La muerte del sindicalismo macrista

👷 Los días en que Macri se tomaba fotos con Hugo Moyano y el “Momo” Venegas quedaron atrás. La nueva conducción de la UATRE tomó distancia del PRO y varios sindicatos aliados abandonaron un barco que se hunde.

Desde la foto con Hugo Moyano hasta la Organización de Trabajadores PRO, los intentos por armar la pata sindical macrista han sido muchos. Sin embargo, tras la muerte del Momo Venegas y luego de que también pereciera su sucesor Ramón Ayala, el gremio UATRE se empezó a alejar del espectro PRO. Ya sin su principal aliado, encolumnar gremios parece una tarea muy compleja para Juntos por el Cambio, aunque los dirigentes amarillos no se dan por vencidos. A continuación, realizamos un pequeño repaso histórico sobre los intentos de alianzas que el macrismo realizó en los últimos años.

Pareciera que fue hace décadas, pero apenas pasaron cinco años de aquel momento de quiebre en el escenario electoral del 2015. Fue el 8 de octubre, en la ex plaza Agustín P. Justo, que desde ese día pasó a llamarse Juan Domingo Perón tras la inauguración de un monumento con la figura del ex presidente argentino. Allí se encontraron con toda la cúpula macrista, el secretario general de la ex CGT Azopardo, Hugo Moyano, y el ya fallecido Gerónimo “Momo” Venegas. Faltaban solo 17 días para las elecciones generales, en donde Cambiemos iba a pasar de un 28,57% de las PASO a un 34,15% que lo dejaba con más chances de victoria de cara al ballotage. Venegas declaró ese día: “Yo no me pasé al PRO, Macri se pasó al peronismo”. Por su parte, el camionero prefirió no hablar en el acto, pero la foto de un Mauricio Macri peronista ya había causado su efecto.

Semanas más tarde, por el día del militante, Moyano y Venegas volvieron a encontrarse en un acto en el que se sumaron, entre otros, el Sindicato del Personal Embarcado de Dragado y Balizamiento (de Juan Carlos Schmid), los municipales porteños (de Amadeo Genta), los empleados del espectáculo, patrones de taxis, CEAMSE y aeronavegantes. El enfrentamiento del líder camionero con el gobierno kirchnerista era muy fuerte por esos años, y las declaraciones en aquel acto fueron contundentes. “Peleamos para que no se privatice Aerolíneas Argentinas como también YPF y la jubilación privada. Lo hicimos con toda la fuerza de nuestras convicciones y hoy tenemos que soportar que este gobierno se crea también el campeón de la lucha contra las privatizaciones”, sentenció Moyano en octubre de 2015, aparentemente sin saber lo que se avecinaba.

En ese momento, el movimiento obrero estaba fragmentado en cinco centrales diferentes: tres CGT (Alsina, Azopardo, y Azul y Blanca) y dos CTA (de los Trabajadores y Autónoma). La relación entre algunos sectores sindicales y el Frente Para la Victoria se encontraba en su peor momento, a lo que se sumaba el estancamiento económico que permitía que los trabajadores y las trabajadoras dudasen de la efectividad de las políticas aplicadas por el gobierno de Cristina Fernández. El neoliberalismo iba a gobernar los próximos cuatro años y, para el macrismo, cerrar filas con un sector del sindicalismo argentino resultaba fundamental para aplicar las políticas de ajuste que lo caracterizaron. De esta manera, se dio el apoyo abierto de UATRE y otros sindicatos enrolados en las 62 Organizaciones, de la CGT Azul y Blanca (Luis Barrionuevo), de los petroleros y, más silenciosamente, de otros gremios de la CGT Azopardo. A este incipiente apoyo se sumaron los sindicatos “gordos”, que venían de la experiencia de legitimar al neoliberalismo de los 90’. El sindicalismo macrista parecía entonces una realidad cercana, aunque finalmente no fue más que un “amor de verano”.

Ya con Macri en la Presidencia, la relación con Hugo Moyano entró en cortocircuito. Durante el primer año, Moyano mantuvo cierta cercanía con Jorge Triaca. Los primeros roces comenzaron con temas como la unidad de la CGT allá por el 2016, cuando las políticas del gobierno de Cambiemos debilitaron a les trabajadores y al movimiento sindical. Después le siguió el intento de conducción de la AFA de Moyano y el rechazo a la ley antidespidos de parte de su hijo Facundo. Los cruces no tuvieron punto de retorno con las críticas hacia la reforma laboral por parte de Pablo Moyano, la presión de la AFIP por la deuda del correo OCA, la avanzada judicial sobre la supuesta corrupción en Independiente y el proyecto del Poder Ejecutivo para limitar las reelecciones en los sindicatos. De esta manera, en abril de 2017 se dio la primera huelga general contra el gobierno macrista en rechazo a las políticas económicas, el incumplimiento del pacto antidespidos y el intento por contener los aumentos salariales. Apenas 16 meses duró la “buena” relación que el PRO tuvo con el sindicalismo argentino, para volver a quedarse con el puñado de sindicatos que lo apoyaban. En ese pequeño grupo seguía, hasta hace poco, el sindicato de los Peones Rurales.

La relación entre la UATRE y el macrismo data desde hace tiempo. Gerónimo Venegas fue el pionero del sindicalismo macrista. El exjefe de los ruralistas (fallecido en junio de 2017) fue además un aliado directo del gobierno: su fuerza política FE integró los diferentes frentes políticos de Cambiemos hasta la semana pasada. Por su parte, Ramón Ayala, sucesor de Venegas en la UATRE, no se corrió ni un centímetro de la alianza estratégica de su difunto jefe. De hecho, fue uno de los acusados en la causa judicial que investigaba los aportes truchos para la campaña electoral de Cambiemos del año 2017. Ya alejado de Moyano y con una CGT que dentro de sus contradicciones se volvía opositora, el intento sindical del PRO cosechaba cada vez menos adeptos.

Aunque el fracaso económico y social del gobierno de Cambiemos se aproximaba, el sector de Ayala seguía resistiendo. En el paro general de septiembre del 2018, su porción de las 62 Organizaciones Peronistas se expresó en contra. El pequeño espacio del sindicalismo macrista se mantenía con otras caras visibles como José Ibarra (taxis), Alejandro Poli (remiseros), Oscar Mangone (Gas) y Fabián Oscar Hermoso (Químicos). Hasta ese momento los «gremios M» usaban el sello de las 62 Organizaciones Peronistas, el histórico brazo político de la CGT que estaba desarticulado y quebrado en tres grupos.

Con la caída del gobierno de Juntos por el Cambio, varios sectores comenzaron a sacar los pies del plato y sobre todo los sindicalistas. Paradójicamente, Ramón Ayala falleció por COVID-19 el 6 de octubre del año pasado y su muerte abrió un fuerte debate al interior de UATRE. Luego de varios conflictos judiciales, José Voytenco asumió como secretario general del gremio y encaminó un proceso de alejamiento del macrismo. El acercamiento a la CGT y en particular a Pablo Moyano ha crecido en el último tiempo y culminó en un acto oficial en el cual se vio a ambos en la presentación de la Campaña Nacional por el Trabajo Decente en el Ámbito Rural, iniciativa oficialista que demuestra el acercamiento del sindicato rural a este gobierno. Voytenco, además, expulsó del gremio al diputado Pablo Ansaloni, quien aparentemente se quedó con el Partido Fe, aunque ya se desligó del macrismo y ahora se ha sumado al Frente Renovador de Sergio Massa. La UATRE, por primera vez en mucho tiempo, ha dejado de estar en las filas macristas y se acerca a una CGT que lo tendrá como protagonista en las próximas elecciones.

Por su parte, en octubre del año pasado se realizó la renovación de autoridades de las 62 Organizaciones Peronistas en donde el dirigente de la Federación de Conductores de Taxis de la Capital, José Ibarra, fue nombrado como flamante secretario general. José Antonio Ibarra fue uno de los sindicalistas favoritos del gobierno de Cambiemos. El ex secretario de Trabajo, Jorge Triaca, lo sumó a la comitiva de 12 dirigentes gremiales que viajaron en el año 2017 a Europa para conocer en detalle cómo se institucionalizó el diálogo social en Alemania, Holanda y España, y hasta llegó a hacer campaña por Cambiemos en Salta, su provincia natal. Aun así, luego de ser recientemente elegido, los integrantes de la nueva conducción de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas aseguraron que buscarán «trabajar unidos para la recuperación de la Argentina de la pospandemia», y dieron su “total apoyo al Gobierno Nacional que conduce Alberto Fernández”. Otra señal del alejamiento de este grupo de sindicatos respecto a su anterior filiación macrista.

Ante el exilio imparable de los sectores sindicales del espacio de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y compañía han intentado diferentes propuestas. El 1 de mayo del 2020 lanzaron el espacio Organización de Trabajadores PRO (OTPro), un intento político-sindical desde donde se proponían captar laburantes que comulguen con sus ideas y representar también a independientes, monotributistas y profesionales que están fuera de la contención de los gremios y de las organizaciones sociales. OTPro fue una idea de Ezequiel Sabor, ex viceministro de Trabajo del gobierno de Cambiemos, pero a menos de un año de su visibilización pública, OTPro dejó de funcionar y no logró ningún tipo de relevancia.

Sin embargo, los intentos no terminaron ahí. En marzo de este año, en un acto en el que estuvieron Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto, se presentó la Confederación de Trabajadores y Empleadores (CTE), un espacio que conforman organizaciones sindicales y cámaras empresariales. El flamante espacio lo encabezan Marcelo Peretta, secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, y Gustavo Arreseygor, del Sindicato Argentino de Trabajadores Horticultores y Agrarios (SATHA). A la dupla se le suman gremios con muy poco peso, como la Federación Sindical de Universitarios (FESPU), el Sindicato Argentino de Contadores (SAC), la Unión Prestadores Servicios del Automotor (UPPSABAY), la Unión Personal Superior del Gas (UPSGAS), la Unión de Artistas de Variedades, el Sindicato de Vigiladores (SUVICO), entre otros.

Lo paradójico de la presentación fue que, a pocas horas de hacer su debut público, dos supuestos integrantes desmintieron ser parte de la movida. Primero fue el Sindicato Único de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de la República Argentina (SUTCAPRA), cuya conducción rechazó la pertenencia al espacio. Más tarde, la Unión del Personal Superior de AFIP (UPSAFIP) salió a despegarse del armado de la CTE. “Ni nuestro secretario general ni nadie de la mesa Directiva Nacional está, ni estuvo, en ninguna foto o reunión”, afirmaron desde sindicato.

Así, ya sin UATRE como columna vertebral del sindicalismo macrista, los proyectos de reagrupar a fuerzas sociales representantes de las y los trabajadores parece una tarea difícil para la oposición. Los niveles de pobreza y la pérdida adquisitiva del salario parecieron golpear con fuerza a aquellos dirigentes gremiales que apoyaron al gobierno de Cambiemos. Como sea, en el mapa sindical el amarillo está perdiendo por goleada.

Compartí

Comentarios

Nahuel March Rios

Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.