El jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta encabezó una conferencia de prensa junto a sus ministros de Salud y Educación, Fernán Quirós y Soledad Acuña respectivamente, en la que anunció el calendario escolar para el ciclo lectivo 2022. Doce días más de clase, reemplazo de las horas libres por actividades sincrónicas y asincrónicas en plataformas virtuales, clases los días sábados para les estudiantes de primer año del nivel secundario que pasaron adeudando materias y jornada extendida para adolescentes de 6° y 7° grado de las escuelas de jornada simple, son algunas de las medidas comunicadas por las autoridades porteñas para «recuperar parte del tiempo escolar relegado durante la pandemia». «No sabemos cómo se implementarán las medidas porque la docencia se enteró ayer por los medios. No hay comunicación oficial», dijo Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys, a El Grito del Sur.
De acuerdo al nuevo cronograma establecido en la Ciudad, por fuera del ámbito del Consejo Federal de Educación, el 7 de febrero la docencia volvería a las escuelas para planificar y reencontrarse con los equipos escolares, a partir del 14 de febrero asistirán a una serie de capacitaciones y jornadas de formación «para seguir adquiriendo herramientas que los acompañen en su tarea» y una semana más tarde, el 21 de febrero, volverían a las aulas les niñes, adolescentes y jóvenes. Además, los edificios escolares permanecerán abiertos durante el receso de verano para aquellos y aquellas estudiantes que lo necesiten. Y el mismo esquema se repetirá el año entrante durante el receso de invierno. «Nuevamente, como ocurrió durante todo el 2021, el Gobierno porteño sale a hacer anuncios electoralistas. Pretende un golpe de efecto presentando el adelantamiento del inicio del ciclo lectivo», denunció Adaro.
Los distintos gremios docentes de la Ciudad de Buenos Aires salieron rápidamente a cuestionar las medidas anunciadas, principalmente por no haber consultado a ningún actor de la comunidad educativa previamente. “Asimismo desconoce la reglamentación del artículo 69 del Estatuto del Docente que fija el comienzo de la Licencia Anual Ordinaria (vacaciones) el primer día hábil de enero, lo que significa que la vuelta a las escuelas por parte del personal docente debería ser a partir del 16 de febrero y no el 7”, cuestionó la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) a través de un comunicado en su página web.
Pero también hubo otros dos puntos que fueron motivo de conflicto: en primer lugar, las capacitaciones establecidas para los preceptores y las preceptoras, con el objetivo de que oficien de pedagogues en las aulas, una tarea para la que no fueron contratades; y en segundo lugar, el reemplazo de las horas libres por actividades en plataformas virtuales que serán diseñadas por el Ministerio de Educación de la Ciudad. «No se puede perder un minuto más de clase», dijo el Jefe de Gobierno en la conferencia de prensa.
Luego fue la ministra Soledad Acuña quien salió a justificar esta medida, explicando que se trata de cubrir los baches que se generan en las escuelas cuando falta inesperadamente algún docente o no se llega a cubrir algún cargo. Este problema no es nada nuevo. Los gremios docentes y la propia cartera educativa reconocen desde hace años que es necesario formar más docentes y poner especial foco en determinadas disciplinas. Pero contrario a lo que reclaman las comunidades educativas, la ministra Acuña resolvió hace poco, por ejemplo, limitar la inscripción a los profesorados e introducir un curso de ingreso, una estrategia que busca migrar la matrícula a la tan militada UniCABA, según denuncian desde los institutos de formación docente de la Ciudad.
La legisladora porteña del Frente de Todos María Bielli presentó incluso un proyecto de Ley Abordaje Integral de la Emergencia Docente para atender justamente esta problemática y trazar estrategias que permitan avanzar hacia su resolución. Sin embargo, el proyecto no fue tratado aún en la Legislatura. Es decir, en lugar de fortalecer la formación docente, fomentar la matriculación en los profesorados y cubrir los cargos que son necesarios en las escuelas porteñas, la administración larretista propone reemplazar a los docentes que faltan por plataformas digitales.
“Exigimos al Gobierno de la Ciudad que abandone el marketing político, defina el calendario en el marco del CFE y siente a los sectores de la comunidad educativa a debatir sobre los verdaderos problemas de la educación de nuestra Ciudad”, reclamaron desde la UTE.
Finalmente, con el inicio del ciclo lectivo fijado para el 21 de febrero y el cierre para el 21 de diciembre, el Gobierno porteño busca pasar de 180 a 192 días de clase, en otro gesto más para sostener su lema “En educación cada día y cada hora de clase cuentan”. «Este año, los docentes volvimos el 7 de febrero lo que demuestra que una semana de adelantamiento en sí mismo no hace a la resolución de los profundos problemas existentes en el sistema educativo», remató Adaro.
