«Hay que generar políticas que ideen otros circuitos de consumo”

🙋‍♀️ Politóloga, periodista y fundadora del Mercado de Consumo Popular, Carina López Monja acaba de firmar como candidata a diputada nacional para impulsar la agenda de "Techo, Tierra y Trabajo".

Ley de Etiquetado Frontal, Educación Ambiental, ley de Góndolas y una propuesta legislativa para el reciclado de envases: mientras las nuevas formas de consumo y relación con el ambiente se discuten dentro y fuera del Congreso, Carina López Monja, creadora del Mercado de Consumo Popular y una de las que viene pensando este tema hace años, acaba de firmar como candidata a diputada nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el Frente de Todos.

Nacida en el seno de una familia sin tradición militante, López Monja se define como hija del 2001 y sitúa su inserción en la política en las marchas del 19 y 20 de diciembre de ese año, cuando la rabia volcó a miles de argentinos a las calles para intentar cambiar la situación que vivía el país. Si bien ese impulso ya no se frenaría, a la hora de elaborar su propia cronología encuentra el quiebre en el 26 de junio del 2002, cuando Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fueron asesinados por la policía bonaerense en el Puente Pueyrredón. Ese día, en medio de la masiva manifestación a Plaza de Mayo, Carina entendió que mantenerse indiferente no era opción. “Yo estaba estudiando periodismo y ni bien vi las imágenes en la tele decidí ir con un grupo de amigos. En ese momento los medios decían que los piqueteros se habían matado entre ellos y no hablaban de la violencia policial. Ahí me di cuenta que no tenía sentido estudiar periodismo si no iba a hacer algo con eso, si eso no significaba pensar la realidad con otros y otras”. 

Tres días después, la joven comenzó a participar en el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown, donde militaba Maxi antes de morir, y poco después dejó de estudiar Derecho, una de las tres carreras que cursaba en paralelo, para ir todos los días al barrio. “Organicé mi vida de esa manera, iba al barrio a la mañana a ayudar con las tareas de comunicación y a la tarde estudiaba. Desarmar el discurso de los medios en ese momento era muy importante para romper la estigmatización de los sectores populares. La intención era demostrar que detrás del palo y la capucha que publicaban los diarios había muchas mujeres organizadas para conseguir un plato de comida para darle a los chicos”, rememora.

A partir de la crisis del 2001, el largo camino por el reconocimiento y la formalización del trabajo de la economía popular se transformó en uno de los ejes vertebrales de los movimientos sociales. A través de las organizaciones políticas, muchos sectores históricamente marginados lograron nuclearse para exigir sus derechos y visibilizar las transformaciones en el campo laboral, llegando a posicionarse, dos décadas después, como uno de los actores claves de la Argentina actual. 

De esa búsqueda de estrategias comunes surgió Me.Co.Po, el Mercado de Consumo Popular iniciado por Carina y sus compañeres. “Hace unos seis años, con el aumento de la inflación, vimos la necesidad de garantizar un mecanismo de comercialización que permitiera comprar más barato eludiendo a los monopolios. Me.Co.Po busca tanto evitar los sobreprecios como generar un espacio donde comercializar los productos propios, evitando el cuello de botella que sufren las cooperativas, especialmente las que no son de alimentos”, explica la militante. 

El proyecto, que comenzó con una sola “ronda de vecinos” -como llaman a les vecines organizades que compran verduras agroecológicas-, ahora cuenta con 20 almacenes populares distribuidos en todo el AMBA. “Logramos acercar de manera directa los productos de la economía social a los consumidores y reforzar las iniciativas propias. En la página web nosotros explicamos de dónde viene cada cooperativa, quiénes la forman, cómo trabajan y por qué pensamos que apostar a estos consumos también es un acto político”, cuenta la creadora del mercado que comercializa desde pastas frescas y hongos de huerta hasta productos de higiene, limpieza o libros independientes.

Con el crecimiento de la estructura, les integrantes del Me.Co.Po debieron darse el incómodo debate sobre quién, cómo y en qué circunstancias pueden adquirir estos productos y pensar soluciones para no seguir reproduciendo una lógica elitista. “Muchas veces los productos agroecológicos o cooperativos, por el trabajo que requieren, salen caros y solo los pueden comprar ciertos sectores sociales. Cuando Me.Co.Po fue creciendo surgió la necesidad de plantearse cómo hacer para que los consumidores pudieran ser las propias familias en los barrios populares. De ahí surgen los almacenes populares en los diferentes territorios que se complementan con los círculos de vecinos que compran de manera directa por la página web”, asegura López Monja. “Claro que es más fácil ir al supermercado y conseguir todo en un solo lugar que comprar de a poco en una comercializadora popular, pero elegir, evaluar, conversar con los productores también forma parte de entender el poder que tenemos como consumidores frente a las grandes empresas”. 

Si la irrupción de la pandemia dejó en claro que el consumo desenfrenado puede tener consecuencias inminentes, la salida de ésta explicita la necesidad de canalizar este aprendizaje en políticas públicas que no dependan de la responsabilidad individual ni del tino de los gobiernos de turno. Con ese fin, el sábado 24 de julio Carina firmó en la lista de candidatos a Diputados Nacionales del Frente de Todos con la intención de llevar la voz de los sectores populares al parlamento, como lo vienen haciendo sus dos compañeros del Frente Patria Grande, Itai Hagman y Federico Fagioli.  

“Lo que hay que discutir no es solo una ley sino cómo generamos otras condiciones para que los productores de la economía popular y las fábricas recuperadas puedan llegar realmente a las góndolas de los supermercados,” afirma la militante que, si bien reconoce que desde el Ejecutivo se pensaron medidas para contener la inflación, entiende que la salida de la crisis debe tomar más de las experiencias de los sectores populares, quienes a su vez, fueron los grandes afectados por la pandemia. “En los grandes monopolios perdemos tanto los consumidores como los pequeños productores. Por eso, el fomento de la economía popular es fundamental para que se pueda desconcentrar la economía. Hoy en día resulta muy difícil que las políticas tengan un impacto real contra la inflación: cualquier programa donde el Gobierno inyecte dinero, ya sea la Tarjeta Alimentar u otra, termina generando que tengan más ganancias quienes aumentan el precio de los alimentos. Hay que generar políticas que ideen otros circuitos de consumo”. 

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