FADU: renuncia del decano por violencia de género y crisis institucional

⚠️ El decano Guillermo Cabrera renunció luego de que se conociera una denuncia por abuso sexual en su contra que provenía de una trabajadora de la Facultad.

Tras la nota publicada en Página/12 el pasado 5 de junio, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA volvió a revolucionarse luego de que se terminara de viralizar la denuncia por abuso sexual contra el decano de la Facultad, Guillermo Cabrera. El hecho se habría producido en el año 2018, tiempo después de que Cabrera asumiera el decanato de la FADU, y la denuncia fue realizada por una trabajadora del edificio, que se encuentra emplazado en el predio de Ciudad Universitaria, al igual que el de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. «Tomamos conocimiento antes por la prensa y los diarios, porque el pedido de licencia del decano fue una carta a profesores diciendo que se apartaba por una causa judicial y punto. Las razones y los pormenores de la causa judicial nos llegaron por los periódicos», comenta Rosa Aboy, docente de la facultad y consejera por el claustro de Profesores, en relación a la carta enviada por el decano Cabrera en el mes de marzo, una semana antes de que inicie la cursada del primer cuatrimestre, anunciando que se tomaría licencia.

A partir de entonces, la comunidad educativa de la Facultad se encuentra en alerta permanente por la inestabilidad generada a partir de la crisis institucional producto de la renuncia del decano. Sin embargo, uno de los sectores más movilizados por esta situación fue sin lugar a dudas el claustro de estudiantes. A los pocos días de difundirse la noticia, organizaciones opositoras a la gestión del decano Cabrera sacaron un comunicado celebrando la renuncia y advirtiendo sobre el manejo arbitrario de la Unidad de Género -órgano de la Facultad que receptó la denuncia pero no actuó en consecuencia-. Al mismo tiempo, pusieron énfasis en la nueva elección de autoridades, ya que -se presume- que al menos el entrono cercano a Guillermo Cabrera también habría estado al tanto de la situación y no intervinieron en el caso.

«Frente a la fractura y la fragilidad que vemos en el oficialismo de la Facultad, éste fue un tema que, por más que se enmarcara desde lo personal, entendíamos que tenía un impacto en el conjunto de la facultad. Al día siguiente ya empezaron a circular las versiones y las propias palabras de la denunciante, aclarando que era una cuestión de violencia de género y en particular de un abuso sexual, con una trabajadora de FADU y en el marco de la institución que él dirige como decano», dijo a El Grito del Sur Florencia Boveri, militante de La Corriente y consejera estudiantil por la minoría. La estudiante catalogó este proceso de denuncia e investigación como «tres meses de muy poca claridad».

Guillermo Cabrera, exdecano de FADU

La semana pasada, tras una sesión extraordinaria del Consejo Directivo de la Facultad convocada por los consejeros y las consejeras de la oposición, el vicedecano Carlos Venancio asumió el decanato e informó que en las próximas semanas se realizaría la elección de vicedecano. «El primer punto de la sesión fue la renuncia del decano Cabrera. A partir de esto se dio lugar a la lectura de su carta de despedida, explicó que el 23 de marzo solicitó licencia y se puso ‘a disposición de la Justicia para demostrar mi inocencia’, es decir, sin hacerse cargo de los hechos», contó Renata Maestrovicente, consejera también por parte de la minoría estudiantil y militante de La Mella. «Además se adjudicó medidas conquistadas por el colectivo de mujeres y diversidades de la FADU, quienes siempre fuimos ninguneades e invisibilizades por su gestión», cuestionó la estudiante. En esa misma sesión se presentaron dos pedidos de informe a la Unidad de Género sobre su funcionamiento desde el comienzo del ASPO en marzo del 2020, solicitados por las representaciones de oposición del claustro de profesores, graduades y estudiantes.

El pedido de renuncia de renuncia del decano Cabrera fue aprobado por unanimidad y ahora resta ver cómo se irán acomodando las piezas para recuperar estabilidad institucional y generar las garantías necesarias para que la comunidad de FADU vuelva a sentir confianza en las autoridades. Venancio, tras su asunción como decano de la Facultad, renunció a su cargo de consejero y asumió su suplente que, aunque forma parte de la misma lista, responde ahora a otro sector debido a que en medio de la pandemia el espacio de mayoría de Profesores -alineado con la gestión del decano Cabrera- sufrió una ruptura y ahora hay un espacio de minoría dentro del claustro docente oficialista. Esta situación no hace más que dejar en evidencia el nivel de fragilidad que tiene hoy por hoy el gobierno de la FADU. Frente a este contexto, la profesora Aboy se atreve a pensar en la posibilidad para generar un cambio profundo en la gestión de la Facultad, a la que definió como «una estructura jerárquica patriarcal». «Hay una coyuntura que permite que estas cosas hoy se sepan, celebro que se haya producido la renuncia. Y espero que sirva para transformar las instituciones y para darnos cuenta que hay que establecer una paridad en el Consejo Directivo, una paridad en el gobierno de la FADU. Al día de hoy no hay paridad en los concursos tampoco, por ejemplo», expresó.

Aboy agregó: «Es una oportunidad de renovar no solo las personas, sino fundamentalmente las prácticas e incluso sentar nuevas normas de funcionamiento. Hay que dotar a la FADU de un marco institucional que de alguna manera haga que este tipo de prácticas no sean admisibles». En la historia de la FADU todos los decanos fueron varones y cuando asumió la única decana mujer que tuvo la facultad, fue obligada a renunciar y a abandonar el cargo. «La coyuntura nos permite dar ese salto hacia una mayor equidad y transparencia», insistió.

El funcionamiento de la FADU durante la pandemia fue particularmente a destiempo de los ritmos universitarios habituales, ya que no pudieron iniciar la cursada hasta después del mes de junio y tuvieron varios inconvenientes para ordenar las clases virtuales. Mientras tanto, la gestión de la Facultad no convocaba a sesiones del Consejo Directivo y es al día de hoy que, desde marzo de 2020, se han convocado menos de cinco sesiones del Consejo Directivo, según señalan las estudiantes. «La actitud de la gestión durante la pandemia fue de muy poca autocrítica. Desde el año pasado comenzaron a entreverse varias fisuras en el oficialismo y eso los debilitó, de manera que sólo convocaron a 4 sesiones del Consejo», criticó la joven militante de La Mella.

Otra de las cosas que reclaman algunos sectores de la facultad es que el caso no abandone la Facultad. «Sino el mensaje que se le da a la comunidad educativa es que si te violentan en la Facultad no pasa nada y para que pase algo tenés que denunciar afuera, con los costos económicos y psicológicos que conlleva hacer una denuncia en un sistema judicial patriarcal como el nuestro», señaló Boveri. «Es fundamental que la Unidad de Género aclare su funcionamiento a lo largo de la cuarentena y que se le dé más presupuesto a esa entidad para mejorar su rendimiento y su comunicación», concluyó la consejera Maestrovicente.

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).