Volver a la ruka

✊ La demanda de esta comunidad mapuche empezó en 2007, cuando el barrio privado Arelauquen Golf bloqueó el acceso que los Quijada utilizaban para llegar a la ciudad.

La Justicia federal rionegrina ordenó al barrio privado Arelauquen Golf & Country Club, ubicado a orillas del lago Gutiérrez en la localidad de San Carlos de Bariloche, liberar la entrada principal para que les integrantes de la Lof Quijada -comunidad mapuche Lofche José Celestino Quijada- puedan acceder a su territorio en la ladera sur del cerro Otto -Wenu Lafken-. Era una demanda que la comunidad reclamaba desde hace 14 años, cuando el barrio privado bloqueó el acceso que los Quijada utilizaban para llegar a la ciudad. En mayo de este año el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) reconoció la ocupación actual, tradicional y pública de las tierras, y el juez subrogante de la localidad, Gustavo Zapata, falló a favor de la comunidad. Este martes la jueza Silvina Domínguez, a cargo del Juzgado Federal de Zapala, rechazó el planteo de nulidad que había presentado la empresa inmobiliaria y ratificó la decisión de su colega barilochense. 

El conflicto con el country comenzó en 2007 cuando la empresa adquirió nuevos lotes y el camino por el que la comunidad llegaba a sus casas -rukas- quedó dentro de la propiedad privada. “Además de empobrecernos porque nos dejaron aislados, el daño emocional fue aún mayor”, advirtió a El Grito del Sur Luisa Quijada, la mayor de las hijas e hijos de José Celestino. Para tomar la decisión, la magistrada recorrió el lugar junto a representantes del barrio privado y referentes de la comunidad mapuche, y ratificó lo que el juez Zapata escribió en el último fallo, en el que ordena a la empresa inmobiliaria garantizar el paso “entre el territorio ocupado por la comunidad y el barrio Unión de esta ciudad”. 

Telam, Bariloche, 30 de junio de 2021:Luisa Quijada en el nuevo paso abierto por Arelauquen que debe ser puesto en condiciones para el invierno. La Justicia Federal ordenó reabrir el camino de los Álamos, que utilizaba la Lofche mapuche de Bariloche, José Celestino Quijada, y que hace 14 años imposibilitaba su paso, rechazando el planteo de la firma Arelauquen, según fuentes oficiales. Foto: Eugenia Neme/dl/Telam

El camino “de los Álamos”, que la familia usaba para llegar a la comunidad, hoy es apenas una huella que cruza el barrio privado. “Ese camino lo abrió Luisa Capraro, que era dueña de las tierras. Después esa familia le vendió a Arelauquen”, explicó Quijada. Su padre, José Celestino, trabajaba para Capraro cortando leña. “Cuando el country compró las tierras, nos dejaron encerrados. Fue un empobrecimiento muy doloroso, pero en especial nos deben mucho sentimentalmente por las persecuciones que sufrimos, sólo por querer estar en nuestra tierra”, agregó. Las casas y las huertas que tuvieron que dejar, como Luisa, quedaron abandonadas, y gran parte de la familia se instaló en el barrio Unión, debajo del cerro. Mientras los Quijada tuvieron que empezar de cero, el barrio privado construyó una cancha de polo que se sumó a los múltiples servicios que ofrecen a los propietarios y visitantes: cancha de golf, tenis, squash y un club house sobre el lago. 

“Del camino quedaron las huellas y se identifica por los álamos que hay alrededor, pero gran parte quedó tapado por la cancha de polo”, detalló Matías Schraer, abogado de la comunidad Quijada, y precisó que “lo que pedimos es un paso provisorio mientras avanza el proceso, que no sabemos cuánto puede estirarse pero más de cinco años seguro”. Después de 14 años sin el acceso original hacia la comunidad, la Justicia falló a favor de la familia Quijada: “analizando el escarpado acceso que hoy se encuentra habilitado para ingresar al territorio comunitario y las dificultades que acarrean las inclemencias climáticas propias de la próxima época invernal en nuestra ciudad, entiendo que debo hacer lugar a la medida pretendida”, escribió el 21 de mayo el juez Zapata en la resolución a la medida cautelar presentada por la comunidad. En un fallo adjunto, el juez ordenó además la “paralización inmediata de toda obra y/o movimiento de suelo” que la empresa inmobiliaria -propietaria de más de 700 hectáreas a orillas del lago Gutiérrez- esté desarrollando “sobre el territorio ocupado por la comunidad”.

Tras la recusación del juez de Bariloche y el cumplimiento del plazo de 20 días hábiles que dispuso el fallo para la apertura de un camino accesible, la jueza Domínguez intervino y llamó a una audiencia en el territorio para llegar a un acuerdo sobre cómo debería cumplirse la medida cautelar. Junto a la familia Quijada, el abogado Schraer y representantes de Arelauquen -acompañados por el abogado Alfredo Iwan- recorrieron el camino hasta el territorio mapuche. “Lo que se acordó fue que a partir de ahora todos los integrantes de la comunidad y sus invitados van a poder usar las calles de Arelauquen hasta que se termine de construir un camino de ripio que conecte el barrio Unión con el territorio arriba del cerro”, describió Schraer. En la cabina de seguridad que se adelanta a la entrada del barrio, una lista de 60 nombres y patentes vehiculares autoriza el ingreso de la comunidad mapuche para llegar hasta su territorio. 

La vuelta al territorio

En el barrio Pilar II, al pie del cerro Ventana, Luisa Quijada sale a alimentar a sus animales mientras Ludmila, su sobrina, prepara el almuerzo. La casa es prestada, señala Luisa, porque en invierno y con la falta de camino se complica el acceso al cerro. Para llegar al territorio familiar tienen que subir por una ruta de ripio que bordea la montaña hasta el centro de esquí nórdico “Piedras Blancas”, y de ahí tomar otro camino más estrecho y empinado. Hace poco Ludmila subía hasta allá en moto a ver a su abuela y tuvo un accidente. “Nos pasa seguido subiendo en moto o cuatriciclos, porque el camino tiene demasiada pendiente”, relató la joven. Su abuela, Leonor Figueroa, nunca dejó la Lof. “Hacemos lo posible para que llegue allá y se quede tranquila. Cuando está acá en el pueblo ya se empieza a sentir mal”, agregó Ludmila. 

Telam, Bariloche, 30 de junio de 2021: La Justicia Federal ordenó reabrir el camino de los Álamos, que utilizaba la Lofche mapuche de Bariloche, José Celestino Quijada, y que hace 14 años imposibilitaba su paso, rechazando el planteo de la firma Arelauquen, según fuentes oficiales. Foto: Eugenia Neme/dl/Telam

“Mi hermano no quiso bajar ni siquiera cuando nos quitaron el acceso, se quedó con sus animales, resistiendo”, relató Luisa, que es la mayor de los hermanos “y la que tiene más dolor, porque vi cómo fue todo, cómo antes teníamos nuestras quintitas y el arroyo y vivíamos todos ahí”, recordó. Es que muchos de sus nietos y sobrinos, como Ludmila, no llegaron a vivir en la comunidad. “Si no hubiesen tirado a la basura todo lo que construimos hoy la situación sería distinta, no estarían todos los chicos separados por ahí”, aseguró Luisa y remarcó que “allá era otra cosa, nos reuníamos a charlar, estábamos juntos. Nos marcó mucho tener que irnos de ahí”.

Entre mate y mate el agua de la pava se calienta con el fuego de la salamandra. Como quien está de paso, en la casa de Luisa los muebles no tienen un orden, “están así como llegaron”, explicó y señaló una serie de macetas con plantines que están acomodados sobre una estructura de madera. “Iba a hacer un invernadero acá al fondo, pero ahora ni lo pienso, en agosto me voy para el cerro”, afirmó Quijada y remarcó que “ahí somos felices. Ahí nacimos, nos criamos, y ahí nos vamos a morir”.

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