La Legislatura de Buenos Aires confirmó que tratará en primera lectura el proyecto Costa Urbana en la sesión ordinaria de este jueves. En la parcela privada más grande de la Ciudad, justo al lado de la Reserva Ecológica de Costanera Sur, la empresa IRSA y el Gobierno porteño pretenden construir un barrio de lujo con torres de hasta 45 pisos. La aprobación del convenio urbanistíco (que pasó en un tiempo récord por comisiones de la Legislatura) implicaría el desarrollo inmobiliario en una superficie de 70 hectáreas -equivalente a medio barrio de San Telmo- en tierras costeras y de humedal.
En respuesta, el Frente de Todes CABA convocó a federaciones deportivas, organizaciones barriales, vecines del barrio Rodrigo Bueno y colectivos ambientalistas para realizar un abrazo simbólico al predio de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors. El encuentro, del que participó el primer candidato a diputado Leandro Santoro, buscó poner en valor el destino original del predio, orientado a la práctica deportiva y con espacio para deportes náuticos y de equipo. Bajo el lema “Torres NO, Deporte Sí”, comuneres, legisladores, diputades y referentes barriales rechazaron el emprendimiento inmobiliario y reforzaron la necesidad de que el lugar sea un espacio público lugar.
“Estamos defendiendo un modelo de Estado que asuma la necesidad de planificar en función de la responsabilidad social y la necesidad social. Hoy la CABA la planifican los desarrolladores inmobiliarios, las grandes constructoras. Y este predio forma parte de ese modelo de ciudad que nosotros no queremos, un modelo que entiende que solamente la lógica de la rentabilidad es legítima para pensar qué tipo de norma tiene que tener un predio como este», explicó Santoro.
En el evento también tomó la palabra el legislador y ex secretario de Deportes Claudio Morresi, quien explicó: «Este es un lugar de uso deportivo y ya estamos bastante cansados de que el Gobierno de (Horacio Rodríguez) Larreta encuentre la posibilidad de construir torres para ricos en cualquier espacio que puede. Llevar adelante esos negocios tiene que ver con darle una respuesta solamente a un sector minoritario, muy poderoso económicamente, que solo pretende seguir haciendo negocios».
La historia del predio se remonta al siglo pasado: el terreno fue cedido por el Estado Nacional al Club Boca Juniors en la década del ’60, a los fines de instalar allí una ciudad deportiva para el club de la rivera. Sobre terrenos ganados al río se procuraba ampliar la sede social de Boca y, durante un tiempo, también sobrevoló la idea de trasplantar la mítica Bombonera. Sin embargo, luego de la dictadura, las ordenanzas municipales del interventor Osvaldo Cacciatore le quitaron al club la responsabilidad de la construcción de la ciudad deportiva. Finalmente, con Boca asediado por deudas y un largo abandono de la zona, el terreno terminó en manos de la empresa IRSA por 50 millones de dólares.
«Las acciones de la empresa constructora IRSA, el día que el Proyecto entró a la Legislatura, pasaron a costar un 28 por ciento más. ¿Saben por qué? Porque estos terrenos sin construir pasarían de los 51 a los 1.600 millones de dólares. Sin construir. Solamente porque se permitiría la construcción de edificios de 145 pisos de alto», agregó Santoro
