Paternidades trans: otro horizonte de amorosidades posible

👨‍👦 En la previa al Día del Padre, la Red de Paternidades Trans realizó la "primera jornada nacional de paternidades trans" para visibilizar demandas y compartir herramientas.

Santiago Merlo

Ponderado por la industria, desprestigiado por les millennials y cuestionado por el feminismo, el Día del Padre es, cuanto menos, una fecha controversial. Ausencias, dolores y mandatos rodean la efeméride que se celebra cada tercer domingo de junio, cuando en el hemisferio sur el frío permite vender bufandas, calzoncillos largos y abrigos en promoción.

Mientras se insiste con el cumplimiento de las cuotas alimentarias y la repartición equitativa de las tareas de cuidados para los varones cis, poco se habla de las paternidades trans y su derecho a gestar y criar sin ser violentados. A partir de la necesidad de enunciar en primera persona surge la Red de Paternidades Trans Argentinas que este sábado, en vísperas del Día del Padre, realizó la primera jornada nacional de paternidades trans. 

“La Red es un espacio que nace para contener el deseo y el camino de aquellos compañeros que quieren paternar pero no tienen acceso a la información. Si buscás en Internet vas a ver que habla muy poco del tema y tampoco se difunde nuestro derecho a la salud sexual reproductiva y no reproductiva. Acudir al sistema médico es complicado porque te exponés a que te toque un profesional que no es amigable y a la posibilidad de sufrir violencia institucional”, explica a El Grito del Sur Santiago Merlo, activista trans, licenciado en Comunicación Social y papá adoptivo de Lola, de nueve años. 

“En nuestro país contamos con una ley de Identidad de Género e igualmente tenemos que reclamar porque se siguen incumpliendo los tratamientos hormonales. Imaginate lo que sucede con las paternidades, donde está la idea de ‘¿encima que sos trans te querés reproducir?’. Por eso, a medida que cada uno va haciendo su camino nos ponemos en contacto para darnos consejos, recomendar profesionales amigables y hacer un camino más amoroso y libre de violencias”, continúa. 

La jornada, destinada a profesionales de la salud, comunicadores y público en general, buscó reunir experiencias y mostrar diferentes formas de transitar la paternidad. Para eso contó con la participación de Benjamín Génova, referente de Varones Trans y no Binarios de Neuquén y Río Negro y papá gestante de Macarena (20) y Agostina (15); Julio Sosa, quien junto a su pareja fue papá no gestante de Santino a través de inseminación intrauterina y Máximo Toledo, papá trans no binarix que gestó a Kal mediante el método R.O.P.A (sistema por el cual una de las personas gestantes aporta los óvulos que se fecundan con semen de banco o de un donante y se gestan en el útero de la pareja). 

“Hay tantas experiencias como personas, en ese sentido cuando hacemos este tipo de jornadas tenemos cierto cuidado con lo que refiere a la justicia epistémica, porque sabemos que hay un extractivismo académico por el cual la gente que se acerca no siempre quiere compartir, sino tomar los saberes de les otres”, cuenta Merlo, quien ofició de moderador. Con sus particularidades y reveses, cada historia forma un tejido amoroso que protege a sus protagonistas contra el acumulado de violencias al que deben enfrentarse a la hora de concretar su deseo.    

Según Santiago, la invisibilidad de las paternidades trans en nuestro país es total. Desde los hospitales hasta la AFIP, los formularios no los reconocen y las instituciones tienen diferentes procedimientos. Esto deriva en que, a pesar de los avances legislativos, los varones trans que quieren paternar quedan entrampados en un vacío legal: mientras la ley de Identidad de Género habla de las modificaciones sobre el propio cuerpo pero no abarca la posibilidad de preservar los óvulos antes de comenzar el tratamiento hormonal o de iniciar el tratamiento y luego interrumpirlo, la ley de Fertilidad Asistida solo contempla a las personas cis. Sin marco jurídico, los activistas se transforman en equilibristas, obligados a generar alianzas que les permitan cuidarse y cuidar a quienes los rodean. 

“Todo lo que te pasa está relacionado a lo que dice una ley que no contempla la integralidad de una persona. Yo tengo 45 años y cuando empecé a pensar en paternar, hace seis, deseaba aportar óvulos o gestar, pero instantáneamente aparecía el límite de edad. Para la ley de fertilidad, a los 40 las mujeres cis ya son viejas y es más inseguro embarazarse. En el caso de los varones trans se suman las barreras de la identidad. En la obra social me han llegado a decir que utilice mi DNI anterior porque iba a ser más fácil hacer los trámites, algo que en términos subjetivos y emocionales es muy doloroso”, explica Merlo con contundencia.

“Tenemos papás que aparecían en las partidas de nacimiento como madres y, luego de la rectificación, no les querían hacer el cambio en el registro civil. Si bien actualmente hay muchas leyes no se complementan entre sí”, resalta el coordinador de la red que impulsa la creación de un mapeo federal de espacios seguros a donde acudir. Les organizadores apelan a que realizar el evento en la antesala del Día del Padre sea una oportunidad para que se hable de otras paternidades en las mesas familiares del domingo.

Santiago traza un recorrido que va desde su adolescencia en Traslasierra hasta la actualidad, pasando por el anonimato de la gran ciudad como piedra libre para poder expresar su identidad. En este camino surge la necesidad de cuestionar la gestación como algo intrínsecamente femenino, el derecho a interrumpir un embarazo y el descubrimiento propio del deseo. “Hace treinta años, cuando yo me fui a estudiar a Córdoba en la Universidad ni siquiera existía el término trans, yo sabía cómo me sentía pero no podía nombrarlo. Recién ahora he logrado construir la masculinidad que deseaba haciéndome un montón de preguntas y rompiéndome todo el tiempo”, rememora.  

“Históricamente el lugar de las personas trans en la familia fue criar a les sobrines o xadres mayores, el lugar de quien fue expulsado y cuando vuelve tiene que hacerse cargo. Por eso, a pesar de lo complejo que es el proceso cuando se elige paternar, hay un deseo tan fuerte y tan fidedigno que te impulsa a llevarlo adelante aún sabiendo que el sistema te excluye”. 
Frente a las ausencias en las tarjetas de felicitaciones y las dificultades en lo jurídico, las paternidades trans, no binarias y diversas plantean un horizonte de amorosidad colectivo. Al igual que los colectivos feministas reivindicaron la maternidad deseada, la paternidad libre, gozosa y compartida debe ser un derecho, sin que nadie sufra violencia por ejercerla.

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