Una de las principales novedades de las PASO porteñas del domingo pasado fue la incorporación de unos 395 mil votantes de origen extranjero, anexados por primera vez de forma automática al padrón (que superó los 417 mil inscriptos migrantes) gracias a la sanción en 2018 del primer código electoral de la Ciudad. Los primeros análisis sobre cómo se votó en las mesas de migrantes arrojan datos ambivalentes: si bien debutaron en las urnas más de 71 mil personas, nueve veces más que en las últimas PASO de 2019 –cuando el empadronamiento era “voluntario” y el padrón de migrantes no alcanzaba los 21 mil inscriptos–, el porcentaje de participación bajó considerablemente, del 39 al 17 por ciento. Las organizaciones sociales que pelearon por el derecho y académicos que estudian la problemática coinciden en valorar los números, aunque con cautela, y le reprochan al Gobierno porteño no haber realizado una campaña de información y concientización a la altura de lo que requería el nuevo proceso.
“Si se toman los números de participación migrante en términos absolutos, lo que tenemos es un salto excepcional: de menos de 9 mil votos emitidos en 2019 a más de 71 mil este año. Como siempre, el gran tema sigue siendo la desinformación, que en esta elección no fue la excepción: una gran mayoría de nuevos votantes no votó porque no sabía que tenía el derecho. El Gobierno de la Ciudad es el responsable de realizar campañas de información, más teniendo en cuenta el crecimiento del 2000% en el padrón de migrantes en 2021, pero no lo ha hecho, contradiciendo así lo que dicta el nuevo código electoral”, señaló en diálogo con El Grito del Sur la doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Instituto Gino Germani, Ana Paula Penchaszadeh.
Desde el territorio, Lourdes Rivadeneyra, referenta de la Comisión de Migrantes y Refugiados de la CTA, comparte el diagnóstico. “Peleamos muchos años por nuestros derechos políticos, y el empadronamiento en Ciudad permitió que muchos compañeros se acercaran por primera vez a votar. Pero todo el esfuerzo para informar recayó sobre nuestras organizaciones, el Gobierno porteño estuvo ausente. Y también tuvimos muchos inconvenientes de último momento, sobre todo en los barrios populares, donde hubo cambios de mesa. Los compañeros iban a una escuela en la que figuraban y se encontraban con que les tocaba en otro lado. Eso también influyó en que muchos no pudieran votar”, describió.
Rivadeneyra remarca que si bien el empadronamiento automático implicó un avance, todavía resta un largo tramo para la plena vigencia de los derechos políticos de las personas migrantes, lo que también influye a la hora de la participación. Según las leyes vigentes, las personas extranjeras no pueden votar las categorías de cargos nacionales, sólo pueden hacerlo a nivel local. Tampoco se les permite presentarse a cargos electivos. “Los compañeros quisieran votar a sus referentes, no se sienten representados del todo con la oferta electoral”, sostuvo.
En la previa, las mayores expectativas respecto a los resultados en las mesas migrantes las tenía el Frente de Todos. Fue ese espacio político, a través de la actual diputada nacional Paula Penacca, el que forzó las negociaciones en la Legislatura porteña para modificar el código electoral e incorporar el empadronamiento automático. Las urnas, en 2019, reforzaban esa perspectiva: el peronismo se había impuesto por amplia diferencia en el voto extranjero, con más de 40 puntos de ventaja. Pero en esta elección, la realidad se invirtió completamente: Juntos por el Cambio dio vuelta el resultado y terminó imponiéndose por 38 a 32. Ese guarismo sorprendió al propio comando de campaña del Pro, que esperaba una paliza en contra.
“La tendencia histórica del voto migrante acompañando al peronismo, que se confirmaba elección tras elección de los votantes migrantes, se revirtió en estas elecciones. Es apresurado hacer un análisis profundo, pero los migrantes esta vez votaron muy parecido a los nacionales en la Ciudad”, afirmó Penchaszadeh, quien también valoró “la buena elección del FIT”, dentro del colectivo, que superó los 7 puntos. La sorpresa –o no tanto– fue el espacio de Milei, con más del 11 por ciento.
El fenómeno libertario también atravesó el resultado en las mesas migrantes de los barrios populares. En el circuito 5 de la Comuna 1, donde votan les vecines de la Villa 31, superó los 13 puntos. En el barrio Mujica, donde también hubo un incremento en el padrón y la cantidad de votantes, los resultados sí se correspondieron con los de hace dos años: 1339 votos para el Frente de Todos, 671 para Juntos por el Cambio y 480 para el FIT.
