«Si no cambiamos la fórmula, Argentina va a estallar socialmente»

🗣️ La UTEP vuelve a las calles con la marcha de San Cayetano y El Grito del Sur habló con uno de sus principales dirigentes, Gildo Onorato. Los planes sociales, la relación con el empresariado y la agenda de los sectores populares en Argentina.

Leer

Luego de un año en que la pandemia obligó a suspenderla, el sábado 7 de agosto los movimientos populares vuelven a la calle para celebrar el día de San Cayetano, una de las movilizaciones más masivas y ya tradicionales de las organizaciones que se nuclean en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Al frente de la organización de la marcha estará uno de los principales dirigentes del Movimiento Evita, Gildo Onorato, quien habló con El Grito del Sur sobre la movilización, los planes sociales, el cierre de listas, la situación en los barrios populares y la agenda de Tierra, Techo y Trabajo que levantan desde el gremio de las y los trabajadores populares.

El sábado vuelven a las calles después de haber suspendido la movilización del año pasado por el contexto sanitario. ¿Qué representa esta decisión y qué tensiones hubo al momento de decidir que se marchara?

En primer lugar, hay que decir que nunca estuvimos guardados porque las compañeras y los compañeros estuvieron trabajando mucho en el marco de la pandemia: con las postas sanitarias, garantizando la alimentación, el aislamiento comunitario y un montón de necesidades insatisfechas que hay en los barrios. Sí tuvimos más cuidados y no nos movilizamos. A la hora de plantear la celebración de San Cayetano, lo hacemos valorando distintas cuestiones: primero, que los niveles de vacunación con una dosis en Argentina son de más del 56% y que con dos dosis estamos llegando casi al 17%, los niveles que permitieron a las sociedades del cono norte (EE.UU., Canadá, Europa e Israel) retomar gran parte de la dinámica social más tradicional. Por otro lado, la decisión está vinculada a que es una celebración fundacional de nuestro sector, una marcha que siempre ha tenido agenda propositiva y legislativa y una apuesta a resolver a través del diálogo distintos problemas. A la vez, hay una enorme demanda por generar puestos de trabajo y San Cayetano es el patrono del trabajo. En función de eso nos movilizamos.

Desde distantas instancias de la UTEP ha habido una crítica fuerte a la tarjeta Alimentar y una apuesta a la necesidad de generar laburo. ¿Cuál es el siguiente paso al que debería mutar la asistencia social del Estado para convertirse en trabajo?

La inversión social que se hace desde el Estado siempre es válida e importante y nosotros la valoramos. El tema es que ese mecanismo no fue algo transistorio, sino que se ha transformado en algo permanente. De las 850 mil familias que recibían la caja pan a las 12 millones de familias que se inscribieron en el IFE, evidentemente la transferencia de ingresos no ha sido efectiva para frenar la pobreza, la indigencia y generar trabajo. Tenemos que concebir que hay una nueva realidad social, que es la de la Economía Popular, que nuclea al menos 7 millones de habitantes (el 35% de la población económicamente activa) y que ha generado instancias de trabajo organizado de forma comunitaria que deben ser incentivadas, blanqueadas y que deben tener la posibilidad del acompañamiento público y privado para que ese trabajo sea de calidad, con derechos y condiciones laborales. Por otro lado, también vemos que hay que retomar con fuerza el desarrollo de las economías regionales a través de una perspectiva popular. Para eso necesitamos fortalecer la perspectiva productiva pero a la vez garantizar reserva de mercado, consumo en origen, volver a recuperar el arraigo en los pueblos productores de alimentos. Y lo más importante: construir una alianza sólida y permanente entre la economía popular, el cooperativismo y las mutuales que producen el 10% del PBI. Si nosotros logramos consolidar esa articulación, no solamente vamos a generar mejores condiciones para trabajar sino que vamos a impulsar el crecimiento económico de abajo para arriba de nuestro país. No podemos esperar el derrame que a los sectores populares nunca nos ha llegado ni recostarnos en el boom de consumo que siempre ha estado acompañado de picos inflacionarios y que estuvo dirigido hacia la clase media. La agenda Tierra, Techo y Trabajo es fundamental al momento de pensar una sociedad distinta.

¿Van a llevar esta agenda al Congreso, con la inclusión en las listas de Daniel Menéndez? ¿Cómo evaluás el cierre de listas y en qué políticas públicas se concreta el programa de Techo, Tierra y Trabajo?

Estamos muy contentos de que Daniel sea uno de los representantes de nuestro sector en el proceso electoral, hay muchos en diferentes distritos. Pero la evaluación que hacemos es la habitual: la política cree que los pobres en Argentina deben tener un lugar lateral, secundario. Pero un diputado más o uno menos no nos cambia nuestra perspectiva ni la lucha que tenemos en concreto por la sociedad que nos merecemos. La inmensa mayoría de la dirigencia política oficialista no ve ni escucha ni comprende los reclamos de las poblaciones más pobres de la Argentina. Por eso es fundamental que la agenda que planteamos en la gestión pública esté dirigida a la generación de trabajo: más vivienda popular, más infraestructura social, más y mejor producción de alimentos, recuperación de las tierras ociosas del Estado para ponernos a producir, generar pequeñas ciudades económicamente sustentables junto a desarrollos productivos que permitan construir un modelo de acumulación de nuevo tipo para dar cuenta de la Argentina del siglo XXI, con integración al mundo y demanda de trabajo, tecnología, comunicación, así como derechos a través de la salud y la educación.

Hablás de la perspectiva productiva y esto necesariamente lleva a pensar el desarrollo empresario, del sector Pyme. Históricamente ha habido una falencia organizativa en el campo popular hacia ese sector, una falta de representación. ¿Hay una deuda en ese sentido? ¿Desde la UTEP se puede pensar un programa que los contenga?

No solamente con los pequeños productores: tenemos que recuperar el vínculo con el campo, con los grandes productores y exportadores y con los pequeños productores. Tenemos que construir una agenda común con el mundo Pyme, con las empresas industriales de la Argentina. Tenemos que fortalecer un vínculo con empresas de punta, de tecnología, como Accenture. No tenemos que limitar nuestro accionar al mundo de la clase trabajadora o al mundo Pyme o de la barriada popular. Hay que construir una Argentina para todos y todas y eso implica que los movimientos populares dejemos de lado los prejuicios, las desconfianzas y tengamos claro que nuestro sector social (de 7 u 8 millones) es una minoría social y conjuntamente con otras minorías y otros sectores tenemos que construir una Argentina estable. Sin estabilidad no hay posibilidad de que los sectores populares tengamos una alternativa para vivir con dignidad. Por eso es importante el campo (en todas sus instancias de representación), los sectores Pymes, de la industria y las empresas de tecnología. Hay que construir un diálogo y un encuentro con todos los sectores que apuntan a que nuestro país sea una sociedad digna con derechos de cara al siglo XXI.

Hablabas de la necesidad de transferir ingresos, que necesariamente implica tocar intereses. En el FdT conviven dos miradas: una más cercana a marcar antagonismos y otra más cercana al diálogo, al consenso. ¿Cómo entendés este dilema y a quién habría que tocar para transferir esos ingresos?

El que está en desacuerdo con el diálogo no entendió lo que está reclamando la sociedad. Se impone el diálogo con cualquier sector de la economía, concentrado o no. Necesitamos construir un país para los 44 millones de habitantes, no para nuestro sector. Me parece que el Estado invierte muchísimo en políticas sociales, lo que tiene que hacer es invertirlo bien, para que eso dejen de ser planes o subsidios y conformen trabajo, y que el incentivo sea productivo, con créditos productivos desde el Estado para la economía popular y las economías regionales. A quienes hay que ponerle límites son a aquellos que especulan en la timba, que acumulan los dólares, a los que fugan permanentemente a través de mecanismos financieros, que son los que más han ganado en esta crisis global. A esos sectores hay que ponerle límite, pero con los sectores productivos hay que hablar con todos, independientemente de que nos gusten o no nos gusten. Porque sino vamos a caer en un enfrentamiento que nos ha llevado casi a la postración y hoy estamos con niveles de pobreza similares a los del 2001. Si no cambiamos la fórmula, Argentina va a estallar socialmente.

Compartí

Comentarios

Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.