«IRSA y Larreta desoyen las advertencias de la ONU sobre cambio climático»

🌊 El informe del IPCC de la ONU advierte sobre los riesgos de inundaciones y olas de calor que producen el tipo de edificación que la Ciudad pretende habilitarle a IRSA. La próxima audiencia pública pondrá en cuestión estos reclamos.

El avance legislativo del convenio entre el Gobierno porteño y la gigante del Real State IRSA para la construcción de un complejo de edificios en la ex Ciudad Deportiva de Boca despertó un amplio rechazo de organizaciones civiles ligadas a la defensa del medio ambiente. El domingo pasado, más de mil vecines participaron de una bicicleteada en reclamo de la conservación de esos terrenos, bajo la consigna “No a las torres, sí a los humedales”. Las características y ventajas del predio, un humedal con salida al Río de La Plata, cobraron una nueva relevancia a la luz del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, publicado hace un mes y casi en simultáneo a la presentación del polémico proyecto del oficialismo porteño.

“La edificación del barrio VIP de IRSA en Costanera Sur complicaría el ingreso de las brisas y los vientos desde el Río, que son fundamentales para mitigar el efecto conocido como isla de calor urbana sobre el que la ONU viene llamando la atención. Además, implica la pérdida de más espacios verdes absorbentes, aumentando el riesgo de inundaciones”, explicó a El Grito del Sur María Eva Koutsovitis, docente de la maestría de Tecnologías Urbanas Sostenibles de la Facultad de Ingeniería de la UBA y una de las principales activistas que pelean para levantar en la zona un parque verde público. Parte de esos argumentos serán expuestos en la próxima audiencia pública para discutir el destino de las 70 hectáreas en propiedad de la empresa, a partir del 15 de septiembre.  

“La combinación del aumento del nivel del mar y el incremento de las lluvias hacen más probable el riesgo de inundación”, alertó el informe del IPCC de la ONU destinado específicamente a las ciudades. En su reporte, los expertos comparan a Buenos Aires con Nueva York y otros conglomerados urbanos del mundo en términos de incremento de temperaturas. Sobre todo ese combo de posibles males derivados del cambio climático, señaló además que la altura y la densidad de las edificaciones inmobiliarias “reducen la ventilación natural” y complican la absorción del agua. La solución: “mayor cantidad de parques, plazas y jardines”. 

«Los informes deI IPCC suelen ser muy cuidadosos en el uso de algún tipo de lenguaje que pueda ser alarmista, y son precavidos con los adjetivos que usan para describir la gravedad de la situación. Por eso en este último, llamó la atención que se hayan utilizado términos tan claros y extremos. Se hizo evidente que la comunidad científica está queriendo encender las alarmas de la sociedad. En ese marco, es muy peligroso que se planifiquen proyectos inmobiliarios como el de Costanera Sur. Pensemos que lo que se construye hoy en la Ciudad tendrá una vida útil de al menos 50 años, y en un contexto de tanta incertidumbre futura y riesgo en materia climática necesitamos proponer áreas urbanas costeras mas resilientes, escuchando estas alarmas que enciende el IPCC», destacó por su parte María José Leveratto, del Colectivo de Arquitectas.


«Toda la planificación del borde costero de la Ciudad y del AMBA debería pensarse con criterios integrales, no se la puede entender como pieza sueltas y autónomas. Ese modo sesgado y uniforme que tiene el Gobierno de la Ciudad para encarar la planificación da cuenta criterios y prioridades que no responden a los desafíos ambientales actuales. En Buenos Aires debemos esperar incrementos en el nivel del mar, en sudestadas y en lluvias intensas con mayores riesgos de inundación, temperaturas y olas de calor. Los bordes costeros son espacios frágiles y lábiles, y también muy importantes dentro de una estrategia para mitigar y adaptarnos al cambio climático», agregó.

«Las superficies verdes absorbentes cumplen un rol clave a la hora de mitigar las inundaciones y las olas de calor, las dos amenazas de origen natural que enfrenta la Ciudad», explicó por su parte Koutsovitis. “Sin embargo, la Ciudad privatizó 150 hectáreas de superficies verdes en los últimos 13 años”, agregó. La “ecuación ambiental se complica aún más”, dijo la especialista, con la última modificación del nuevo Código Urbanístico, en el que “el Ejecutivo porteño planteó convertir los pulmones de manzana en estacionamientos subterráneos”.

El informe de los expertos llamó la atención sobre la posibilidad de que la temperatura promedio global llegue a ascender hasta los 2 grados en los próximos 20 años, “a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala”. Las consecuencias de ese desastre “ya afectan de múltiples maneras a todas las regiones de la Tierra”, incluido el cono sur. En ese marco, en las ciudades como Buenos Aires, “algunos aspectos del cambio climático pueden verse amplificados, en particular el calor (ya que las zonas urbanas suelen ser más cálidas que sus alrededores) y las inundaciones debidas a episodios de precipitaciones intensas y al aumento del nivel del mar en las ciudades costeras”.

En ese sentido, Koutsovitis cuestionó la orientación el Ejecutivo porteño, no sólo por la construcción de torres. “La intervención en materia de infraestructura pluvial llevada a cabo en las últimas décadas en la Ciudad de Buenos Aires, fundamentalmente en los arroyos Maldonado y Vega construyendo mega túneles aliviadores, corresponden a un paradigma de infraestructura superado hace décadas. Este tipo de diseño de mega obras no son compatibles con el actual régimen de precipitaciones, ya que son ineficientes para lluvias intensas y de corta duración. Los paradigmas más modernos en materia de infraestructura pluvial, denominados Sistemas de Drenaje Sostenible, están basados en sistemas descentralizados donde se potencian los procesos de retención, laminación e infiltración de las aguas de lluvia”, especificó. 

La especialista remarcó, además, que “Buenos Aires está yendo a contramano de los nuevos modelos de Ciudad que por ejemplo se están desarrollando en París o Barcelona, modelos de proximidad que ponen en valor el tiempo como eje de la calidad de vida urbana. Éstos plantean nuevas movilidades y la importancia de democratizar el espacio público, donde se inscriben demandas del urbanismo feminista”. “Todos estos debates se vienen dando al calor de la crisis climática. Sin embargo, desde el punto de vista de construir resiliencia urbana estamos yendo a contramano del mundo”, concluyó.

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Matias Ferrari

Periodista, comunicador y militante social. Trabajó en Página/12 y colaboró en la investigación del libro "Macristocracia" publicado por Editorial Planeta.