Con una inflación interanual que supera el 50%, una fuerte caída del valor del salario en dólares y un aumento del precio de los alimentos, el gobierno nacional -alertado por los magros resultados electorales- decidió tomar cartas en el asunto. El cambio en la Secretaría de Comercio con el ingreso de Roberto Feletti vino acompañado de una decisión firme: el congelamiento de precios por tres meses de unos 1400 alimentos y bebidas. La medida contó con el rechazo explícito de las principales cámaras empresarias alimenticias, con lo que renace el interrogante: ¿quiénes son los dueños del alimento en nuestro país? ¿Cuánto ganan estas empresas?
Los niveles de concentración en la producción alimenticia en Argentina son atroces: en el otrora «granero del mundo», apenas unas veinte empresas controlan el 74% de la facturación de productos de góndola. Este dato se desprende de un informe de CEPA, que señala que solo seis grandes cadenas de supermercados acaparan el 80% de las ventas: Carrefour, Cencosud (Disco, Jumbo y Vea), Coto, WalMart (Chango Más), La Anónima y Día%.
Los niveles de concentración en muchos rubros no dejan de sorprender: en yogures, una sola empresa controla el 77% de la producción; en embutidos este porcentaje asciende al 79%; en jugos en polvo al 77%, en gaseosas al 75% y en cervezas al 71%. Según el CCR, tres empresas concentran el 90,5% de la facturación de aceite (AGD, Molinos Cañuelas y Molinos Rio de la Plata), otras tres empresas el 85% de la facturación de azúcar (Ingenio El Tabacal, Ledesma y Valpafe) y UNILEVER monopoliza el 90,6% de los caldos que se comercializan en el país. En el rubro de los fideos, Molinos Río de la Plata cuenta con el 79,4% del mercado a través de 5 marcas: Manera, Matarazzo, Lucchetti, Don Vicente y Favorita.
Asimismo, pese al golpe que significó la pandemia para muchos rubros de la producción, Arcor tuvo este año ventas por $53.672 millones en el primer trimestre y logró un saldo positivo final de $3857 millones. Lo mismo sucedió con Molinos Rio de La Plata (Grupo Pérez Companc), que publicó sus resultados trimestrales donde plasma una ganancia neta de $1180 millones en dicho período.
«Contrariamente a las criticas al Banco Central, esto evidencia que están pagando tasas de interés inferiores a las que pagaban con Macri», señaló el contador y especialista en finanzas Claudio Ferrari en diálogo con El Grito del Sur. «Se disminuyó la tasa de interés: los tipos no solamente están ganando más sino que se están beneficiando con la política monetaria del Banco Central», agregó.
En este marco vuelve a aparecer el debate por la aplicación de la Ley de Abastecimiento, un instrumento jurídico promulgado el 20 de junio de 1974, once días antes de la muerte de Juan Domingo Perón y cuyo objetivo consiste en regular «la compraventa, permuta y locación de cosas muebles, obras y servicios, que satisfaga —directamente o indirectamente— necesidades comunes o corrientes de la población”. Asimismo, en esta normativa destaca la posibilidad de aplicar “penalidades para los infractores”, algo que no cayó del todo bien en las cámaras empresariales. Pese a eso, existen antecedentes recientes en los que se puso en funcionamiento: se aplicó en 2011 por una suba en los combustibles y en 2013 por un incremento en el precio del trigo, ambas veces durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner.
Con la pregunta sobre la concentración resuelta y habiendo tirado por tierra el mito de que las alimenticias «perdieron durante la pandemia», queda claro que el diagnóstico del aumento de precios tiene una explicación clara: la monopolización del sector. Y no lo dicen únicamente los economistas heterodoxos. «Hay que ir contra los monopolios», dijo el propio Horacio Rodríguez Larreta. No quedan dudas que el Estado asume un rol más fuerte en la economía, o muy pronto los grandes monopolios serán los que establezcan la política monetaria del país.
