La compleja levedad de las PASO

📦 Unas elecciones inciertas en un clima hostil. El acumulado de bronca de la pandemia se juega en unas votaciones atípicas que pueden perfilar lo que serán los siguientes dos años de Alberto Fernández y el anhelo presidencial de Larreta.

Unas elecciones inciertas en un clima hostil. El acumulado de bronca de la pandemia se juega también en las urnas en unas votaciones atípicas que pueden perfilar lo que serán los siguientes dos años de mandato de Alberto Fernández, el anhelo presidencial de Horacio Rodríguez Larreta y la proyección nacional del gobernador Axel Kicillof, así como un complejo cuadro en cada una de las provincias del país. Entre quienes hablan de una juventud apática y despolitizada y quienes postulan que la grieta se intensifica cada vez, hay un extenso gris de posiciones intermedias que no puede dejar de contemplar los matices que conviven en la política argentina.

Dos tercios intensos y un tercio fluctuante y amorfo pero que define la elección. Los analistas políticos que sentencian apatía y desinterés lo hacen más desde el anhelo que desde una radiografía social: la despolitización que anuncian no es tal. De hecho, lo que existe es una polarización de las identidades en dos tercios intensos y antagónicos. En la ancha avenida del medio, quedaron sin representación clara un gran caudal de votos que no se encuadran en los dos polos. No son necesariamente los menos politizados, pero son aquellos que definen la elección: la jugada Alberto, la ampliación a Massa y el gesto para incorporar ese sector de los «no alineados» fue una de las cartas que le permitió al peronismo recobrar el gobierno en 2019. Pero no fue la única ni la más importante: la clave del triunfo sigue estando en «los propios», en ese 30% identitario, pasional, que se identifica con el kirchnerismo más duro y cuyos votos no se tuercen por fotos o declaraciones poco acertadas. Y lo mismo sucede del otro lado de la grieta.

Las legislativas son elecciones especiales: por las dinámicas propias de la democracia liberal, se viven menos como un plebiscito de gestión que como una instancia para «equilibrar» los poderes. La idea de alternancia, propia de nuestro sistema republicano y representativo, ha generado que una buena parte de la población considere pertinente la idea de tener un parlamento opositor, que pueda funcionar como contrapeso de los (ya de por sí) limitados poderes del Ejecutivo. Entonces, en elecciones de medio término, el «nucleo duro» juega un rol fundamental: el voto identitario y propio permite partir de pisos altos de representación. Pero si se quieren construir mayorías hay que salir a convencer, a persuadir, a buscar a aquelles que no se identifican con las banderas del peronismo, ni que defienden a ultranza la Asignación Universal por Hijo.

Que la Provincia de Buenos Aires se ha consolidado como el principal bastión del peronismo no es una novedad. En el distrito más populoso del país, donde conviven realidades tan antagónicas como las de Villa Diamante y el bajo San Isidro, se juega una partida importante: Axel Kicillof, el gobernador peronista más joven de la historia de la provincia, revalida su mandato y apuesta por consolidar su fuerza propia. Axel no imagina el 2023 sino un plato más fuerte: el 2027, con un Alberto dejando su segundo mandato y un kirchnerismo que precisará una sucesión en la que son varios los que se anotan. Allí también aparece Máximo Kirchner, presidente del PJ Bonaerense, un cuadro cada vez más nacional y con una altísima proyección.

En la Ciudad de Buenos Aires es otro presidenciable el que juega su carta: el líder de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta, apuesta por despejar su camino rumbo al 2023. En la previa Horacio jugó fuerte: logró imponer a las cabezas de lista en Provincia y en Ciudad, contuvo al ala más dura de la coalición y ordenó a su favor las principales listas. No es un hecho menor: en su último acto de campaña, la vicepresidenta llamó a tender un diálogo a largo plazo para encontrar puntos de fondo que oficialismo y oposición compartan del modelo de país. Un mensaje doble: por un lado, al ala más moderada y dialoguista de la oposición, que representa Larreta, en pos de tender puentes de entendimiento. Por el otro, un mensaje hacia los propios: hay que tejer alianzas para avanzar después de las PASO.

Se define en las urnas una contienda difícil e incierta: el peronismo lucha contra el fantasma de sus derrotas legislativas e intentará colgarse una presea que no tiene desde 2005. La oposición buscará reafirmar sus liderazgos y demostrar que sigue viva después de la derrota significativa de Mauricio Macri en su primer ballotage. Sin especulaciones electolareras, solo queda esperar para conocer cuál será el veredicto de la población para los oficialismos pandémicos.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.