Emilia Perri: «Si seguimos pensando la paridad en términos numéricos, vamos a continuar con el problema»

👩‍💼 Los cambios en el Gabinete levantaron el repudio de parte del movimiento feminista, que advirtió sobre la disparidad de género. El Grito del Sur habló sobre el tema con Emilia Perri, doctoranda en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario.

Luego del cimbronazo de las últimas elecciones, el Frente de Todos decidió realizar cambios en el gabinete nacional. Si bien estos trueques políticos buscan reconquistar parte del electorado, la alerta se encendió cuando los nuevos ingresos redujeron aún más la presencia femenina, dejando la paridad de género como un anhelo o -peor- un slogan de campaña. 

En menos de dos años de gestión, tres de las cuatro ministras mujeres que habían asumido en 2019 fueron reemplazadas por hombres: Sabina Frederic por Aníbal Fernández en Seguridad; María Eugenia Bielsa por Jorge Ferraresi en Hábitat y Marcela Losardo por Martín Soria en Justicia. Solo quedaron Elizabeth Gómez Alcorta como Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, y Carla Vizzotti (quien reemplazó a Ginés González García) al frente de la cartera de Salud. Con este panorama, mientras algunas referentes y militantes feministas salieron a repudiar la medida, otras enfatizaron en que poner en duda los derechos adquiridos en las calles por las tensiones en la coalición gobernante significa subestimar al movimiento.

Para indagar en la temática, El Grito del Sur se comunicó con María Emilia Perri, doctoranda en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario que se dedica a investigar la participación política de mujeres y varones, analizando las diferencias que las instituciones generan en la construcción de sus trayectorias políticas desde una perspectiva feminista.

Reunión del grupo «Mujeres Gobernando»

¿Creés que este cambio de gabinete es perjudicial para el movimiento feminista?

Creo que sí en dos sentidos: por lo numérico y porque era estratégico que haya una mujer en un rol tan masculinizado. Cuando uno mira la presencia de mujeres en la política no sólo contempla la cantidad, sino los roles y justamente el Ministerio de Seguridad es un espacio de alto prestigio. Además, las figuras que se integran en este recambio representan la masculinidad más patriarcal, reproducen el machismo político que ya existe. 

Claro, no se trata solamente de lo cuantitativo sino también de lo cualitativo.

Si seguimos pensando la paridad en términos numéricos, vamos a continuar con el problema. La base filosófica de la paridad tiene que ver con generar un cambio político que pueda inducir un cambio cultural. La conformación puede ser paritaria, pero lo que hay que lograr son las acciones políticas para que realmente sea una democracia con igualdad de género y eso no creo que esté pasando. 

¿La idea sería más allá de sumar mujeres sumar feministas?

Mujeres y disidencias feministas y varones deconstruidos, porque sino nuevamente nos cargamos sobre nuestras espaldas una lucha que es social. El norte tiene que ser modificar el sustrato patriarcal de la política que existe desde hace siglos y este tipo de acciones la reflota. Si ves la conformación actual del gabinete, las mujeres que quedaron están en lugares históricamente feminizados y llegaron varones que se manejan con lógicas masculinas hegemónicas. Hay una vuelta a la lógica del “club de amigos” ministerial que prende las alarmas. Por otro lado, cuando hay mujeres feministas en los lugares de poder se las cuestiona, de hecho la ex ministra de Seguridad estaba muy formada en lo académico y se le marcaban todo el tiempo sus modos o sus disputas internas. Son cosas que propician que sean las primeras señaladas a la hora de hacer cambios. 

Muchas de las críticas sobre las designaciones apuntan a Juan Manzur, flamante jefe de Gabinete y reconocido militante antiderechos. Entre el prontuario del ex gobernador tucumano se destaca haber gobernado mientras Belén, la joven condenada a tres años de cárcel por un aborto espontáneo, estaba presa y avalar que se dilate el acceso a una ILE a una niña de 11 años violada por la pareja de su abuela, que finalmente fue sometida a una cesárea. Consultada por este episodio, Perri lo considera “cuestionable” y que es un síntoma de las contradicciones del Gobierno en términos de género. “Conquistamos el derecho a la IVE, pero ahora hay que llevarlo a la práctica y ahí sí necesitás la intervención de un jefe de Gabinete, del Ministerio de Salud, de la relación del Ejecutivo con los gobernadores. No sé si ponerlo en términos de retroceso, pero sin duda como feministas es algo que tenemos que estar mirando”.

Siendo el primer país de Latinoamérica en aprobar la ley de cupos e incluso luego de tener una mujer presidenta, ¿por qué creés que aún hay algo del sustrato machista de la cultura partidaria que no se ha logrado modificar?

Tiene que ver con las estructuras patriarcales que perviven en la política. En las entrevistas que hice para mi tesis doctoral, me di cuenta de que la manera en la que hablaban muchos varones sobre sus compañeras era similar a la de los que habían gobernado en los ’80. También hay que analizar qué mujeres llegan a los lugares de poder, porque las que pueden acceder a la política son privilegiadas por lo social, lo cultural, lo económico, lo laboral. Las mujeres que no pueden delegar el cuidado, que tienen muchos hijos o que no fueron a la universidad no llegan a determinados espacios. Incluso hay estereotipos sobre los varones. Ese es el trasfondo y la discusión que el Estado no quiere dar. 

Escribiste un artículo en Periódicas, donde postulas que la ley de paridad sigue siendo patriarcal cuando invisibiliza a las identidades no binarias. ¿Cómo es eso?

Todavía es muy difícil para la sociedad en general y la política en particular pensar en términos no binarios. La ley de Paridad fue sancionada en 2019 para incorporar más mujeres a la política, pero hay un espectro de identidades que quedaron de lado y no es porque no existían, de hecho ya había ley de Identidad de Género. A mí me llama la atención que no se hable de esto y, aún sin ser del colectivo LGBTIQ+, entiendo que es discriminatorio. Hoy estamos en un momento donde muchas de las identidades no binarias se sienten expulsadas del Estado, pero el día de mañana, cuando quieran ocupar cargos, que lo tienen que hacer, va a ser un problema dónde posicionarse y van a tener que elegir uno de los dos géneros. Esto habla de cómo las mujeres nos tenemos que seguir deconstruyendo porque sin darnos cuenta volvemos a caer en la lógica binaria, que no es más que otra expresión del Estado patriarcal.

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