Putas solidarias: la historia de «La Puta Cocina»

👠 En el Día Internacional de las Trabajadoras y los Trabajadores Sexuales, El Grito del Sur conversó con Laura Meza, referenta de AMMAR, delegada en el barrio de Flores y coordinadora de "La Puta Cocina".

Laura Meza tiene 54 años y desde hace 30 que ejerce el trabajo sexual. En diálogo con El Grito del Sur, la delegada de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) y coordinadora de «La Puta Cocina» habló sobre las demandas de los trabajadores y las trabajadoras sexuales, su situación en medio de la pandemia, los avances y conquistas del último tiempo, y los desafíos de cara a una sociedad que sigue juzgando y señalando con el dedo a quienes ejercen el trabajo sexual. Para empezar a hablar acerca del Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras Sexuales, «Lau» -como la llaman sus compañeras- recuerda el proyecto que presentaron este 8 de marzo en la Legislatura porteña, a través de la diputada Victoria Montenegro, para derogar el artículo 86 del Código Contravencional de la Ciudad que prohíbe, entre otras cosas, la actividad de trabajadoras y trabajadores sexuales en la vía pública. «Todo lo que se pueda hacer en este año es un doble logro para nosotras, porque muchas cosas están cerradas y, al haber tanta violencia institucional en este momento, cualquier compañera se acerca a la calle y no la dejan trabajar», destaca Meza, a pesar de señalar que el proyecto no ha tenido aún tratamiento en la Legislatura.

En los últimos años, a partir de la irrupción del feminismo, se ha instalado en la agenda pública un debate histórico que enfrenta dos posiciones que parecen irreconciliables: el abolicionismo y el regulacionismo. Sin ahondar en muchos detalles al respecto, lo que se ha transformado sin lugar a dudas es la mirada de la sociedad hacia quienes ejercen el trabajo sexual. ¿Por qué? «En todos los espacios que tenemos como sede estamos llegando a la comunidad, entonces como que estamos enseñándole a la persona que antes echaba a una compañera que ahora puede darle una mano», responde Lau. «Ahora que la situación es tan mala, es necesario cambiar la mentalidad: personas que han tirado agua de sus balcones a las compañeras hoy vienen a buscar un plato de comida al comedor. Yo creo que vamos por buen camino, pero el prejuicio y la mirada punitivista siempre va a estar», agrega.

En este sentido, plantea que la forma -o al menos una de ellas- de terminar con tanto estigma y discriminación tiene que ver con seguir «alzando nuestra voz, levantando nuestras banderas, gritando a los cuatro vientos quiénes somos y demostrando que somos mujeres empoderadas».

Frente al prejuicio, más solidaridad

Desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio el 20 de marzo de 2020, la realidad de las trabajadoras y los trabajadores sexuales -así como del conjunto de la sociedad- cambió por completo. No poder putear la calle y la falta de clientes frente a las restricciones de la circulación pusieron en peligro la economía de muchos trabajadores y trabajadoras sexuales. Pero, allí donde surgían necesidades, desde AMMAR encontraron la posibilidad de brindar diversas herramientas y montar distintos dispositivos de acompañamiento y ayuda para el conjunto de ellos y ellas. «La Puta Cocina» es un ejemplo de eso mismo.

Exactamente diez días después de iniciada la cuarentena en la Argentina, Laura Meza -junto a otras compañeras- puso en funcionamiento un comedor en el barrio porteño de Flores para que las putas puedan tener un plato de comida todos los días. La iniciativa surgió luego de que Lau recibiera numerosos llamados de sus compañeras los días previos, expresándole su preocupación por no poder trabajar y el temor a no conseguir la plata para comer o pagar el alquiler. Así fue como, con una donación inicial de algunos bolsones de comida, se pusieron a cocinar en la casa de un amigo y empezaron a entregar viandas para las compañeras. Con el paso del tiempo y el sostenimiento de las medidas sanitarias que golpearon fuertemente el bolsillo de los trabajadores y las trabajadoras, empezaron a acercarse también vecinos y vecinas del barrio. «De nueve viandas que entregaba, ahora estamos llegando casi a las cien», cuenta desde la cocina del comedor, en comunicación con este medio.

Hace un tiempo, Lau consiguió que una iglesia de Barracas le ceda un espacio para cocinar los alimentos y desde allí transportar la comida hasta el barrio de Flores, en la Comuna 7. «Este año tuvimos el doble de trabajo, mucha asistencia y ayuda a nuestras compañeras. Al no poder trabajar, acá en Flores pusimos la Puta Cocina y en este momento también la Casita Roja está cocinando para las compañeras», describe.

Por último, en relación al saldo que deja la pandemia para los trabajadores y las trabajadoras sexuales, la referenta de AMMAR sostiene: «Esta pandemia nos enseñó también a ser más solidarios y que si tenés un pan lo podés partir en tres para compartir con otros. Esa es una gran enseñanza que nos va a dejar a los que quedamos y a quienes pudimos sobrevivir a esta pandemia».

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
Fundado el 23 de septiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno.