Un nuevo capítulo de «con mis hijos no te metas»

🔥 Un análisis a partir de la polémica desatada tras la ferviente discusión protagonizada por una docente y un estudiante de una escuela de la Provincia de Buenos Aires.

El episodio entre la docente de la Escuela Técnica N° 2 de Ciudad Evita, Laura Virginia Radetich, y uno de sus estudiantes que se viralizó en las redes sociales en los últimos días volvió a poner en el centro del debate qué pasa puertas adentro de las aulas en las escuelas de todo el país. La crítica de todo el arco opositor, el pronunciamiento de Alberto Fernández, así como de algunos de sus ministros, diputados y candidatos para las próximas elecciones, y la magnificación del hecho que se encargó de construir el puñado de medios hegemónicos que definen la agenda pública, hicieron de un hecho aislado -aunque grave- un escándalo nacional. Este altercado en una escuela de La Matanza llegó a motivar incluso la convocatoria a una marcha hacia la Quinta de Olivos para este sábado, con la que se buscará no solo denunciar el accionar de la docente sino también reprobar las declaraciones del Presidente. Para analizar un poco más el trasfondo de lo sucedido, comprender cómo funciona la práctica docente a diario dentro de las escuelas y vislumbrar qué es lo que genera tanta indignación en un sector de la sociedad y de la política argentina, El Grito del Sur conversó con Jorge Adaro, secretario adjunto del sindicato docente Ademys, y Walter Larrea, docente del Polo Educativo Mugica de la Villa 31 y delegado de la UTE.

«Lo único que hizo la profesora fue enfatizar y poner en debate un tema con sus alumnos y sus alumnas. No creo que esté mal que existan debates entre docentes y alumnos en las escuelas, es así cómo se construye justamente el conocimiento», planteó Larrea en una línea discursiva similar a la sostenida por el presidente Alberto Fernández, quien expresó en una entrevista radial que se trató de «un debate formidable» y «que abre las cabezas de los alumnos». En esa misma entrevista, el mandatario cuestionó la enorme difusión y cobertura que se le dio desde algunos medios de comunicación a lo ocurrido en la Provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof, mientras que no se le dedicó ningún reglón a la designación como director de la Escuela N° 2 DE 18 «Tomás Santa Coloma», ubicada en el barrio porteño de Parque Chacabuco, del docente Gustavo Albónico, que fue criticado por estudiantes, docentes y familias debido a sus comentarios misóginos, violentos y defensores de la última dictadura cívico-militar.

Esto fue señalado también por ambos entrevistados, marcando la doble vara con que se manejan algunos espacios políticos a la hora de criticar a algunas personalidades o señalar actitudes que suceden dentro de las escuelas. «Más de una vez, Soledad Acuña ha realizado declaraciones en contra de docentes y sindicatos y la oposición se calla la boca ante esos hechos», cuestionó el docente de la Villa 31 y apuntó de manera directa contra la titular de la cartera educativa porteña.

En el mismo sentido, el dirigente de Ademys afirmó que «sin dudas es una disputa política potenciada por el marco electoral». Y sumó: «Sectores que no quieren pensamiento crítico, debates ni nada que se le parezca vienen a poner en cuestión las verdades oficiales. Ponen en discusión la libertad de cátedra y cómo se realiza el acto pedagógico. ¿No es lícito acaso cuestionar la realidad, plantear otra mirada?».

Se podría debatir durante horas si las formas de la docente -que ya fue suspendida- fueron o no las correctas, pero ¿qué es lo que esconde esta discusión y a qué intereses responde? Los mismos y las mismas representantes de la oposición que en cada elección buscan portar la remera de la educación pública y se horrorizan frente a los episodios como el ocurrido en la Escuela Técnica N° 2 de Ciudad Evita por el «adoctrinamiento» de la docente sobre sus estudiantes, son quienes persiguieron a maestros y maestras por hablar de Santiago Maldonado en las escuelas mientras estaban al frente del gobierno nacional. ¿Importan entonces las formas que utilizó la docente en este caso para discutir con uno de sus alumnos o lo que molesta en realidad es la «sobreideologización» que cuestiona reiteradamente la ministra Soledad Acuña?

La crítica desmedida a la docente Laura Radetich viene a reforzar la idea de que les docentes «eligen militar en lugar de hacer docencia» e insiste con un absurdo, que se buscó instalar durante la administración de Mauricio Macri, de separar la educación de la política, como si el acto de enseñar y aprender no fuesen un acto político, así como también lo son el desfinanciamiento o la inversión en la educación. Se encandalizan por Laura los mismos y las mismas que en el año 2012 habilitaron en la Ciudad de Buenos Aires un 0800 para denunciar la actividad política en las escuelas, se escandalizan por Laura los y las mismas que denuncian sindicatos por protestar y le descuentan los días de paro a les docentes por defender sus derechos. Entonces, ¿le molestan las formas o le molestan las ideas?

«Lo del director de la Escuela N° 2 del Distrito Escolar 8° es un claro ejemplo de que el interés no está puesto en los niños. El Gobierno (de la Ciudad) apaña a este tipo de sujetos que realizan apología de la dictadura, como lo han hecho distintos funcionarios de su gestión. En este caso lo sostienen porque es el modelo unilateral que quieren imponer en las escuelas», insistió Adaro.

Por último, Walter Larrea redobló la apuesta y aseguró que «la ideología no se puede separar de la práctica de la enseñanza». «Es una falsedad plantear que se puede ser objetivo, todos estamos marcados por un modelo histórico, por un modelo sociocultural, por una tradición y, por lo tanto, no se puede hablar de objetividad sino de subjetividad, y no está mal que así sea», concluyó.

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Christopher Loyola

Estudiante de Edición (FFyL-UBA), Presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL).