Peronismo en clave millenial

✍️ Desde las redes sociales, hasta el feminismo, pasando por la literatura y todo lo que quieren les pibis. Un recorrido de la historia del peronismo, de la mano de Natalí Incaminato (@LaInca_).

“El peronismo no te resulta indiferente”, advierte La Inca, Natalí Incaminato, en la introducción de su nuevo y primer libro, Peronismo para la juventud (Paidós). Profesora y doctora en letras, columnista radial y twittera prolífera, Inca interviene con ingenio y mordacidad en la red social del pajarito, último campo de batalla de la política en tiempo de elecciones. De allí, de ese estilo enmarcado en la rapidez y la celeridad, surge este libro en forma de sátira, en donde ofrece un recorrido por los principales tópicos y mitos alrededor del peronismo sin dejar de lado los temas de la actualidad.

Enfocado en “la juventud”, Natalí reconoce a ese sector como uno de los más afectados por la pandemia. “Yo empecé a escribir el libro antes del 2020. Creo que lo que sucede ahora es que efectivamente hay un desencanto y tiene que ver con que las juventudes fueron muy golpeadas por esta situación”. Sin embargo, sostiene que “el peronismo ahí tiene mucho para decir, no es el único partido o movimiento, pero sí tiene mucho para decir, porque se identifica con la justicia social y con la inclusión y yo creo que actualmente en Argentina, más allá de los problemas y las desesperanzas, hay muchos jóvenes que siguen creyendo que esa es una causa fundamental”.

La Inca se aleja —en parte—  del ruido de las redes para hablar del peronismo, de cómo lo reflejó la literatura de la época y de cómo lo interpelan hoy el feminismo. Del antiperonismo de ayer, al de hoy, de Borges a Majul y a las PSNEK (Personas en Situación de No Entender el Kirchnerismo). La sintaxis de Twitter y los memes se mezclan con los sistemas de la academia, las hipótesis, las citas y las construcciones teóricas. Y lo hace de una manera particular, a su modo, con desparpajo e irreverencia, con ironía pero también con inteligencia, crítica y sensibilidad. “Aún si lo que estoy haciendo es un agravio o una embestida, trato de poner una vuelta de tuerca retórica, y eso traté de mantenerlo en el libro”.

¿Cuánto tiene que ver Twitter y cuánto hay de Twitter en este libro?

Por un lado, el libro le debe a Twitter el estilo y, por otro, yo le reconozco a la red que sea un lugar de política. Eso hace que sea todo un poco más partisano o menos dialogado, más difícil por momentos. Pero yo uso las redes hace un montón de tiempo y la verdad que hay muchas discusiones, intercambios y cosas que pude conocer que tienen que ver con la plataforma. A veces puede ser una buena puerta para algunos debates. Yo le reconozco eso, haber participado un poco de ese murmullo, esas discusiones que a veces son productivas. Lo que no le debe a Twitter, o lo que traté de separar, es que no sea un libro con un compendio de tweets. Y ahí creo que la academia me sirvió muchísimo para decir “bueno, si quiero hablar de los funerales peronistas, puedo recuperar textos literarios y voy a tratar de hacer un análisis que no sea solamente estar todo el tiempo haciendo chistes o todo el tiempo con una sintaxis entrecortada”. La verdad que si te interesa la política te metes en Twitter, para bien o para mal, no te metes a otra red social.

Vos hablas de “descalabro cultural” al comparar el antiperonismo de antes con el antiperonismo de ahora. ¿Por qué pensás que pasa eso?

Es un poco un lugar común desde este lado, de los peronistas o filo peronistas, o por lo menos críticos de la derecha. Esto de señalar que claramente en la derecha hay una modificación muy grande en términos de que las elites de antaño tenían una gran densidad cultural, tenían un interés, ya sea por crear instituciones culturales, por ejemplo la Revista Sur, que era un compendio de gorilas pero era “la” Revista Sur. Y eso, por lo menos en algunas dimensiones, se ha modificado mucho y si uno mira hoy lo que es La Nación o quiénes son los representantes de las élites económicas argentinas, hay muy pocos que sean realmente complejos, inteligentes o eruditos. No digo que no los haya, pero realmente uno dice, pasamos de Borges a Majul, ahí hay algo que ha sucedido. De todas maneras sé que es un lugar común y que seguramente es más complejo, pero me parece interesante como una chicana para responder justamente a esta chicana que se le suele hacer al peronismo, de que baja la vara cultural o de que está asociado con un retraso civilizatorio. Si uno ve cuáles son las figuras, los portavoces de la derecha, hoy en Argentina realmente no es gente cultivada que le interese el arte, ni la literatura, ni la cultura, ni la ciencia ni nada, entonces también un poco como para desestabilizar esas figuraciones que ellos tienen de sí mismo y que ahora han cambiado. Ya no es simplemente una élite económica que tiene las riendas también del elitismo cultural. Me parece que eso se ha modificado gracias al peronismo en buena medida, gracias a que el peronismo democratizó, en buena parte, la universidad, la cultura. Ya no estamos en la misma sociedad que podíamos encontrar antes del ‘45, entonces que sigan enamorados de esas representaciones es bastante absurdo.

Hay varios tópicos del antiperonismo que enumeras, “la irrupción de las masas no autorizadas”, el “pobrismo”, que se reavivan con el antikirchnerismo. ¿Por qué se mantienen estos mismos argumentos?

Yo creo que pasan varias cosas. En parte, el antiperonismo sí se quiso actualizar, quiso tener una mirada más modernizadora, más de salida de determinados binomios, pero fracasó en esa intención y se recostó en un núcleo duro que se quiso definir en contra del peronismo. También es verdad que a veces, cierta derecha, no se actualiza porque el peronismo actual también recupera determinados tópicos y determinadas ideas y figuraciones del primer peronismo. Entonces, de alguna manera ellos responden a esa reactualización con sus propias actualizaciones de los tópicos. Yo creo que nunca nada se repite igual, pero sí muchas veces, y es lo que intento demostrar, hay resonancias y me parece que esas resonancias tienen que ver también con la imposibilidad que tiene el antiperonismo de poder demostrar fehacientemente que pueden proponer otro tipo de modelo de país. Quizás si el macrismo hubiera sido exitoso en un sus propuestas económicas y en su modelo, podría haber sostenido esa idea modernizadora más post peronismo-antiperonismo. Pero como claramente no les fue bien y necesitaron legitimarse simbólicamente de alguna manera, echaron mano a los viejos tópicos de siempre antiperonistas. Ya el hecho de decir “70 años de peronismo” es un maniobra para no hacerse responsables de ningún tipo de manejo y crear un gran otro que refuerce determinadas dicotomías que ya están en la sociedad argentina. Algunos tópicos vuelven porque los hacen volver. Como el peronismo en su versión kirchnerista hizo volver un montón de tópicos del primer peronismo, también en parte para diferenciarse del menemismo, lo que está enfrente también recuperó sus propios tópicos, como respuesta, y le dio mucho aire a algunas figuras y discursos que ya tienen una mirada gorila, por ejemplo Fernando Iglesias, que es como el epítome, él repite todos los tópicos del gorilismo argentino y se le da un peso, ¿por qué se le da un peso a él y no a otras figuras del macrismo que quizás tienen otra mirada o que no hablan a todo el antiperonismo? Ahí hay algunas estrategias de identidad política que también tienen que ver con cómo ellos creen que van a sobrevivir mejor.

¿El libro es un intento para atraer a la juventud al peronismo o para retenerla?

No sé si es un libro que pueda convencer, porque me parece que es un libro poco amable en ese sentido, como lo es toda sátira. Toda sátira implica que vos ya estés dentro de un universo y es muy difícil que alguien que no participa, quiera leer una sátira del peronismo. A veces el conocimiento se produce mediante otro tipo de discurso, mediante otro tipo de planteos y discusiones que yo intento dar o proponer cuando puedo o en otras instancias. Por eso insistí en que éste se lea como un libro de sátira política. No sé si el libro puede ayudar a acercar a alguien o a retener pero quizás sí puede servir para pensar o para plantear una discusión, porque yo en el libro recupero los argumentos de los liberales, de los libertarios. Yo no creo que ésta deba ser la tónica de la discusión política en Argentina y un poco cómo que todo está yendo en contra de mi deseo porque se está twitterizando el mundo. Los políticos hablan así, Milei habla así. Yo no creo que el modelo Milei, que te habla igual en Twitter que en la esfera pública, sea el adecuado.

Es más difícil para los liberales que para el peronismo lograr conectar con los movimientos feministas. ¿Esa es una base para que crezca el peronismo?

Si, absolutamente. Me parece que el peronismo fue muy inteligente en ese sentido, fue una lucha que tuvimos que dar, yo ya no soy tan joven pero en algún momento hubo que convencer a los compañeros y decirles “che pero esto es importante, no lo dejen de lado” y se nos reían, hasta que en algún momento, finalmente, cuando Cristina dijo “Nacional, Popular y Feminista”, nos rubricó esa posibilidad de que ya nadie nos siga discutiendo que era importante y eso estratégicamente fue inteligente porque fíjate que en todos estos partidos libertarios, hay algunas chicas sí, pero en general son todos varones. Es muy marcado eso.

¿Por qué?

Yo creo que tiene que ver con una insatisfacción. Tiene que ver con ciertas reacciones al feminismo, muchas de las cuales son meramente reacciones y otras, quizás, tienen que ver con estar un poco perdidos, un poco extraviados, con no saber cuál es su lugar. Una joven politizada encuentra en el feminismo un espacio de lucha, un espacio de ideas, de discusión, y también un espacio identitario, porque se ha convertido en algo que constituye una identidad. Hay una función de comunidad que tiene que ver con la masculinidad, con una comunidad de varones, de pares que te validan. Sentirte como en un grupo. Después por supuesto están las ideas. Los libertarios tienen ideas, lo que pasa es que yo creo que son ideas nefastas para el tejido social. Tienen sus ideas y tienen sus autores. La tradición libertaria en Estados Unidos es fuerte, tienen autores interesantes, pero uno suele ver que en Twitter es bastante trivial, bastante irreflexiva, como al chico que le preguntaron “¿qué es comunismo para vos?” y no sabía qué decir, ahí te das cuenta que en realidad es más una contraseña identitaria de pertenencia que una profundidad política para defender una idea.

En el libro trazas un paralelismo entre peronismo y feminismo a partir de la noción de “La Argentina invisible”, de Marechal. Hoy, con determinadas conquistas del movimiento feminista, ¿cómo se retroalimentan peronismo y feminismo?

Yo creo que se alimentan en la gestión y en leyes que faltan. Claramente eso es difícil. También se puede trazar un paralelismo con el peronismo en el sentido de que la revolución a todos nos alegra, nos gusta y después al otro día hay que ir al ministerio. Ahí hay muchos problemas porque es difícil articular, no mandarse macanas, pero creo es la única manera realmente. El peronismo lo que hace es generar derechos, mejorar las condiciones de vida de la gente, poner un escudo a la precarización de la vida, y las mujeres son las más golpeadas en esa precarización, eso es así. Entonces me parece que los desafíos tienen que ser con la gestión. Muchas cosas se han hecho pero falta un montón, claramente, y estoy hablando desde los femicidios hasta las diferencias de la brecha salarial, hasta los derechos reproductivos. En fin, todas cosas que sabemos que siguen siendo problemáticas para el feminismo, pero además para las disidencias sexuales y las minorías sexuales. Tehuel sigue desaparecido, todas esas cuestiones que tienen que ver con que hoy en Argentina ser mujer o participar de una minoría sexual o de una minoría identitaria sigue siendo un factor de mayor precariedad y mayor vulnerabilidad, entonces ahí lo principal es, además de la movilización, la gestión, la gestión estatal, la gestión de gobierno. 

Una parte importante del libro tiene que ver con el vínculo entre el peronismo y las letras. ¿Cómo reflejó la literatura al peronismo a lo largo de las distintas épocas?

El ámbito literario más importante contemporáneo al peronismo era muy antiperonista. Los grandes nombres de la literatura argentina tenían una visión muy negativa del peronismo, sin medias tintas. Después había algunas excepciones: Marechal, por ejemplo, aunque medio que lo ladearon, pero hablo de quienes eran los más importantes, resonantes y los clásicos si se quiere. En esa época había una mirada muy negativa de parte de los grandes nombres de la literatura argentina. A partir de los sesenta empieza a haber otras miradas, otras lecturas del peronismo, que empieza a repensar justamente la gran carga de clasismo que había en algunas tergiversaciones del peronismo. Entonces ahí aparece Rozenmacher, aparece toda una izquierda que recupera a Evita Perón, que intenta pensar al peronismo un poquito más desde un lugar de izquierda. Después hay muchísimo, Fogwill por ejemplo, y una cosa más cínica que se vincula con los noventa. En los últimos años hubo mucho escrito porque también hay otras versiones del peronismo, hoy la cosa es más amplia porque ya no es sobre el peronismo sino pensar el peronismo después de la experiencia de los noventa o pensar el peronismo después de la experiencia kirchnerista.

En un apartado haces un diálogo ficticio con Borges. ¿Qué pensas que podría llegar a decir sobre el Kirchnerismo?.

No sé, yo creo que Borges era un tipo que realmente no sabía nada de política. Era un tipo que cuando le preguntaban, primero que no le interesaba hablar mucho de eso, pero le tiraban la lengua, y era un tipo que se decía anarquista, que te podía hablar mal de la democracia, tenía como ciertos tópicos que incluso hoy para nosotros pueden ser demasiado. Entonces me parece que no sé qué diría realmente, si este Borges sostiene su mirada gorila es probable que todo lo vinculado con el peronismo le dé asco y le dé repulsión. También es verdad que más allá de lo que él pensaría, que además es imposible de saberlo, hay muchas miradas que quisieron acercar a Borges y al peronismo, a partir de pensar justamente que la obra de Borges, o en algunas zonas de la obra de Borges, era importante la cultura popular. Él tuvo un periodo de circulación en diarios muy populares. Pienso por ejemplo en Martín Kohan, en Horacio González, que son algunos críticos que han intentado pensar cómo el peronismo y Borges se pueden vincular en esa dimensión: a los dos les importaba tener cierta circulación masiva, los dos de alguna manera recuperan las tradiciones populares. Por supuesto que es algo que a Borges le daría mucha repulsión, pero no importa porque a la crítica literaria no le interesa demasiado lo que le importa a los autores para pensar las obras y evaluarlas. Es algo totalmente factible de hacer, lo que hace Kohan o lo que hacía Horacio González. 

Compartí

Comentarios