«La vida dormida»: la mirada sobre las mujeres de una familia peronista

📹 La opera prima de Natalia Labaké, nieta del peronista de derecha y representante legal de Isabelita, Juan Gabriel Labaké, muestra el lugar que ocupan tres mujeres de la familia.

“La mujer, en su característica de madre, tiene la sagrada misión de forjar la esencia de la nacionalidad. En su regazo reposan cabecitas de niños, cuyos puros pensamientos son acuñados por ángeles celestiales”. Con esa frase de Isabel Martínez de Perón inicia La vida dormida, la ópera prima de Natalia Labaké y que se estrenó este 8 de octubre en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y podrá verse todos los viernes del mes.

La película, que mezcla fragmentos de filmaciones familiares y grabaciones actuales hechas por la directora, pone el foco sobre las figuras femeninas de la familia Labaké: su abuela Haydeé Alberto, esposa de Juan Gabriel Labaké -militante peronista de centro derecha, defensor legal de Isabel Perón, asesor del expresidente Carlos Menem y abogado del empresario Alberto Kanoore Edul, acusado de participar en la planificación del atentado de la AMIA-; su tía Bibiana y su hermana Agustina Labaké.

“El interés de girar la cámara a las mujeres de la familia surgió antes de encontrar el archivo. Empecé a filmar a Bibiana y a partir de ese material fui al archivo y encontré todo lo filmado por mi abuela -dijo Natalia a El Grito del Sur-. Decidí trabajar el punto de vista de mi abuela y el mío en la confluencia de dos miradas y en esas formas tan particulares de ver la misma realidad”.

Natalia Labaké

Natalia actúa como la heredera de su abuela al documentar escenas cotidianas y reuniones familiares, pero las imágenes de archivo tienen una fuerte impronta política. Las filmaciones de Haydeé muestran a su marido al calor de la interna del Partido Justicialista en la que Menem vence a Antonio Cafiero, al mismo tiempo que Labaké oficia como representante legal de Isabelita en el país.

Al inicio de la película se ve a Haydeé filmándose a sí misma en un espejo mientras cuenta que se prepara para ir a cenar con “la señora Perón”. Acto seguido, es Juan Gabriel quien sostiene la cámara y filma a su esposa para borrar la grabación al interior de la casa de Isabelita.

La figura de Isabel es revisitada también por el documental Una casa sin cortinas de Julián Troksberg, que reúne testimonios e indaga sobre qué lugar ocupa en la historia del peronismo la última esposa de Juan Domingo Perón y la primera mujer que ejerció la presidencia en Argentina.

Y aunque hay diferencias evidentes entre Isabel y Haydeé, que es alegre, sociable y dicharachera, para Natalia existe también un parecido entre ambas. “Ambas son esposas de políticos y ocupan ese lugar subsidiario de apoyar incondicionalmente al hombre y no cuestionar nada, con la diferencia de que mi abuelo no tuvo que delegar poder en una persona sin capacidades para ejercer la política”, matizó.

“La vida dormida” muestra a Haydeé participando de actos del PJ y actividades con su esposo, pero ella es dejada fuera de las conversaciones políticas. “Después te explico”, le dice Juan Gabriel cuando ella intenta meter bocado. Son siempre los varones quienes discuten acalorados sobre Montoneros, Alfonsín, la interna del partido o la actualidad argentina, mientras las mujeres ejercen como madres o meras acompañantes. 

Incluso en un acto en el que una militante justicialista interpela a las mujeres del movimiento, Haydeé mira para otro lado, como si eso no tuviera nada que ver con ella. Luego es premiada con una placa y el locutor subraya que es “por haber acompañado a su esposo”.

“Haydeé encarna ese personaje de acompañante de un político y construye ese relato político con mucha consciencia de su lugar, de la importancia que tiene para la construcción del poder la figura de ella que está muy plantada, que participa de manera muy activa en esa posibilidad de que su marido llegue al poder -reflexionó Natalia-. Lo hace con mucho gusto, es algo que disfruta y elige. Me parece que es una sumisión buscada y un lugar feliz en el caso de mi abuela”.

El rol pasivo de las mujeres de la familia se extiende hasta la actualidad cuando Natalia toma la cámara y filma a su hermana Agustina y a su tía Bibiana, ambas habitan espacios interiores, silenciosos, introspectivos y a veces tristes por condiciones de salud.

“Ellas no no forman parte de ese escenario político, sino que buscan soluciones por medio de la religión y lo místico, algo muy vinculado a (José) López Rega e Isabel -afirmó Natalia-. Agustina y Bibiana sufren, como si su lugar asignado fuera el silencio porque si no servís para apoyar al poder quedás excluida de la posibilidad de decisión, de autonomía. Tiene que ver con cómo las mujeres estás siempre en segundo plano en las escenas, que siempre están gobernadas por hombres y eso se llama patriarcado”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.