Argentina campeona de América, festejos, «culos rotos» y confusión

⚽ El festejo de la victoria futbolística argentina dejó mucho para pensar en términos de género y masculinidades. Entre insultos y "culos rotos", ¿se pierde la mística si se cuestiona el insulto?

La Selección logró llevarse la Copa América después de 28 años. Después de varios intentos, llegó finalmente el triunfo de Messi y varias generaciones vimos a Argentina campeón por primera vez. Mientras escribo me pregunto por qué hablamos de Argentina campeón y no campeona, no sé si tendrá que ver con ese masculino hegemónico que no se termina de quebrar, pero será un asunto a profundizar en alguna otra reflexión.

No soy muy fanático del fútbol, no me apasiona mucho exceptuando algún Mundial y varios partidos de River vividos en la cancha. Sin embargo, un poco de costado, creo que a cualquier persona que tenga en sí una mínima pasión por su Patria y empatía por las alegrías del pueblo esta victoria le genera una gran emoción. La felicidad es de todes, ¿y la forma de festejo no puede serlo también?

“Les rompimos el orto” y todos sus derivados son las ideas/frases más escuchadas para celebrar la victoria contra Brasil. Pero este tipo de expresiones y lo que conllevan vienen de mucho antes y para debatirlas es importante entenderlas con su historia y su trasfondo.

Si bien la referencia al “ataque contra el culo” -que en general viene con un sentido sexual y violento hacia las disidencias sexuales- aparece en otros temas, el fútbol suele estar lleno de canciones que se expresan desde ese lugar y abren debate que incluso ya aparecieron en esta Copa: los gestos y las frases del Dibu Martínez en plenos penales contra Colombia, fueron tan reivindicados como cuestionados, desatando el desafío de salir del choque entre la táctica y la violencia.

El jugador que dice “te voy a romper el orto”, ¿le está expresando al rival que lo va a violar por el culo? Si bien creo que tenemos que escaparle un poco a la literalidad, me parece que ese tipo de dichos no solo se basan en ciertas ideas hegemónicas del ser varones, sino que también las reproducen: vincularse a través de la violencia en lo sexual e incluso seguir constantemente con una idea de “cogerTE” expresa metafóricamente la cultura de la violación que nos atraviesa.

Nadie puede negar que existe en los varones, especialmente en los varones cisheterosexuales, una idea entre el miedo y la violencia alrededor de nuestros culos, que se presenta como un terreno sagrado o secreto cuando se trata del propio y se transforma en objeto de conquista cuando nos referimos al de otres. En la misma línea, no es el objetivo de esta reflexión ni creo que tenga sentido cancelar a un jugador o rechazar los trofeos por festejar poniéndose la copa como una pija, pero tampoco se puede negar que esto sigue reproduciendo el falocentrismo.

No estoy hablando de estrategia futbolística, seguro habrá otres que podrán ahondar en ese área con mayores y mejores elementos sobre la violencia presente en la competitividad que mueve al deporte, sino de aportar un granito más a las reflexiones sobre las formas en que festejamos esta alegría argenta.

Si buscamos construir otras formas de vincularnos -hasta de hablar-, que rompan con expresiones violentas que venimos naturalizando y ya no van más, la respuesta no puede reducirse a que se pierde la mística o a que no se entiende el sentimiento, eso que muchas veces se define como “el folklore del fútbol”.

Es tiempo de empezar a construir festejos que no discriminen, que no violenten a quien coge por el culo o doten de una carga dolorosa y peyorativa esa práctica sexual que muches disfrutan, y que no asimilen la derrota de un rival con una persona violada. Quizá sea posible si nos proponemos y nos permitimos frenar ciertas sobrereacciones apuradas y si nos dejamos atravesar por discusiones y pasiones colectivas.

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