El proyecto presentado por la legisladora del Frente de Todos, María Bielli, fue una iniciativa del Colectivo Passarinho y busca rendir homenaje a la concejala de Río de Janeiro, militante antirracista, bisexual, feminista y defensora de los derechos humanos, Marielle Franco. Si bien el proyecto fue aprobado en el mes de marzo, tras cumplirse un nuevo aniversario de su asesinato, recién ayer se pudo efectivizar la colocación de la placa. Hasta entonces permanecía en el lugar un cartel provisorio con su nombre colocado por les activistas el 14 de marzo de este año, cuando realizaron una intervención por los tres años de su asesinato. «Creo fuertemente en el poder simbólico e incluso pedagógico de la intervención urbana para generar memoria. El mejor ejemplo en nuestra ciudad son las baldosas por la memoria. Es sumamente importante que muches se encuentren con la historia de Marielle, que creo que es el último eslabón de la violencia política, para entender hasta donde llegan los procesos de odio y fundamentalmente seguir pidiendo justicia», aseguró Bielli en diálogo con El Grito del Sur.
En la ceremonia que buscó reivindicar su legado de lucha estuvieron presentes Paolo Pereira, Danielle Santanna y otres integrantes del Coletivo Passarinho; el secretario general de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), Roberto «Beto» Pianelli; las legisladoras porteñas por el Frente de Todos, María Bielli y Laura Velasco; les candidates a legisladores en la Ciudad por el Frente de Todos, Paula Arraigada y Matías Gallastegui; y los comuneros Hernán Gorreta y Osvaldo Balossi.
El caso de Marielle Franco, en un Brasil gobernado por Temer y luego del violento impeachment a Dilma Rousseff, trascendió las fronteras y logró movilizar a militantes y activistas de toda la región. «La banalización de las violencias que atraviesan los cuerpos negros, junto a la fuerza y la forma de hacer política de Marielle, hizo que su pérdida traspasase muy rápidamente las fronteras de Rio, de Brasil, de Latinoamérica», explicó en este sentido Fernanda Paixão, periodista y militante del Colectivo Passarinho. «Argentina, y Buenos Aires en particular, tiene movimientos negros, marrones, indígenas y migrantes muy importantes que vienen haciendo un trabajo potente de militancia y sensibilización para las problemáticas de racismo, xenofobia, misoginia, homofobia. La lucha de Marielle y el mensaje de su asesinato pasan por esas cuestiones, y eso toca la herida de todos nuestros países hermanos», siguió.
En esta misma línea, la legisladora del Frente de Todos agregó: «Es un caso en donde se explicitan los niveles de desigualdad y violencia que tiene hoy Brasil y cómo el clima de violencia instalado da lugar a otras violencias. Recordemos que, previo a su femicidio político, Dilma fue destituida por un golpe que contó con altos niveles de violencia en discursos de los parlamentarios y tuvieron también una gran carga de misoginia».
Marielle Franco fue asesinada el 14 de marzo de 2018 en Río de Janeiro y todavía se desconoce quién la mandó a matar. Si bien su crimen no fue leído como un femicidio, Bielli planteó que «no puede entenderse sin incorporar la mirada interseccional en el ejercicio de las violencias». «Marielle incomodaba al poder porque militaba denunciando lo que ocurría en barrios populares, pero también porque era negra. Una mujer negra de la favela no puede ser concejal en Río. Y mucho menos si es bisexual», afirmó.
Algo similar mencionó Fernanda Paixão para expresar lo que representaba la figura de Marielle: «Ella es un símbolo fuerte, y lo es hoy porque en vida hizo mucho». «Marielle militaba por los excluidos y tenía un trabajo de base y una mirada interseccional impresionante. Ella impulsaba el debate y las políticas de género en las favelas y, a la vez, trabajaba con las familias de policías muertos en la eterna guerra contra las drogas en Rio, que solo genera más violencia», sumó.
Por último, la legisladora Bielli propuso «construir una batería de acciones para evitar el avance de la violencia, y fundamentalmente no avalar el crecimiento discursivo de la violencia en ciertos sectores de la política que legitiman esas prácticas».
