Este jueves, travestis autoconvocadas de la Ciudad y el Gran Buenos Aires fueron hasta la Casa Rosada para entregar un petitorio en el que exigen la sanción de una ley de indemnización por las violencias sufridas históricamente por su colectivo y pidieron una audiencia con el presidente Alberto Fernández. “Que la ayuda venga rápido porque el tiempo pasa volando”, dijo a El Grito del Sur María Luisa Domínguez, referente travesti.
“Lo que queremos lograr es la reparación histórica, aunque nadie puede reparar el daño que nos han hecho por décadas -afirmó Domínguez-. Nosotras hemos pasado todas las aberraciones y lo que necesitamos es un resarcimiento económico urgente para las compañeras mayores de 50 años”.
El resarcimiento, explicó Marlene Wayar, es en términos colectivos. “Es lo que marcan los tratados internacionales (la Convención Interamericana de Derechos Humanos) sobre la reparación cuando se violan los derechos humanos, así como la garantía de no repetición”, subrayó.
En diálogo con Radio Futura, Wayar dijo: “Como colectivo creemos que hay que hacer un trabajo muy fuerte de la preservación de la memoria, de archivo, de trabajar esas líneas y ser fuente de insumo cotidiano para la comunicación, para las instituciones, sobre todo para la educativa”.
“Nosotras tenemos compañeras con 64 años que trabajan en la Panamericana, algunas cobran un plan o una pensión por discapacidad, pero eso no alcanza para alquilar y vivir y solo pueden comer una vez al día”, lamentó Domínguez.
Aunque la sanción de la ley de cupo laboral travesti trans fue un logro histórico, Domínguez señaló que para las travestis mayores es más difícil verse beneficiadas por la nueva normativa. “Una por vieja, otra por no tener estudios, te faltan años para jubilarte. Siempre quedamos atrás y las compañeras se van muriendo -agregó-. Yo les digo a las compañeras nuevas que aprovechen lo que hemos logrado y hagan lo que no pudimos hacer, que estudien, se formen, que sean algo en la vida porque hay un montón de lugares que las reciben y no pueden perderse esa oportunidad”.
Según la primera encuesta sobre población trans en La Matanza, la mayoría (34 por ciento) tenía como nivel máximo de estudios el secundario o polimodal incompleto. Hasta el momento, esta es la única estadística estatal que apuntó a conocer qué sucede con esta población y data del año 2012.
“Somos nosotras las que ponemos ‘se murió fulana, se murió mengana’. Somos las que llevamos las estadísticas porque desde el Estado no hay nada en lo que se refiere a nuestras muertes”, remarcó Domínguez.
La referenta travesti también hizo hincapié en la necesidad de cuidar la salud del colectivo y contó que “a las jóvenes les digo que no se inyecten silicona”. “La mayoría de nosotras tenemos silicona en el cuerpo y es terrible el daño que nos hemos hecho a nosotras mismas. Y cuando vas al sistema de salud nadie te quiere tocar o salen mil personas a verte -describió-. Nosotras tenemos que hacer quilombo para que nos atiendan y quedamos mal, nos dicen que somos violentas, pero si no lo hacemos a la compañera no la atienden”.
Seis meses sin Tehuel
Domínguez lamentó que a seis meses de su desaparición todavía no se sepa dónde está Tehuel de la Torre. “Tantas radios, tantos canales de televisión que no visibilizan lo que nosotras hacemos. Tehuel duró tres días, cuatro, y después no se habló más del tema. Seguimos siendo invisibles para todo el mundo y eso da bronca”, manifestó.
Según la última información, los peritos habrían encontrado ADN de Tehuel en la casa de Luis Alberto Ramos, uno de los dos detenidos por el caso. El padre de Tehuel, Andrés, brindó una conferencia de prensa junto a sus representantes de la Colectiva de Abogadas Translesbofeministas. Por su parte, el grupo de Autoconvocadxs por Tehuel convocó a una movilización este sábado a las 15.30, frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires (Callao 237, CABA).
