«El Gobierno no sólo tiene que mostrar una reacción, sino un rumbo claro hacia adelante»

🗣️ El diputado nacional y referente del Frente Patria Grande, Itai Hagman, conversó con El Grito del Sur luego de la peor semana, derrota incluida, que sacudió los cimientos del Gobierno. "Hay que pensar en cumplir el contrato electoral durante los próximos dos años", reflexiona.

Mucho más que en el resultado electoral de noviembre, el economista y diputado nacional Itai Hagman pone el foco en cómo el Gobierno logrará reconstruirse durante los dos años de mandato que quedan por delante. “Necesitamos recuperar la identidad y definir un rumbo claro”, reflexiona en diálogo con El Grito del Sur, ya con el nuevo gabinete mostrando sus primeras cartas. La prioridad, dice, será aumentar ingresos y reducir la inflación, pero sobre todo avanzar en la redistribución del ingreso, que «forma parte del contrato electoral» del Frente de Todos desde 2019. Todo lo que sucedió la semana siguiente a la derrota en las PASO, dice, fue para mejor. «Es sano que se haya sacudido todo: lo más alarmante hubiese sido que no pase nada, que todo hubiese seguido como estaba», explica, con optimismo de cara a lo que viene.  

¿Cuál es tu balance de la última semana, desde la catarata de renuncias hasta la asunción del nuevo gabinete?

El viernes pasado, horas antes del anuncio del nuevo gabinete, me tocó participar de una charla con un grupo de compañeras, y dije lo mismo que pienso ahora: son momentos de la disputa política que se viven con temor en la gente, escenarios que se viven con dramatismo, incluso entre la militancia. Entiendo eso pero también hay que bajar un tono, sobre todo en la forma en que lo tomaron algunos medios de comunicación. Hay que tener en cuenta que son momentos que pasan, que se resuelven, de una forma u otra, y eso fue lo que pasó. Visto desde hoy, probablemente haya sido un momento inevitable: venimos de una crisis económica y de una crisis política a partir de la derrota del Gobierno en las PASO. Incluso me parece sano que se haya sacudido todo: lo más alarmante, desde mi punto de vista, es que no hubiese pasado nada, que todo hubiera seguido como estaba. Además, fue una novedad absoluta plantear en términos públicos un debate que suele quedar entre cuatro paredes. Ahora hay que mirar para adelante: hubo cambio de nombres y todo indica que habrá cambio de política, de rumbo, esperemos que así sea. 

¿Estuvo en riesgo la institucionalidad, como plantearon incluso algunos sectores del propio Gobierno?

Yo creo que no. Lo que unió al Frente de Todos sigue vigente. Hace tiempo que vengo marcando esta idea de que en el país tenemos dos coaliciones políticas amplias que representan a dos sectores o dos maneras de ver la Argentina que están en la sociedad. Y lo que primó en la discusión de la semana pasada fue la unidad, la idea de que esta coalición, con matices internos, no se puede partir. Se conformó en 2019 un poco por espanto hacia Macri pero además, en el fondo, se consolidó como una manera de ver la situación. Dicho de otro modo: más allá de pequeñas diferencias, incluso sobre cómo lograr determinados objetivos o a qué sector en particular representa cada uno, en la coalición de Gobierno todos queremos un país más igualitario, hay una serie de valores comunes, por ejemplo tener una Argentina productiva, con trabajo, lejos del endeudamiento y el yugo del FMI. Lo mismo sucede enfrente, con la derecha. Eso es muy difícil que cambie en la Argentina, por más intereses que tengan algunos de que suceda. 

El Gobierno ya anunció algunas medidas, como el aumento del salario mínimo, y se discute de qué forma aumentar el gasto, sea a través de un IFE u otro mecanismo. ¿Alcanza para salir de este momento?

Doy por descontado que va a haber mucho más que lo que se anunció y se está por anunciar. A ver: es necesario hacer cambios de acá a noviembre, está claro, pero lo más importante viene después de noviembre, y es la política de los próximos dos años. Necesitamos recuperar la identidad, el contrato electoral del Frente de Todos, por el que nos votaron en 2019. Ser más claros en la política y, sobre todo, resolver problemas prioritarios. El más obvio es el tema de los precios, de la inflación, y que además viene atado a otro, que es el tema de los ingresos, del salario. La plata no alcanza. Otro tema importante es la redistribución del ingreso. En ese punto estamos peor que antes de la pandemia, aún con el aporte de las grandes fortunas, que fue positivo. 

CFK habló en su carta de un “ajuste”, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, dice lo contrario. ¿Hubo un ajuste o no?

Hay que entender que si bien no se cumplió con la meta de déficit fiscal planteada en el presupuesto, no quiere decir linealmente que haya habido una reducción del gasto, así que yo creo que en ese sentido no hay un ajuste. Coincido con Cristina, sin embargo, en que se puede gastar mucho más, comparto que hay margen para expandir el gasto. Además, en un contexto como este no te podés permitir una subejecución presupuestaria. Cada gobierno elige qué problemas tener, si de tipo fiscal o de recuperación más lenta de la economía. Pero más allá de esas dos posiciones, lo que me gustaría resaltar es que lo más importante es cómo se gasta lo que se gasta, la eficiencia del gasto, a qué y de qué manera destinarlo. 

¿Por ejemplo?

Nosotros venimos planteando la necesidad y la conveniencia de un salario universal que le llegue a toda la población, un piso de ingresos para todos los trabajadores que permita complementar los salarios informales y se supere la línea de indigencia y ayude a millones a salir de la pobreza. Esa plata está, pero lo que necesita es un reordenamiento del gasto, hay muchas políticas sociales que están superpuestas y no son del todo eficientes. Otro punto es la política educativa: desde Educación ya se dijo que hay que recuperar lo que perdimos. Todos esos elementos hay que ponerlos sobre la mesa, corregirlos y así cumplir el contrato electoral de 2019. No estamos pidiéndole a Alberto cosas que están fuera de ese contrato. Entendemos que por la pandemia no se pudieron hacer muchas cosas, pero es evidente que un sector de la sociedad no lo entiende así, y eso se vio en las urnas.  

Varios dirigentes venían alertando en la previa sobre eso mismo; sin embargo, el Gobierno confiaba en una victoria, aunque sea ajustada. ¿Qué pasó?

Nadie descubrió el domingo que había pobreza. Ya lo sabíamos, es un dato. Lo que no sabíamos, y a lo que se apostaba, es que un sector amplio de la sociedad comprendiera cuánto intervino la tragedia de la pandemia en términos económicos, y que, como bien dijo Cristina más de una vez: “no pudimos jugar el partido, tuvimos que atajar penales”. A pesar de la mala situación social, una parte importante apoyó, pero otra no vio las cosas de la misma manera, y en eso estábamos equivocados, todos. Ahora hay que tomar nota y corregir.

¿Compartís el optimismo del Gobierno de crecer de cara a noviembre?

Si se confirma que en el voto del Frente de Todos hubo ausentismo, se puede crecer y mucho. Ahora, como decía, me parece que lo que hay que mostrar no es solamente una reacción, sino un horizonte. El crecimiento no es mecánico, mediante una lógica transaccional, como decir “emito un bono y la gente me vota masivamente”. No funciona así. Está claro que hay cierta urgencia de cara a noviembre, pero lo que necesitamos es que la gente entienda que se tomó la decisión clara de un cambio de rumbo hacia adelante y que este Gobierno va a hacer todo para que tengamos una realidad distinta. Mostrar un rumbo claro, un plan, incluso va a ayudar a acercar a un sector que sintió cierta frivolidad de la campaña y la política en este tiempo, cierta distancia, a la que ayudaron algunos episodios puntuales. Y que permitieron, también, el crecimiento de ese discurso antipolítico que conecta con cierta bronca, como la derecha más extrema. 

Opciones como Milei, López Murphy e incluso Facundo Manes, ¿son perdurables?

Depende de lo que hagamos nosotros. En otro momento de la historia terminaron siendo marginales, pero también están los casos de Brasil y Estados Unidos, donde llegaron al poder. La función que tienen estos personajes tipo Milei, es correr a la derecha al centro del sistema político, y que Rodríguez Larreta parezca una opción moderada. Por eso son funcionales al macrismo. Eso es en definitiva lo que más me preocupa ahora.

Si las cosas dependen del Gobierno, ¿hay que ser optimistas?

Yo soy optimista porque soy militante político. La resignación es para otros. La elección del domingo fue un cachetazo y tiene su explicación, pero el Frente de Todos no logró en 2019 una mayoría circunstancial, sino que expresó una mayoría social que quiere un país con mercado interno fuerte, derechos laborales e independencia económica del FMI, entre tantas otras cosas que representamos y que no tenemos que olvidarnos que representamos. Tampoco hay que olvidarse de dar los combates contra aquellos que sostienen posiciones de privilegio, lo cual, como dije, salvo por el impuesto a las grandes fortunas, quizás faltó un poco más de pelea. 

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Matias Ferrari

Periodista, comunicador y militante social. Trabajó en Página/12 y colaboró en la investigación del libro "Macristocracia" publicado por Editorial Planeta.