La llegada del invierno y las temperaturas heladas complican el ya difícil sostenimiento del protocolo de presencialidad dispuesto por el Gobierno de la Ciudad. Chicos y chicas con resfríos, familias que deciden no enviarlos más a las escuelas para preservar su salud, quejas de estudiantes y docentes que buscan explicarle al Ejecutivo porteño una cuestión que a esta altura ya debería ser básica: con frío y pandemia no se puede estudiar. «No es normal ni natural que un chico se la pase cuatro horas emponchado, con guantes, con un docente trabajando ocho horas en esas condiciones, no es normal que se haga sufrir a nuestra comunidad educativa. No está bien que la ministra de Educación, Soledad Acuña, no se haga cargo de cuidar a nuestros pibes y a nuestros docentes», expresó Alejandra Gómez, una de las fundadoras de la Multisectorial por la Escuela Pública, durante el frazadazo realizado en la puerta del Ministerio de Educación, en el barrio Padre Mugica.
La pandemia y el regreso a la presencialidad no hizo más que acrecentar problemáticas estructurales de un sistema educativo que desde hace años agoniza en la Ciudad, producto del ahogo presupuestario. La falta de conectividad y de dispositivos electrónicos, la ausencia de calefacción en las escuelas, las condiciones edilicias deplorables en las que se encuentran muchos de los colegios porteños, entre otras problemáticas que antes de la pandemia podían pasar desapercibidas, salieron a la luz con la pandemia y están a la vista de toda la comunidad educativa. «Nos han demostrado durante el año pasado, cuando pedíamos los equipos de conectividad y ni siquiera aceptaron las computadoras que les entregaba el gobierno nacional, que no les interesa que nuestros pibes aprendan y quieren una educación de segunda en las escuelas públicas», denunciaron desde la Multisectorial.
La primera en tomar la palabra en el acto frente a la cartera educativa porteña fue Luana, representante de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), quien reclamó por la entrega insuficiente de alimentos en los bolsones que envía el GCBA. También cuestionó que el mismo Ejecutivo que proponía una revolución tecnológica en términos educativos, a través de la Secundaria del Futuro, no sea hoy capaz de garantizar dispositivos ni conectividad para la comunidad educativa. «En el año en que más plata necesitamos para mantener una presencialidad que es sumamente vulnerable para toda la comunidad educativa, tenemos el presupuesto más bajo de la historia de la Ciudad», apuntó.
«Estamos en un año de elecciones legislativas y sabemos que van a utilizar a la educación como caballito de batalla y es justamente lo que no queremos. Con frío no se puede estudiar y lo sabíamos incluso antes del inicio del ciclo lectivo, cuando el Gobierno de la Ciudad no hizo ni un solo relevamiento sobre la infraestructura escolar», sentenció luego.
También participaron del frazadazo docentes y vecines del barrio. «Nos encontramos reunidos para seguir reclamando que la educación sea un derecho más para todos los niños y las niñas. En el barrio, como sabemos, hay gran problema no solo de conectividad sino también de dispositivos, donde la mayoría de los niños y las niñas no se pudo conectar y se vio interrumpido su proceso pedagógico», advirtió Giselle, del profesorado «Dorita Acosta».
Claudia es vecina de la Villa 31 y cuenta que hace tiempo tuvo que cambiar de escuela a su hija porque era discriminada por su domicilio. También calificó como «una bolsa pobre» al bolsón de comida que envían las autoridades porteñas a las escuelas, ya que «no dura ni tres días». «Siempre dicen que los chicos son el futuro, pero qué futuro les están dando sin garantizarles la alimentación que les corresponde», protestó.
La legisladora recientemente asumida en su cargo y secretaria gremial de Ademys, Amanda Martín, se hizo presente también en la actividad y denunció que «estamos ante una situación muy grave, porque el nivel de circulación del virus continúa, lamentablemente el nivel de fallecidos es alto y se combina con estas bajas temperaturas que se sufren en todas las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires». «La comunidad educativa está sufriendo porque no se han dado los elementos y los recursos económicos para readecuar las escuelas; por lo tanto, el Gobierno de la Ciudad y en particular la ministra de Educación, Soledad Acuña, son responsables», agregó.
Amanda Martín no fue la única en responsabilizar a la dirección del Poder Ejecutivo porteño. Walter Larrea, docente del Polo Educativo Mugica, miembro de la UTE y uno de los fundadores de la Multisectorial por la Escuela Pública, también hizo lo propio: «La política está bien, pero la politiquería barata a costa de la salud y la vida de las personas no. La ministra Soledad Acuña representa un partido político y a un jefe de Gobierno, que es Horacio Rodríguez Larreta, que son quienes hicieron todo lo posible por boicotear la cuarentena en 2020».
También se sumó a las denuncias Pablo Cesaroni, representante del colectivo de Cooperadores en Movimiento, quien no tuvo reparos en señalar la plena responsabilidad de Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña en el fallecimiento por COVID de las 34 personas de la comunidad educativa, desde el 17 de febrero de este año, hasta el día de hoy. «En estas condiciones las clases deben ser virtuales, ya no solo por las condiciones sanitarias, sino también por las condiciones edilicias de las escuelas. Todos y todas sabemos bien, desde las cooperadoras, en qué estado se encuentran las escuelas y que no se han hecho la infinidad de obras que se podrían haber hecho el año pasado, cuando las escuelas estaban abiertas pero sin estudiantes», reclamó.
Ayer falleció otra docente de la Ciudad. Se trata de Rosana Peredo, profesora de educación física de la Escuela Nº 19 DE 15, quien fue recordada con un sentido homenaje en la puerta de su escuela, ubicada en Rogelio Yrurtia 5806, este mediodía.
