Cuando Internet daba sus pequeños primeros pasos en nuestro país, cuando aún no había redes sociales digitales que viralicen imágenes a la velocidad de un rayo, cuando los colectivos de fotografía militante eran prácticamente inexistentes, un grupo de fotógrafxs se calzó sus cámaras analógicas para ir de Avellaneda a Quilmes y documentar una toma de terrenos que, a diferencia de muchas otras, sería una victoria para las 300 familias que sufrían –cuando no– la problemática habitacional en pleno menemismo.
Ese registro en el asentamiento La Sarita sería el primero de la Cooperativa de Fotografía Documental (Co.Fo.Do), que durante los cinco años siguientes retrataría toda manifestación y conflicto social que a su paso iban dejando las políticas neoliberales y que estallarían con la crisis del 2001. Bajo el título Colectivos Fotografía Militante, la fotógrafa Liliana Contrera y el diseñador Juan Frey publicaron desde julio del 2020 tres fotolibros digitales que rescatan la labor de Co.Fo.Do y su extensión, Fotografía de la Base.
las exigencias de justicia y de aparición con vida”.
El primero de ellos, Asentamiento La Sarita – Barrio Agustín Ramírez, acaba de publicarse, además, en formato físico: veinte tarjetones en un box con fotografías de Cecilia Hahn, en blanco y negro, que documentan no solo la ocupación sino el posterior levantamiento del barrio Agustín Ramírez en Florencio Varela. Las otras dos publicaciones, La movilización antirrepresiva en los ’90 y La lucha por la salud 1996/1999, por ahora en ISSUU, verán pronto el formato impreso, junto con una cuarta publicación sobre la toma de la fábrica Atlántida.
El conjunto de estos trabajos fotográficos destaca por varias cualidades: permite el acceso a una importante cantidad de imágenes producidas por fuera de los medios tradicionales y hegemónicos, en una época en que su dominio era casi total, y documenta así el recorrido tumultuoso de finales de los ’90, al tiempo que deja constancia de la existencia de grupos fotográficos militantes antes del 2001, momento en donde surgen varios colectivos. “Hay esta cosa como que en los ‘90 no pasaba nada. Porque de repente fue el 2001, pero la mecha se había prendido mucho antes y en este recorrido fotográfico se ve cómo la mecha va llegando al 2001, cómo la pólvora va llegando hasta que explota todo”, dice Liliana Contrera en diálogo con El Grito del Sur.
Las marchas de desocupados y de jubilados, las manifestaciones por los Derechos Humanos y en defensa de la salud, las primeras movilizaciones de la agrupación HIJOS y los movimientos piqueteros y de estudiantes, son algunas de las coberturas que llevó adelante la Cooperativa entre 1995 y el 2000. Para ese entonces, la reforma del Estado llevada adelante por el gobierno de Menem, la pérdida de derechos laborales, los problemas habitacionales y la privatización de las empresas estatales, encendían la chispa de lo que explotaría años más tarde.
“Estaba todo muy mal. Estábamos con el 1 a 1 y la gente pensando que estaba todo bien porque se podían ir a Miami. Los cortes de ruta de lo que es el cordón cordillerano por todo el cierre de YPF era moneda corriente en esa década”, recuerda Liliana. “A partir de Cutral Co para adelante fue esa la modalidad. Como que ahora el piquetero es una figura bastante ya adoptada, pero en ese momento era el actor social que venía a buscar su lugar, estaba totalmente fuera del mercado laboral y eran bastantes”.
Para la investigadora Silvia Pérez Fernández, que participó de la presentación del libro en la Escuela de Fotografía Nova, “era una rareza en la década de los ‘90 la agrupación de fotógrafos con el fin de intervención social y política sobre las problemáticas”. “En 2001 se visibilizó una producción que venía en muchos casos de forma bastante subterránea”. Fernández también destaca que el trabajo en el barrio Agustín Ramírez retrata una problemática característica de fines de los ’80 y de los ’90 y se pregunta: “¿qué hubiéramos sabido acerca de la toma si no fuera por el registro de la fotografía documental?”. Las fotografías de la Co.Fo.Do permiten confrontar esas imágenes con las de las tomas de territorios actuales y ver que “el problema no se solucionó, se profundizó”.
“En cuanto al conflicto de tomas, yo vi que hay fotos casi idénticas a las que se pueden dar hoy, salvo que las personas ahí no estaban con un celular en la mano, registrando”, dice Liliana. “Las fotos pueden ser casi las mismas que en Guernica. Es 2021 y la gente sigue viviendo bajo chapas, que no haya cambiado mucho es fuerte”. En septiembre de 1995, 350 familias ocuparon un terreno de doce hectáreas, abandonado desde hacía 40 años en Quilmes Oeste, junto a la fábrica El Emporio del Tanque. Durante la madrugada del primer día, la Policía Bonaerense reprimió a las familias con la intención de desalojarlas pero lograron resistir con la ayuda de vecinos, organizaciones sociales y parroquias, y consiguieron la resolución de un juez que les permitió trasladarse a otros terrenos, en donde comenzaron a construir sus viviendas. La Cooperativa de Fotografía Documental asistió durante un año y medio al asentamiento para registrar el crecimiento del barrio.
“En su momento nosotros no teníamos referentes de la fotografía documental política. El laburo muestra un triunfo, consiguieron levantar sus casas. El barrio Agustín Ramírez fue el triunfo de una lucha”. Estas imágenes se publican por primera vez por el trabajo de archivo y de edición de Liliana Contrera, con fotografías de Cecilia Hahn, Daniel Baca y Sergio Santillán.
acciones separadas por el tiempo pero que forman parte de una misma lucha”.
