Ante el avance de las campañas de vacunación en el mundo, los gobiernos deben decidir: ¿qué hacer con aquelles ciudadanes que no se inscribieron aún para recibir su primera dosis? Desde incentivos como sorteos, becas, cerveza e incluso marihuana gratis, los Estados en sus distintos niveles apuntan a acelerar la inmunización, mientras que otros utilizan una herramienta más coercitiva y que en Europa tiene sus detractores: el pase sanitario.
A nivel local, el gobierno nacional ya incorporó a la aplicación “Mi Argentina” un certificado digital de vacunación que permite, entre otras cosas, llevar el DNI digitalizado. Este pase sanitario comenzará a utilizarse en la provincia de Buenos Aires con el objetivo de aumentar el aforo en locales cerrados y puede tramitarse en la app del gobierno nacional y en Vacunate PBA.
“A partir del lunes incorporaremos el Pasaporte Covid, que habilitará a los negocios a aumentar en un 20% su aforo con bonaerenses que fueron vacunados al menos 21 días antes con la primera dosis”, había confirmado la vicegobernadora Verónica Magario. La medida todavía no comenzó a implementarse.
Hasta el 3 de agosto, la Provincia ya vacunó a 9.839.785 personas con primera dosis de un total de 16.66 millones y empezó a inocular a adolescentes de entre 12 y 17 años con comorbilidades. Pero a medida que avance la campaña en el resto del territorio nacional será necesario decidir qué sucede con quienes se resisten a vacunarse, ya que para lograr la llamada “inmunidad del rebaño” se requiere tener un 90 por ciento de la población inmunizada, de acuerdo a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La semana pasada, el Parlamento francés aprobó el pase sanitario, el cual establece la obligación de tener el esquema de vacunación completo, una prueba de PCR negativa o un certificado de restablecimiento para ingresar a lugares públicos con capacidad de más de 50 personas y la obligatoriedad de la vacunación a quienes trabajan en centros de salud. Los antivacunas respondieron el fin de semana con movilizaciones masivas en todo el país.
La decisión del gobierno de Emmanuel Macron apunta a frenar la nueva ola de casos de coronavirus iniciada en junio, causada principalmente por la variante Delta. Francia ya tiene al 50 por ciento de su población con un esquema completo de vacunación y estima que en septiembre podría aplicar una tercera dosis de refuerzo en adultes mayores. Pero aunque la última semana -después de que se enviara el proyecto del pase sanitario al Congreso- se marcara un récord de vacunación en el país, los casos positivos continúan en alza.
Además del pase sanitario, Macron utilizó su cuenta en TikTok para hacer un vivo y, en sus palabras, contrarrestar la “información falsa” que circula sobre las vacunas. Mientras tanto, el país ya inició la campaña de vacunación para adolescentes de entre 12 y 17 años.
Los antivacunas, por su parte, continúan organizando manifestaciones masivas “en defensa de la libertad” y elaboraron una lista con los nombres de comercios, restaurantes, empresas y servicios que no exigen el pase sanitario.
Uno de los primeros países en implementar esta medida fue Israel, que fue de los más rápidos en avanzar con su plan de vacunación, aunque al día de hoy y con casi el 70 por ciento de su población fue inoculada con dos dosis sufre un rebrote causado por la variante Delta.
El sistema Green Pass fue impulsado por la administración del otrora primer ministro Benjamin Netanyahu en marzo, cuando se levantaron buena parte de las restricciones sanitarias en el país, salvo el uso de barbijos en espacios cerrados. En junio, el gobierno israelí levantó todas las restricciones, pero la calma duró poco y el nuevo primer ministro, Naftalí Bennett, intenta tomar medidas graduales para evitar una nueva cuarentena.
Las protestas no se hicieron esperar. Y, mientras tanto, el gobierno de este país comenzó a dar terceras dosis a adultes mayores de 60 años y población de riesgo.
La decisión de aplicar terceras dosis -algo que, además de Israel, ya hacen Rusia y Hungría y que el Reino Unido, Francia y Estados Unidos están evaluando- fue duramente criticada por organismos como la OMS y Médicos Sin Fronteras, que llamaron a priorizar la vacunación en países más pobres que no lograron comprar tantas dosis y tienen un ínfimo porcentaje de su población vacunada.
“Los gobiernos ricos no deberían estar priorizando dar terceras dosis cuando la mayoría de los países en desarrollo ni siquiera tuvieron la oportunidad de tener sus primeras dosis contra el Covid-19”, sostuvo Kate Elder, representante de Médicos Sin Fronteras.
En Estados Unidos casi la mitad de la población está vacunada, pero la cifra parece haberse estancado. Los gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales comenzaron a ofrecer incentivos de lo más variados para fomentar la vacunación: servicios de cuidado para niñes para que les padres pudieran acercarse a los vacunatorios; viajes gratis en Uber o Lyft; sorteos; becas estudiantiles; compras gratis en el supermercado; donas; vasos de cerveza; entradas para las ligas de fútbol americano y béisbol e incluso porros, aunque solo para mayores de 22 que hayan recibido su vacuna.
En la ciudad de Nueva York, el alcalde Bill de Blasio anunció que este mes comenzará a usarse un pase sanitario similar al de Francia. “Es el momento de que las personas vean la vacunación como algo literalmente necesario para vivir una vida plena, buena y saludable”, aseguró en conferencia de prensa. Sin embargo, de Blasio se negó a reinstaurar el uso obligatorio de barbijos en espacios cerrados y solo lo indicó como una sugerencia. La ciudad solo tiene al 66 por ciento de sus adultes mayores completamente vacunades.
