Dragon Ball, feminismos y censura: un debate que atraviesa generaciones

🐲📺 A partir de una denuncia del Ministerio de las Mujeres bonaerense, Cartoon Network levantó Dragon Ball y les fans salieron en defensa de la serie.

Esta semana, Dragon Ball fue trending topic en redes sociales. El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires presentó una nota ante la Defensoría del Público de la Nación respecto a la emisión de un capítulo de la nueva temporada del animé, Dragon Ball Super, debido a que muestra una situación de abuso. Ante esa situación, Cartoon Network decidió levantar la serie completa y les fanátiques organizaron marchas para pedir el regreso de Gokú y sus amigues a la pantalla chica, responsabilizando al feminismo por la cancelación.

Qué pasó

En base a denuncias de madres y padres, el Ministerio elaboró una nota en la que sostiene que «el episodio escenifica una multiplicidad de detalles morbosos: la adolescente encerrada con el adulto Maestro Roshi diciendo que ¨no¨ reiteradas veces y tratando de escapar; el Maestro, en su lugar de poder, diciendo que no puede detenerse, que es más fuerte que él; mientras que los demás personajes miran desde afuera no interviniendo en la situación».

La Dirección de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría del Público analizó el episodio en cuestión y resolvió que contiene una escena de abuso y sometimiento por parte de un varón adulto mayor hacia una adolescente y determinó que, por esa razón, vulnera los derechos de niños, niñas y adolescentes y entra en conflicto con la normativa sobre la erradicación de la violencia por razones de género. Cartoon Network y Warner Media decidieron sacar el animé completo del aire y editarlo en base a estas consideraciones.

Sin embargo, en redes sociales -y luego en portales de noticias- se responsabilizó al gobierno provincial, al Ministerio y “al feminismo” de lo sucedido.

El debate en redes

“Es lo mismo que pasó hace poco con Blancanieves, se quiere sembrar la idea de que hay una intención de censurar algo, por más que eso no haya existido —dijo a El Grito del Sur el periodista Tomás Eliaschev, especialista en dibujos animados— Se trata de un canal destinado a las infancias y que cualquier persona que vea esa escena dice ‘no da que vean eso’. ¿Esto te convierte en un puritano censor? No”.

La ministra de las Mujeres bonaerense, Estela Díaz, explicó que no quiso “censurar, ni eliminar la serie”. “Hablamos de esa escena en particular porque naturaliza sus perversiones y porque el resto de los adultos no evitan la situación”, afirmó en diálogo con Radio Con Vos.

Para Eliaschev, les ejecutives de Cartoon tomaron la decisión “porque se vieron en falta”. “Quizás la mejor salida era pasarlo en un horario fuera del de protección al menor. Cartoon pasa dibujos hoy como Steven Universe, tiene un compromiso con la igualdad y diversidad. Necesitamos más canales de animación y que haya uno también para adolescentes y adultes porque es un error creer que es algo solo para niñes”, subrayó.

Mientras tanto, en redes sociales se agigantó la disputa. Varies feministas, entre ellas la periodista Florencia Alcaraz, defendieron la serie, pero otres fanátiques de Dragon Ball convocaron a una marcha en distintos puntos del país el próximo 11 de septiembre, señalando al feminismo como enemigo. 

“Lo que pasa con Dragon Ball es que fue consumido por personas que hoy tienen 40 y otras que tienen 10, son generaciones que lo han vivido de distintas maneras. Y en el caso de fans más reaccionarios, se sienten atacados porque el Estado se metió con un bien cultural en el que invierten su afecto, incluso si al día de hoy no miran la serie”, apuntó Gerardo del Vigo, miembro de la Red Iberoamericana de Investigadores en Animé y Manga, y advirtió que el hecho puede ser capitalizado por sectores reaccionarios al feminismo para las próximas elecciones primarias legislativas.

¿Alguien puede pensar en les niñes?

Para del Vigo, “la denuncia es la punta del iceberg”: desde la década del ‘90, con la masificación del animé de la mano de la TV por cable, han habido denuncias contra series por desnudos (como Ranma ½) o modificaciones en la edición para intentar ocultar la presencia de personajes LGBT (como sucedió con Sailor Moon).

“Este es un debate que lleva 25 años sin resolverse. Cuando Magic Kids compró los enlatados, empezó el problema de la censura por tener justamente una serie con elementos que no se condicen con el perfil del canal, estaba emitiendo un animé pensado para un público juvenil (mayores de 10 años), que no era el público objetivo que tenía acá. Esa concepción de pensar a los dibujos animados como un producto infantil e inocuo hace llenar la programación con productos con desnudos, violencia, sangre, armas”, reflexionó el investigador.

Según del Vigo, aunque hay un defasaje cultural entre Japón y Argentina, la decisión del Ministerio de hacer un llamado de atención fue correcta ya que “es pertinente tratar de regular un contenido que no se considera apropiado”. “Pero no se puede quedar en esa acción porque los canales retiran el contenido en lugar de revisarlo. Hay que generar otro tipo de políticas y deconstruir todos los discursos similares al de este episodio en otras producciones mediáticas, no solo en manga y animé”, opinó.

“Esto demuestra que necesitamos muchos canales de animación y una mayor oferta -reafirmó Eliaschev-. Se sobredimensiona lo que pasa con Cartoon porque es una de las pocas opciones que hay para ver en TV por cable. Y tenemos que tener en cuenta que la animación no es una guardería. Incluso la que está destinada para un público infantil se comparte con les adultes”.

Vamos a buscar las esferas del dragón

Dragon Ball es un manga escrito e ilustrado por Akira Toriyama que se publicó por primera vez en 1984 dirigido a un público adolescente (shōnen, en japonés). La historia está basada en Viaje al Oeste, una novela china del siglo XVI que integra el conjunto de obras más importantes de la literatura del país. Viaje al Oeste narra la historia de un monje budista que debe peregrinar a la India para encontrar textos religiosos y en esa travesía es acompañado por otros personajes, uno de ellos es Sun Wukong: el Rey Mono que tiene un báculo y viaja en una nube.

“Dragon Ball también es una historia de peregrinaje. Bulma representaría el monje que busca las esferas del dragón, mientras que Gokú se basa en Sun Wukong. Y como lo importante es lo que sucede en esa travesía, en el final de esa primera temporada el deseo que les cumple Shenlong (el dragón mágico que aparece cuando se reúnen las esferas) es algo banal”, explicó del Vigo a este medio.

El investigador agregó que uno de los rasgos de la narración de Toriyama en esa primera temporada era el humor picaresco. “Eso es lo que se da con el Maestro Roshi, que encarna el tropos de ‘viejo verde’ (presente en otras figuras de maestros en distintos mangas y animés), que siempre busca una ventaja sexual de algún personaje femenino, en general Bulma, que es a quien todos desean. Roshi jamás logra cumplir su cometido porque la mujer se defiende y evita el abuso”, afirmó.

Pero la serie cambió con el tiempo y viró hacia una historia de guerreros que salvan al mundo, perdiendo lo picaresco (salvo algunos chistes ocasionales) y la referencia a la simbología china. Esto impactó también en los personajes: Roshi fue perdiendo protagonismo y Bulma pasó de sex symbol (siempre con la influencia de las estéticas kawaii-lolita típicas de los animés) a madre, científica e inventora que incluso salva la vida de Gokú con su máquina del tiempo.

Entre 2008 y 2009 Toriyama reescribió la saga y la relanzó primero con una serie de películas. La serie redujo así su cantidad de episodios y disminuyó también su contenido sexual, aunque no del todo. 

El debate por el contenido que apunta al público infantil puede resolverse sin cancelación, siempre y cuando todes levanten las manos para hacer esa genkidama.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.