«Con Larreta tengo la mejor relación, pero no significa que acompañe su candidatura en 2023»

🗣️ El economista y precandidato a diputado nacional por la Ciudad, Martín Tetaz, habló en una entrevista sobre las posibilidades electorales de Juntos por el Cambio y la disputa con el oficialismo. "Si perdemos estas elecciones, el kirchnerismo más duro se instalará a partir de 2023", advierte.

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Martín Tetaz es afiliado radical desde los 18 años y en su época de estudiante universitario -es egresado en Economía de la Universidad Nacional de La Plata- militó en la agrupación juvenil Franja Morada. Si bien estuvo alejado de la política partidaria en los últimos años, jamás dejó de opinar sobre la coyuntura nacional y se mostró muy activo principalmente desde las redes sociales y los medios de comunicación (fue columnista en los programas de Jorge Lanata y Luis Majul). Del gobierno de Cambiemos guarda buenos recuerdos, que no están exentos de crítica. «Si no somos capaces de aprender de las cosas que se hicieron mal en el gobierno del cual fuimos responsables, es difícil pedirle a la gente que nos vote. Tenemos que mostrar que somos una versión mejorada y ampliada», señala Tetaz en una entrevista con El Grito del Sur en la cual habló de todo: la interna en Juntos por el Cambio (JxC), sus diferencias con el macrismo, las propuestas que llevará al Congreso y el camino de Horacio Rodríguez Larreta hacia 2023.

El ahora precandidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires va como segundo en la lista que encabeza María Eugenia Vidal, pero no duda en elogiar a otros precandidatos en la interna porteña de JxC como Adolfo Rubinstein («Quiero que le vaya bárbaro, le tengo aprecio y es una gran persona»). Además, se pone como principal objetivo ganar estas elecciones porque sino «el kirchnerismo más duro se instalará a partir de 2023».

¿Por qué Juntos por el Cambio no logró llegar a un consenso y presentó tres listas en el distrito que gobierna hace 14 años?

El consenso es aumentar la participación y ampliar la base de sustentación política. Para ganar en forma contundente las próximas elecciones era preciso sumar otros sectores dentro de unas PASO. Este es el mecanismo que nos permite ampliar, se trata de dar lugar a las diferentes vertientes que tal vez no se sienten contenidas en la principal lista que tiene el espacio. En última instancia, las candidaturas se van a ordenar en septiembre con el voto de la gente. 

¿Esta incorporación de nuevos actores responde a una lectura política para frenar la fuga de votos por derecha?

La lectura política es que hay un montón de cosas en juego con esta elección: es muy importante lograr una aplastante victoria de la oposición porque si el oficialismo gana estos comicios, después del desastre de la gestión de la pandemia, esencialmente tendrá allanado el camino para instalar el proyecto del kirchnerismo más duro a partir de 2023. El mensaje de este sector siempre es: Patria o Muerte, que viva Cuba, o que en Venezuela no hay una dictadura. Hay un montón de discusiones profundas sobre el modelo de país que nos distancian del kirchnerismo, por lo cual las diferencias que podamos tener con López Murphy o los libertarios son mínimas al lado de esta gran grieta que separa a los que quieren trabajar, producir e invertir en la Argentina. Por otro lado, hay que aprender de la inteligencia que tuvo el kirchnerismo en 2019. Cristina entendió que para poder ganarle a Macri tenía que hacer una construcción más amplia, que con ella no alcanzaba. Si no tenemos la misma capacidad estando del otro lado, vamos a perder contra el kirchnerismo. 

Diferentes sectores de la UCR están ubicados en veredas opuestas dentro de JxC. ¿A qué juega el radicalismo y cuáles son las diferencias tácticas que separan hoy a sus principales referentes?

Dentro de Juntos por el Cambio hay un montón de radicales y también peronistas. El propio Horacio Rodríguez Larreta viene del peronismo. Lo mismo en el Frente de Todos, es el caso de Leandro Santoro que es radical. No podemos ganar una elección con amplio apoyo popular si tenemos el radicalómetro en la mano. Eso no tiene ningún sentido, lo que hay que entender es qué le está pasando a la gente. Yo por ejemplo quiero que le vaya bárbaro a Rubinstein, le tengo aprecio y es una gran persona. Repito: las PASO son para incluir a todos aquellos que no se sienten contenidos en la lista general.

El compromiso ético de Juntos por el Cambio implica -según trascendió- «no mentir». ¿Qué le dirías entonces a Facundo Manes respecto a su chicana sobre el uso de «impuestos de los porteños en la campaña» bonaerense? 

Facundo Manes es una gran incorporación, estoy muy contento que se haya sumado a hacer política. En la provincia de Buenos Aires le dio un oxígeno extraordinario al radicalismo. Con un radicalismo más fuerte, no de acompañantes pasivos como había sido hasta ahora, gana Juntos por el Cambio. Me quiero concentrar en esta cuestión y no en las chicanas, a veces algunos se van de rosca con declaraciones lo cual también es parte de la política. A veces la gente de afuera puede decir «uy, se están peleando», pero gane quien gane Diego (Santilli) y Facundo (Manes) van a estar juntos en la lista. 

¿Te preocupa el hecho de que las peleas internas puedan afectar la performance electoral de Juntos por el Cambio?

No, para nada. En las elecciones de medio término, la gente vota de manera secuencial porque es una suerte de plebiscito: toma la decisión si va a acompañar o no al Gobierno, o si lo quiere castigar. Incluso alguna gente que simpatiza con el Gobierno puede decir «no estoy de acuerdo con algunas cosas» y castigar con el voto. En ese marco, cuanto más amplio sea lo que podemos representar del otro lado se fortalece Juntos por el Cambio. Si el resultado de la Provincia de Buenos Aires fuera 35 por ciento para Tolosa Paz y 20 por ciento para cada uno de los candidatos que van a las PASO por JxC, sería un triunfo espectacular. 

Según tu visión, el esquema económico del gobierno de Cambiemos fue «demasiado gradualista». Sin embargo, estás yendo en una lista junto a Larreta y Vidal, que fueron los principales defensores del «gradualismo» que implementó Macri. 

Sí, pero yo me incorporé a la alianza de Juntos por el Cambio a través del radicalismo. Y en ese armado político vamos a reclamar el liderazgo para tomar decisiones. Cabe destacar que el radicalismo no formó parte del gabinete económico de Cambiemos, con lo cual las diferencias existen. Está bueno que haya cierta heterogeneidad, es sinónimo de crecimiento. Queremos representar a más del 50% de las voluntades en todo el país. Si no somos capaces de aprender de las cosas que se hicieron mal en el gobierno del cual fuimos responsables, es difícil pedirle a la gente que nos vote. Tenemos que mostrar que somos una versión mejorada y ampliada.

Si se abandonaba el «gradualismo» de entonces, ¿una política de shock no podía agravar aún más el problema de la inflación?

A mi juicio no. Se habría tenido inflación en el primer año, pero después habría sido mucho más baja. El shock significa que vos tenés que pagar lo que consumís: ¿por qué un Estado quebrado, con 30% de pobres, le estaba pagando la luz y el gas a la clase media que lo podía pagar? La ecuación era muy simple y se trataba de un cambio cultural. Juntos por el Cambio tendría que haber dicho: «se acabó la promo y el que puede paga lo que consume». El que no puede, abrimos una tarifa social escalonada. Si resolvíamos el problema del déficit ni bien asumimos, se habría evitado la crisis de 2018.

 

Una de tus propuestas es reformar la Carta Orgánica del Banco Central para «sacarle la máquina de hacer billetes al Presidente». ¿Esto representa una vuelta a la autonomía de los ´90?

En la década de 1990 fuimos un paso más allá porque prácticamente se cerró el Banco Central. Se puso una caja de conversión, la cual tenía una regla automática: el BCRA no podía elegir qué hacer con la política monetaria, de hecho no había política monetaria. En esta década, la política monetaria era bajar el riesgo país. Si vos bajabas el riesgo país, entraban capitales y se expandía la cantidad de dinero. Lo que necesitamos ahora, en cambio, es una política monetaria gobernada por el Banco Central. La estrategia para bajar la inflación no es la misma en todos los países, yo no sé cuál va a elegir el Banco Central pero lo que quiero es que sea independiente y que no le atienda más el teléfono al Presidente. Que no le preste más plata al Presidente. Con eso se puede bajar la inflación en Argentina.

Hoy estás parado en el proyecto presidencial de Larreta 2023. ¿Qué rescatas de su gestión y por qué esta vez Juntos por el Cambio sí podría llevar el modelo de la Ciudad de Buenos Aires al resto del país?  

Te hago una corrección. No estoy parado en el proyecto presidencial de nadie, quiero que el próximo presidente sea de Cambiemos. Yo ocupo un lugar en nombre de la Unión Cívica Radical, no en nombre de Larreta. Con Larreta tengo la mejor relación y voy a trabajar junto a él, pero eso no quiere decir que acompañe su candidatura en 2023. Si Larreta gana dentro del espacio de Juntos por el Cambio, por supuesto que voy a trabajar codo a codo con él. Pero no lo sabemos: por ahí es María Eugenia Vidal, Martín Lousteau, Facundo Manes o Alfredo Cornejo que hizo una gran labor en Mendoza. En cuanto a la gestión de Rodríguez Larreta en la Ciudad, se puede destacar -en contraste con la Provincia- el manejo de la pandemia y haber tomado decisiones de políticas públicas en base a datos abiertos. También es notable la cercanía de Horacio con los vecinos. Si bien mi campaña va a ser con foco en los problemas de la Argentina, en la Cámara de Diputados voy a defender la devolución de los 75 mil millones de pesos que le robaron de coparticipación a CABA.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.