Tigre: entre el espacio público y el negocio

A principios del año 2021, el Club Atlético Tigre se presentó ante la Agencia de Administración de Bienes del Estado solicitando la cesión de un predio de 21 hectáreas ubicado entre Ruta Provincial 27, canal Aliviador y río Luján, en Rincón de Milberg.

Para darles una ayudita, dos concejales -antaño del Frente Renovador, y actualmente del Frente de Todos- firmaron un proyecto de resolución diciendo que el bloque de concejales del Frente de Todos vería “con agrado” que la AABE otorgue al Club Atlético Tigre “la cesión definitiva del predio”. Ante lo que significa continuar con la desposesión territorial de ese municipio, un grupo de vecinos reaccionó y comenzó una historia que pocos se esperaban.

En la página oficial de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) se encuentra el lema “los bienes del Estado al servicio de la comunidad”. Muy noble declaración que se reitera en la descripción del programa Preservar que entrega inmuebles del Estado Nacional a provincias, municipios, comunas y oenegés para “dar uso a inmuebles que se encuentran subutilizados o abandonados para colaborar con el desarrollo de políticas públicas en beneficio de sus comunidades”.

Cada lector tendrá en mente utilizaciones no sólo beneficiosas, sino muchas veces imprescindibles para la vida comunitaria. Con seguridad, se descarta de esa lista una cancha de fútbol profesional, playas de estacionamiento y demases, para un club de fútbol que a veces está en 1ª división y otras en segunda. Sin embargo, algunos representantes de la ciudadanía, por ejemplo, concejales, tienen criterios muy opuestos al sentido común y evidencian que el amor por un club de fútbol es más poderoso que el cumplimiento de objetivos básicos de su función pública: controlar al ejecutivo y representar la voluntad popular. ¿O cambió y no avisaron?

El extractivismo inmobiliario no descansa

Aunque muchos lectores asocien el Partido de Tigre con el disfrute de la naturaleza, la realidad que viven los ciudadanos de a pie es muy distinta. El 51% del territorio tigrense está en manos de barrios privados, esos sí disfrutan de espacios oxigenados y un paisaje, si bien escénico, propicio para el relax.

En relación a la extensa costa sobre el río Luján (18 kilómetros), los tigrenses han sido excluidos de ella: sólo es público un kilómetro de costa, el Paseo Victorica. La especulación inmobiliaria también se instaló en las zonas residenciales de casas bajas con jardín: la construcción de edificios, uno al lado del otro, está cementando la tierra absorbente -tan necesaria en zonas inundables- y transformando esos barrios en lugares sin identidad donde sufren los vecinos pre existentes y también los nuevos que, al poco tiempo de mudarse, advierten que las condiciones de vida replican las de cualquier urbe superpoblada construida sin planificación.

Otro dato del mal vivir son las podas innecesarias y las talas cada vez más constantes que reducen los beneficios ambientales generados por las frondosas arboledas públicas que ya no existen.

Con este panorama se podría suponer que los concejales elegidos por el pueblo tigrense intentarían resguardar tierra pública para sus votantes. Pero no es así y, con la camiseta de intereses que no son populares, dos viejos concejales del Frente Renovador, hoy en el Frente de Todos, se manifestaron abiertamente por la entrega definitiva al Club Atlético Tigre (C.A.T.) de 21 hectáreas ubicadas sobre el canal Aliviador, río Luján y Ruta Prov. 27, en Rincón de Milberg, que antaño pertenecían a la Armada Argentina y hoy administra la AABE.

Desde hace 4 años, un proyecto de ordenanza, que busca la transformación de ese inigualable predio en Reserva Natural Municipal, está “cajoneado” en el HCD. Un grupo de vecinos autoconvocados, alarmados por la posible pérdida de dicho predio, reflotó el proyecto, denunció la situación y logró, incluso, que algunos concejales -antes amigos de entregar esas tierras al club de fútbol- dieran un vuelco hacia el reclamo vecinal.

Jorge Villarruel recordó que, en 2018, la AABE -en manos de funcionarios macristas- “quiso transformar un predio de 12 hectáreas en barrio cerrado”; entonces se unió con otros vecinos para pedir que quede en manos municipales como paseo público y “hoy está en vías de resolución”. Esa experiencia de lucha vecinal tuvo que ponerla en práctica nuevamente cuando se enteró que “el Club Atlético Tigre presentó nota a la AABE pidiendo el predio de 21 hectáreas sobre canal Aliviador y el (río) Luján” ya que “si esa gran fracción de tierra pasa a manos del club de fútbol, otra vez perdemos espacio público”.

Es saludable la reacción vecinal, al mismo tiempo que increíble la posición de los concejales que prefieren entregar tierra pública a un club de fútbol. ¿Por qué aceptan sin objeción el pedido de esa entidad? ¿Querrán quedar bien con Sergio Massa, hincha del Matador? ¿Desconocen acaso, las obligaciones y derechos del Municipio? “La planificación, el destino de la tierra está en manos del Municipio y la provincia (de Buenos Aires) o sea que pueden determinar el destino de toda tierra, privada o pública dentro de su jurisdicción. La planificación la debe establecer el Municipio de forma democrática, no necesita conseguir un permiso previo por parte del propietario del inmueble”, informó el abogado especializado en Derecho Ambiental, Jonatan Baldiviezo.

Evidentemente, la mayoría de los concejales, aún aquellos embanderados en el peronismo revolucionario, se han dejado atrapar por la lógica neoliberal: someterse a las exigencias del extractivismo inmobiliario y negociar migajas para la ciudadanía. La costumbre de formar parte de intrigas palaciegas, de reservarse información, de presentarse como un heroico militante que batalla contra los dueños del poder arrancándoles migajitas para el pueblo es una modalidad que asquea a todos y todas las ciudadanas. Si algo se espera de aquellos/as que dicen ser nacionales y populares es que denuncien públicamente todos los intentos de desposesión territorial y asuman, junto a la ciudadanía, la defensa del patrimonio público, antes, por supuesto, de que los vecinos los obliguen a la decisión: estás con nosotros o estás con los que siempre se quedan con toda la torta.

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