación estatal de uno de los mercados con mayor evasión y contrabando del país: el mercado cárnico.

El aumento del precio de la carne fue una constante desde que empezó la pandemia y la tendencia alcista se mantiene hasta el día de hoy. El incremento más significativo se dio en diciembre de 2020 con un pico de 20,2% de aumento, mientras que entre enero y abril de 2021 el incremento acumulado fue del 17,6%. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en años anteriores, en este período aumentaron abruptamente la totalidad de los cortes, incluyendo los que más se consumen en los barrios populares. Los datos surgen del último informe de relevamiento de precios que realizó el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El estudio analiza la evolución de los distintos segmentos de cortes y los categoriza en “caros, intermedios y económicos”. Allí se refleja que los cortes considerados más caros fueron los que experimentaron un mayor incremento de precios. En diciembre de 2020 el matambre subió 27,8%, la cuadrada 20,8% y el lomo 20,3%. Entre los cortes considerados intermedios se encuentra la tira de asado y la tapa de asado, que en diciembre pasado aumentaron 29,4% y 23,7% respectivamente. Por otro lado, si bien los cortes económicos experimentaron aumentos menores, no deja de llamar la atención la fuerte suba de diciembre: la falda aumentó 19,8%, la tortuguita 19%, la carnaza común 16,3% y el roast beef 16,1%. Aunque más amortiguado, este proceso inflacionario se mantuvo en lo que va de este año. En abril de 2021 los cortes intermedios y caros aumentaron 3,7% y 3,6% respectivamente, mientras que el incremento de los cortes económicos estuvo en el orden del 2,8%.

Mas aún, el relevamiento del CEPA señala que en términos interanuales -entre abril de 2020 y abril de 2021- la variación de precios nominales de la carne fue de +66,1%, es decir que aumentó muy por encima de la variación inflacionaria general del período, que fue del 45,6% aproximadamente, lo cual implicó un encarecimiento de todos los cortes en términos reales.

¿A qué se debe este aumento descontrolado de los precios?

Lo primero que hay que señalar es que desde el año 2017 las exportaciones de carne vacuna aumentaron en volúmenes históricos. En ese sentido, para explicar el alza de los precios en el mercado interno, desde CEPA destacan como hipótesis principal el aumento de las exportaciones derivadas de la creciente demanda de China, proceso que convirtió a la carne en un “cuasi commodity” y que, según indican, ató el precio local al precio exportable. Sin embargo, para comprender este escenario y su consecuente impacto hay que retrotraerse unos años atrás. En 2016, el gobierno de Macri eliminó los ROE (Registros de Operaciones de Exportación) que se habían establecido en 2008 para regular la exportación de productos alimenticios y así evitar que posibles incrementos en la demanda mundial impactaran de lleno en los precios internos. A la eliminación de este registro se le sumó la aparición de China como principal comprador de carne argentina, lo cual modificó radicalmente el escenario, provocando así un desabastecimiento paulatino en el mercado local y, por lo tanto, un aumento sostenido de los precios.

Según los datos que arroja el informe del CEPA, entre 2010 y 2016 el promedio mensual de exportación de carne vacuna osciló entre 15 y 20 mil toneladas. Sin embargo, producto de la desregulación macrista, a partir de 2017 comenzó un ligero proceso de crecimiento que se aceleró a partir de la irrupción de la pandemia y que llevó el promedio mensual de exportación a 75 mil toneladas en 2020. De ese total, actualmente el 75% se destina al país asiático que preside Xi Jinping, mientras que el resto se divide entre los despachos a la Unión Europea, Israel, Chile y Brasil, entre otros países.

Un factor adicional a tener en cuenta es que la oferta de ganado en Argentina se mantiene relativamente fija desde hace aproximadamente tres décadas, mientras que la población aumenta año tras año. Entonces, “si existe una oferta de ganado fija y se exporta en proporciones cada vez mayores, lo que sucede es que automáticamente sube el precio interno y como consecuencia baja el consumo. A eso sumale el retraso salarial que existe respecto del IPC. Además China no compra carne premium, sino que demanda cortes intermedios y económicos que son los que más consumimos en Argentina”, explican a El Grito del Sur desde el CEPA. Esta situación tensiona la política comercial y lleva a una contradicción propia de una economía primarizada: por un lado, el incremento del volumen exportado mejora la balanza comercial porque ingresan las divisas que requiere el país; por otro lado, impacta en los precios internos.

No obstante, bajo el escenario actual la posibilidad de acceder a este bien alimenticio propio de la cultura nacional se redujo de manera drástica, debido a que la suba de precios reflejada en los cortes más populares no fue acompañada en la misma medida por el aumento de los salarios, que vienen en caída libre desde 2017. Así, el consumo interno de carne en 2020 respecto de la producción total representó el valor más bajo desde 1996, superando apenas el 70%.

Nuevas tensiones dentro de un conflicto histórico: oligarquía vs gobierno popular

El pasado 19 de mayo, el gobierno nacional decidió suspender las exportaciones de carne por el plazo de 30 días, con el objetivo de sentar en la mesa de negociación a las cámaras del agro y así poder arribar a un acuerdo de estabilización de los precios internos. Como respuesta, el empresariado nucleado en la Mesa de Enlace dispuso un lockout que se llevó a cabo entre el 20 y el 28 de mayo, medida que generó mayores niveles de desabastecimiento de carnes en todo el país y un mayor incremento de los precios. Paralelamente, el Ministerio de Desarrollo Productivo fortaleció el “Acuerdo de la Carne” que entró en vigencia el 12 de mayo. Se trata de un programa que garantiza algunos cortes a “precios accesibles” en las grandes cadenas de supermercados y en el Mercado Central.

Mientras tanto, en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca evalúan la posibilidad de fijar un esquema de tope a las exportaciones de carne como sucedía hasta 2016, y así garantizar el desacople del precio local respecto del internacional.

Por su parte, desde la “Mesa de Frigoríficos Recuperados”, conformada por 15 cooperativas, piden ser parte del espacio de negociación que mantiene el Gobierno con las entidades agrarias y que definirá las próximas políticas para el sector. Miguel Saavedra, presidente de la Cooperativa Frigocarne Sin Patrón -ubicada en la localidad de Máximo Paz (Provincia de Buenos Aires)-, señala en diálogo con El Grito del Sur que “la Mesa de Enlace lo que busca es que el Ministerio de Agricultura sea una dependencia del sector más concentrado y no un ámbito de regulación, porque ellos siempre evadieron y se beneficiaron del Estado”, y agrega que “hay alrededor de un 20% de hacienda en los campos que no está declarada”.

El presidente de la cooperativa sostiene con firmeza que “hay que generar una nueva forma de producción en la Argentina” y que “además de sentarse con la Sociedad Rural, Coninagro y ABC, que son los grandes exportadores, le pedimos al Gobierno que también dialogue con nosotros”. La Mesa de Frigoríficos Recuperados “genera empleo para alrededor de 1700 trabajadores y trabajadoras y produjo cerca del 7% de la carne que se faenó en el país el año pasado. Nuestra meta es llegar al 10%”, dijo Saavedra a este medio, y afirmó que “el Estado tiene que empezar a regular el mercado cárnico, no hay otra salida. Lo que logró el Gobierno con la prohibición de las exportaciones es que esos cortes vayan al mercado interno, pero igual el precio no baja”.

El sector concentrado agroganadero, que monopoliza los grandes frigoríficos y tiene integrada verticalmente la cadena de producción, traslada el valor de exportación medido en dólares a los cortes destinados al mercado interno. Desde CEPA sostienen que el aumento de precios es para este sector el mecanismo principal de transferencia de ingresos. Así, una vez más, queda de manifiesto el poder de veto que tiene la Mesa de Enlace sobre la economía nacional y su fuerte influencia en la formación de precios de los productos de la canasta básica alimentaria, entre ellos la carne. Hasta el momento el Gobierno sólo se sentó a negociar con el sector “dialoguista” del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), pero aún falta que los popes de la oligarquía agroganadera se dispongan a iniciar el diálogo, si es que esto puede considerarse una posibilidad viable. Por el momento, las exportaciones siguen suspendidas y se prevé que el conflicto se prolongue durante las próximas semanas.

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Jeremías Herrera

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires