Izquierda ¿unida? en CABA

✊ A un mes del cierre de listas, el FIT hizo un llamado a la unidad de la izquierda. ¿Qué respondieron Luis Zamora y el Nuevo MAS?

Se acercan las elecciones de medio término y el cronómetro para la composición de las candidaturas ya empezó a correr: el cierre de listas para las PASO será el próximo 24 de julio, pero diez días antes deberán presentarse las alianzas electorales que competirán en los diferentes distritos. Al calor de la rosca, El Grito del Sur ya recorrió algunos de los debates que atraviesan al macrismo y al Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires, sus posibles candidatos y los ejes de campaña. Hoy toca el turno de analizar qué sucede en la izquierda.

Hegemonizada por el Frente de Izquierda y los Trabajadores, en las anteriores elecciones de medio término (realizadas en 2017) la izquierda tuvo una buena performance en la Ciudad de Buenos Aires. Cosechó el 4,4% de los votos y logró colar 3 legisladores que, por el acuerdo de rotación de las bancas, fueron girando entre los representantes de los tres partidos que componen el FIT. Pasaron primero Gabriel Solano (PO), Myriam Bregman (PTS) y Alejandrina Barry (PTS) y hoy revisten como legisladores Amanda Martín (PO), Mercedes de Mendieta (IS) y Pablo Almeida (IS).

Pero en los últimos cuatro años se sucedieron varios hechos que dan cuenta de los reacomodos en la intensa vida de la izquierda partidaria argentina: primero y principal, se rompió el Partido Obrero. El más antiguo de los partidos trotskistas de nuestro país, sufrió una importante escisión por la cual dos de sus principales referentes (Jorge Altamira y Marcelo Ramal), junto a un buen número de militantes, abandonaron la formación oficial para constituir el «Partido Obrero – Tendencia». La discusión se planteó en términos estratégicos e ideológicos, pero no hacía más que reflejar la crisis intestina que arrastraba el tradicional partido desde la derrota de Altamira frente a Nicolás del Caño en las PASO de 2015. Detrás del consignismo, la discusión que subyacía era por el trasvasamiento generacional y la manera de conducir de «el viejo» Altamira.

La ruptura del PO tuvo un efecto cascada en sus socios del PTS e Izquierda Socialista: con la principal referencia partidaria golpeada, los otros socios de la coalición no lograron tener la iniciativa necesaria para reconducir una propuesta de izquierda que pudiera interpelar a las masas de trabajadoras y trabajadores argentinos. Lejos de su idea inicial de «capitalizar por izquierda el descontento con Macri», en las presidenciales de 2019 obtuvieron apenas un 2,19% de los votos.

El segundo dato de relevancia fue la incorporación del MST al Frente de Izquierda. La formación que supo llevar a Alejandro Bodart y Vilma Ripoll como principales baluartes, se reconfiguró al calor del macrismo y ungió a la cordobesa Celeste Fierro como su principal referencia. Luego de presentarse en 2017 con un nombre que rozaba el plagio (Izquierda al Frente por el Socialismo) logró que sus camaradas del FIT le abrieran las puertas del espacio y consolidaran una propuesta unitaria. La alianza con el MST logró aportarle nuevas energías al Frente de Izquierda, pero dio lugar a una pregunta que subyace en un escenario caracterizado por las fracciones y dispersiones: a la izquierda de la izquierda, ¿la pared?

Pues no, porque aún persisten actores con aspiraciones electorales que no se han sumado al FIT. Tal es el caso del Nuevo MAS de Manuela Castañeira y Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora. Ambas formaciones permanecen por fuera de la alianza que aglutina a los principales partidos de la izquierda argentina, pero cada uno con razones diferentes. Veamos.

Pese al llamado a conformar una «gran coalición de izquierdas para las luchas y las elecciones» que realizaron algunos de los integrantes del FIT (el PTS con mayor énfasis), la solicitada no ha recogido aún sus frutos. Entre sus dos principales interlocutores, parece más viable que haya receptividad en el MAS, quien durante años abogó porque se «abriera» el FIT pero ahora rechaza la convocatoria. «Electoralista y parlamentarista», es la etiqueta que le pusieron al llamado desde el partido de Castañeira, aunque pareciera más un coqueteo para cerrar mejores posiciones que un rechazo absoluto. El MAS ya se presentó a elecciones presidenciales en 2019 y tuvo una mala performance: apenas 124 mil votos, poco más del 0,6% del padrón. Un observador externo pensaría que las apuestas del MAS se juegan entonces a dos bandas: o fortalecer su referencia propia pero sin ningún tipo de chance de meter representantes; o unirse al FIT, donde deberá ir a la cola de sus ex-aliados del MST y donde difícilmente pueda obtener representación institucional. Si bien el MAS conserva una pequeña referencia política en algunos sectores (gremio de neumáticos, estatales, universidad y movimiento de mujeres), desde el FIT intuyen que la incorporación no sumaría muchos votos: pesa más el gesto de unidad que el arrastre de una potencial candidatura de Castañeira.

Otro es el cantar cuando se habla de Luis Zamora: quien fuera diputado y militante del MAS y del MST, conserva un núcleo propio de votos en la Ciudad de Buenos Aires que lo acompaña desde hace muchos años. Su imagen de tipo humilde y honesto, sumado al recuerdo de algunas de sus acciones como parlamentario, configura un perfil público que compensa la inexistente militancia de su partido Autodeterminación y Libertad y su negativa a hacer alianzas con otras expresiones de izquierda. Zamora insiste en que los partidos del FIT intentan dirigir las luchas obreras y partidizar los reclamos sociales, por lo que se niega a tender acuerdos con el resto de la izquierda. Actualmente cuenta con una legisladora, Marta Martínez, quien lleva adelante la voz del monobloque que conforma en la Legislatura porteña y culmina su mandato este año.

Atravesando el debate por la alianzas, se encuentra también la posibilidad de realizar PASO. «No es conveniente ir a unas PASO de izquierda», explican desde el Partido Obrero en diálogo con este medio. «Hace que en la primera elección te concentres en una interna que no genera réditos», agregan. Esta diferencia también ha hecho mella al interior del frente, donde el MST (el último en incorporarse y el que peor ha cerrado en las listas) proclama la necesidad de realizar primarias. Así también lo plantean desde la Tendencia del Partido Obrero que, dicho sea de paso, logró unirse con el MAS para presentar una lista propia en Salta ¿Deja vú de lo que va a venir?

Según informan desde el propio FIT, tanto en PBA como en CABA las candidaturas estarán condicionadas a los acuerdos políticos que se alcancen. En la Ciudad suenan nuevamente Gabriel Solano y Vanina Biasi por el Partido Obrero y es probable que el PTS busque replicar apuestas exitosas con la candidatura de Myriam Bregman a la cabeza de alguna de las categorías en disputa.

En un mundo de pequeñas diferencias, hay un acuerdo general: la campaña se centrará en denunciar que el gobierno nacional y la oposición de derecha han generado la catástrofe actual. La apuesta de la izquierda será expresar el descontento de la ciudadanía a partir de una propuesta de cambio radical que señale los límites del peronismo y se diferencie de las salidas de derecha.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.