Un litoral marítimo de 4.725 kilómetros de longitud y 11 mil kilómetros más de las costas de la Antártida y las islas australes. La propuesta es sencilla: girar 180º para cambiar la mirada que (hasta ahora) solo contempla las grandes extensiones pampeanas, para entender que a nuestras espaldas se levanta una llanura igual de extensa, rica y productiva. Una pampa azul.
Lejos de cualquier giro poético, Pampa Azul es una política de Estado interministerial que busca estimular las potencialidades del mar argentino, promover la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, elementos que permitan preservar y gestionar los bienes y recursos que alojan nuestras aguas continentales. El proyecto nació en 2015 bajo la gestión de Cristina Fernández de Kirchner con el objetivo de crear un fondo económico y designar una serie de áreas geográficas prioritarias para realizar investigación: el Banco Burdwood/Área protegida Namuncurá; el Agujero Azul/Talud Continental; el Golfo San Jorge; las Islas Subantárticas (Georgias y Sandwich del Sur); y el Sistema Fluvio-Marino del Río de la Plata.
«La idea es poder coordinar entre distintos ministerios que tienen intereses en el mar», explica Gustavo Lovrich, biólogo marino e investigador del CONICET. El proyecto cuenta con un comité Asesor Científico y otro Tecnológico, que cumplen con la tarea de orientar el proyecto de manera estratégica. Entre las principales actividades de Pampa Azul destacan la investigación en biodiversidad, el estudio del cambio climático, la seguridad y protección ambiental, y la investigación pesquera. La propuesta también visibiliza la necesaria discusión sobre la soberanía de nuestros mares y por eso incluye entre sus objetivos la puesta a punto de los barcos y la expansión de la flota para Investigación y Desarrollo, así como para el monitoreo de nuestra extensión marítima.
“Esto demuestra la voluntad política de este gobierno de caminar hacia el mar argentino«, explicó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, durante el relanzamiento de la iniciativa y agregó que la propuesta marítima busca «no sólo aumentar su productividad, sino también de visibilizar nuestra soberanía en territorios donde Argentina sufre la depredación de sus recursos naturales”. En el encuentro participaron también los Ministros de Relaciones Exteriores, Seguridad, y Agricultura y Pesca.
En diálogo con El Grito del Sur, Lovrich destaca la importancia de la investigación orientada al sector productivo pesquero pero también la importancia de estudiar y fiscalizar nuestro mar para entender el impacto del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. «Necesitamos más políticas públicas que integren el mar», señala el investigador, que destaca que la investigación marítima requiere inversiones de grandes proporciones, la mayoría en dólares. «Ahora el CONICET cuenta con el acceso a un barco para sus investigaciones marinas, pero no lo tuvimos durante muchos años y eso fue una limitación». Pampa Azul contempla la innovación tecnológica y la inclusión social con perspectiva de género entre sus misiones, pero también destaca la integración de los entornos costeros. «Muchas sociedades costeras siguen viviendo de espaldas al mar», agrega el investigador y resalta la importancia de pensar una extracción pesquera ordenada y respetuosa del medio.
Desde Pampa Azul se impulsan casi 20 Proyectos de Cooperación Internacional, la gran mayoría ligados al cambio climático y la biodiversidad. A la vez, se propone contribuir al desarrollo de una mayor conciencia social sobre los servicios y beneficios que aporta el mar, desplegando una agenda específica de comunicación y divulgación científica. Desde el Ministerio de Ciencia señalan que, para 2015, apenas un 1.5% del PBI provenía del mar y que la meta consiste en incrementar este monto al 10% de cara al 2035.
