Trabajar para ser pobre de por vida

🍋🫐 El DNU que habilita el "blanqueo" de los cosecheros sin que se pierdan los planes sociales es una buena noticia, pero la paga sigue siendo indigna. En Concordia (Entre Ríos), capital nacional de la pobreza, se ganan a destajo unos 600 pesos por una jornada de trabajo duro.

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Jorge Cabral trabaja en la cosecha del citrus. A fines de febrero lo llaman para empezar con la recolección de las frutas tempranas. En abril pasa a la naranja de ombligo, después  sigue con otras variedades; en junio mandarinas Dancy, en agosto naranjas de Valencia, y así. En septiembre se termina la época de exportación de citrus; entonces los pedidos de mano de obra se reducen un 50 o 60 por ciento. Es el tramo del año en que ve irse a muchos de sus compañeros a buscar lugar en la cosecha del arándano. Hasta noviembre, cuando el trabajo se termina para todos. 

Pasa los veranos desocupado. En general, busca changas como albañil. Otros se suben a un micro y viajan desde Concordia a Río Negro, a hacer la temporada de la manzana. Lleva trabajando de esta manera 33 años, siempre en la cosecha. “Acá el 95 de la gente está trabajando en negro”, dice. “En negro o en blanco, estamos todos bajo la línea de pobreza”.

En su actividad, la de los trabajadores rurales temporarios del citrus, se desempeñan entre 20 y 25 mil personas, sólo en la provincia de Entre Ríos. En Corrientes hay otros 8 mil trabajadores del mismo rubro. A nivel nacional, se estima que existen 150 mil trabajadores de la cosecha: en la yerba mate, el tabaco, la cebolla, la pera, la manzana, la vid. Integran el sector de los trabajadores más precarizados del país, sometidos a un combo de negreo y pago indigno que en la Argentina es característico de los empleadores del campo. 

En el agro reina el trabajo informal. Ser informal implica trabajar sin derechos porque en nuestro sistema legal, los derechos laborales son prestaciones que aporta el empleador: vacaciones, aguinaldo, ART, seguro por enfermedad, aporte jubilatorio, acceso a una obra social. Trabajar en la cosecha le garantiza al trabajador que será pobre de por vida. No hay exageración en decirlo. Concordia, la capital del citrus, es también la capital de la pobreza. Miren qué casualidad.

La noticia

La noticia es que los trabajadores rurales temporarios acaban de ser objeto de una medida de gobierno, un Decreto de Necesidad y Urgencia, que compatibiliza el cobro del plan Potenciar Trabajo, la Tarjeta Alimentar y la AUH con el trabajo registrado.

Esto significa que quienes sean contratados temporalmente podrán ser registrados por su empleador sin perder los planes sociales.  Antes los perdían -por ejemplo, perdían el Potenciar, que tiene cupos limitados-; o al quedarse sin trabajo, debían hacer un trámite para volver a cobrar la Asignación Universal por Hijo. Y en ese trámite, que lleva su tiempo, pasaban dos o tres meses sin tener ni AUH ni salario familiar. Como la Tarjeta Alimentar se entrega a quien tiene AUH, también la perdían. Ahora está garantizado que automáticamente, si no se les deposita el salario familiar, cobrarán AUH.

El DNU fue presentado en un acto de gobierno que se realizó en una planta citrícola, en la ciudad de Concordia. Lo encabezó el presidente Alberto Fernández, con sus ministros de Trabajo, Claudio Moroni y de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. También estuvo el gobernador Gustavo Bordet. En ese acto, los funcionarios dijeron:

  1. Que la medida fue pedida por los productores.
  2. Que tiene el consenso de las organizaciones de trabajadores de la Economía Popular
  3. Que este esquema comienza a convertir los planes sociales en empleo registrado
  4. Que esto pondrá en marcha un círculo virtuoso al aumentar la producción y en este caso la exportación, que ingresa dólares al país, necesarios para pagar la deuda externa.

Fuera del acto, en declaraciones públicas, los funcionarios señalaron que hubo un pedido al Gobierno de los productores citrícolas, que argumentan que la gente no quiere trabajar para no perder el su plan, y que por eso, al no encontrar mano de obra, les quedó sin cosechar el 30% de su producción.

Lo que no se dijo

Una regla no escrita dice que quien logre instalar socialmente un diagnóstico, instalará el modo de su solución. Por eso vale observar cómo está siendo presentado el tema de los cosecheros, cómo esconde aspectos que conviene poner arriba de la mesa. Entre ellos:

1 – Que al 90 por ciento de los productores les pagan a destajo. Pagan por cantidad cosechada, por “productividad”. Al “por tanto”.

2 – Que la paga es indigna: 20 pesos por cada recolector (bolso) lleno, de 25 kilos.

3 – Que el “negreo” es un mecanismo impuesto a los trabajadores con el argumento de “pagarles más”. Su uso es extendido incluso para subregistrar: los empleadores anotan por 4 o 5 días al que trabaja, aunque lo haga los 23 días hábiles del mes. Así se ahorran aportes patronales a veces con la conformidad del trabajador, al que dan unos pesos más.

4 -Que esta situación se mantiene porque no hay controles del Ministerio de Trabajo.

5 – Que el sistema está blindado con la falta de democracia gremial. Es muy difícil para los trabajadores cambiar las conducciones sindicales, construir una herramienta gremial efectiva.

En blanco o en negro

¿Cuánto gana un cosechador del citrus? Cabral cuenta que los productores hoy pagan 20 pesos por recolector lleno (es una bolsa, con una armazón plástica en su boca, que el trabajador apoya en el pecho y va cargando con naranjas).   

En un día de ese trabajo duro, un cosechero gana unos 600 pesos. Se tiene que llevar la comida, por lo que ni siquiera le queda en la mano la paga total. Si tiene la suerte de estar en blanco, registrado, puede ganar lo que dice el convenio colectivo de los obreros de la fruta: 1708 pesos por jornal. Con un piso de 23 días hábiles, son casi 40 mil pesos por mes.  Pero el blanqueo se cumple raras veces. Incluso las empresas grandes tienen la práctica de “acordar” con los cosecheros menos días de blanqueo que los realmente trabajados.

“El año pasado, para el aumento de salarios se tuvo que ir al laudo del ministerio de Trabajo de la Nación, porque los empresarios no querían dar un aumento que equiparase la inflación. Hasta diciembre estábamos cobrando 677 pesos el jornal; con el laudo, se fue a 1273, imagínese el retraso que había. Hacía dos años que no teníamos aumento”, dice. “Eso nos equiparó un poquito, pero el laudo fue firmado en noviembre y la mayoría lo empezó a cobrar recién este año, en marzo o abril, porque la temporada de la fruta empieza a esa altura del año ”.

En la actualidad, el jornal subió a 1708. “Es decir, estamos en blanco pero abajo de la línea de pobreza, y sin ningún beneficio social,  porque el Anses se fija en que estamos en blanco, pero no mira cuánto ganamos”.

La capital de la pobreza

El 49,5% de la  población de Concordia está por debajo de la línea de pobreza. La ciudad es la gran abastecedora de mano de obra para la actividad citrícola de la provincia, que  se concentra en los campos que la rodean, y los ubicados al norte, en Chajarì y Federación.  

Desde Concordia, en épocas de cosecha, todas las mañanas salen micros rumbo a esas quintas, que regresan terminada la jornada.

Isabel, integrante del Movimiento de Trabajadores Excluìdos de Concordia, cuenta que trabajó 25 años en el citrus. ”Ahora hay muchas cooperativas falsas, que hacen como que los integrantes son socios pero no lo son, los tienen trabajando en negro. Y donde más sufren trabajando en negro es en la parte de la cosecha”

“Te dicen que tenés que juntar un mínimo. Pero hay que ver si la planta está en condiciones, si los frutos son grandes… hay un montón de factores que llevan a que puedas ganar un jornal con esa cantidad que les piden. Si es el arándano, te pagan por caja. A veces no llegás ni a la mitad de lo que esperás, porque no están las condiciones. Porque la planta de citrus o de arándanos no está en condiciones de sacar esa cantidad que tenés que sacar. Para colmo, se cosecha en varias veces. Primero se saca lo más grande. Después se repasa la planta, por ejemplo dejando pasar diez días, y ya el árbol tiene menos. Tenès que ser muy muy rápido para llegar, y dejás el alma ahí adentro”.

Desde el Sindicato de la Fruta, Alcides Camejo, secretario general del gremio, corrobora los datos. “Lamentablemente, el trabajador sale a  las seis de la mañana de su casa y vuelve a las siete de la tarde para ganar 600 pesos al día ¿cómo va  a vivir con ese dinero?”, pregunta.

“Lo inescrupuloso es que los empleadores quieren pagar así y no quieren saber nada de otra cosa. La secretaría de Trabajo está manejada por empresarios, el ministerio de Trabajo  lamentablemente está manejado por abogados que no saben y por empresarios, y así nunca podemos avanzar”.

“La secretaría de Trabajo provincial tiene el poder de policía, pero en Entre Ríos anda muy poco. Cuando se trata de los trabajadores, no hay presupuesto, no hay vehículos, mientras que al empresario siempre le están dando la ley de emergencia agropecuaria, lo subsidian con la energía eléctrica, con el gasoil, lo subsidian con los impuestos”.

“El año pasado y en lo que  va de este año los productores ganaron fortunas en el mercado interno, porque la gente consume mucho citrus, por las vitaminas. Fue récord la venta de citrus  y este año hay más producción. Pero ahora dicen que porque hay mucho no pueden vender; siempre le encuentran el pelo a la sopa. Son negreros y patoteros.Nos ha pasado de ir con la policía de trabajo y que nos encerraran con 60 camionetas para que no hagamos inspecciones”.

Camejo habla con vehemencia. Sin embargo, el dirigente es señalado desde una oposición desperdigada como una pieza del mismo engranaje. “Armar una lista interna para ganar el gremio es imposible”, dicen a El Grito del Sur varios trabajadores consultados. Los desafilian antes de llegar a presentarse.

Otras cosechas

Ana Cubilla, secretaria general del Sindicato Único de Obreros Rurales (SUOR) de la provincia de Misiones, dice de la cosecha de la yerba. “Se paga a destajo, como en todas las cosechas. El trabajador gana 3 pesos el kilo de hoja, cuando ese kilo llega a la góndola a 500 pesos”.

-¿Y cómo es la cadena de valor?

-Al cosechador le pagan tres pesos el kilo y el productor vende ese kilo a 50.  Sigue el secado o canchada: el kilo pasa a valer 150 pesos. Con la molienda se va a 250 pesos y en el supermercado cualquiera de nosotros lo paga a  500 pesos.

“Las condiciones de trabajo son pésimas. El pago tiene que ser como el salario mínimo vital y móvil, un ingreso fijo, porque si todo está sujeto a la productividad, y el trabajador gana según lo que pueda cosechar. Es un tema salarial, de repartición justa de la riqueza producida. Como hay una cadena, se  tienen que sentar todas los eslabones a discutir con los gremios qué es lo que le corresponde al trabajador. Eso es lo que no sucede porque ahì está UATRE (el gremio que durante décadas comandó el Momo Venegas y hoy lidera José Voytenco), no estamos nosotros”.

Es decir, no hay círculo virtuoso. Porque el círculo de la producción y el trabajo, para ser virtuoso, no necesita solo de una inyección de dinero. Necesita que internamente no se reproduzca la desigualdad. Esto quiere decir tener regulaciones, control del Estado, la posibilidad de que los trabajadores cuenten con fuerza gremial.

Lautaro Leveratto,  coordinador nacional del MTE Rural, dice sobre el anuncio de la complementación de planes sociales y empleo registrado: “La medida es buena, porque nuestras familias van a aceder al trabajo pero conservando derechos adquiridos”. Sin embargo, aclara que “muchos poderosos de la Socieda Rural salen en el diario quejándose de que no consiguen trabajadores, cuando  lo que no hay en realidad son salarios justos.

“Un caso actual: en Perico ahora está la temporada fuerte del tabaco, hay miles de compañeros del MTE Rural trabajando en el tabaco. Es un trabajo de alto riesgo porque se usan agrotóxicos, con jornadas de 9 horas, y se paga 1000 y 1200 pesos el jornal. Haciendo la cuenta, te da 120 pesos la hora”.

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