«Se hace visible que las mujeres escribimos tanto como los varones»

📚🧛🏼‍♀️ Marina Yuszczuk, ganadora del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo, habla sobre su libro "La Sed", la actualidad del mundo editorial y el "boom" de escritoras argentinas.

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Una vampira recién llegada a la Buenos Aires del siglo XIX y una mujer en pleno siglo XXI que acompaña a su madre durante el final de una enfermedad. Las historias de estos personajes se entrecruzan en La Sed (Blatt & Ríos), la novela que consagró a Marina Yuszczuk como la ganadora de la primera edición del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo que otorga el Ministerio de Cultura de la Nación.

“Siento que el premio es una respuesta a los reclamos de las mujeres respecto al lugar que venimos ocupando en muchos ámbitos y que acompaña el hecho de que cada vez se publican más autoras, a premiarlas -dijo Yuszczuk a El Grito del Sur-. Algunos hablan de un boom, pero eso es un gancho de las editoriales, me parece interesante que se hace visible algo que ya existía y es que las mujeres escribimos tanto como los varones y que nos costaba acceder a un público que te das cuenta que estaba ahí, no hubo que crearlo”.

Hace poco, Gabriela Cabezón Cámara decía hace poco que la literatura “tiene que dejar de ser una cuestión de género”. ¿Te parece que existe la literatura femenina o feminista?

Yo estoy de acuerdo con lo que dice Gabriela, pero también pienso que es un momento necesario en el que tenés que pasar por la etiqueta de decir “soy una mujer que escribe”. Más adelante me parece perfecto que dejemos de hablar de hombres, mujeres, trans que escriben y hablemos simplemente de literatura, pero todavía no llegamos a eso. Se supone que en una sociedad igualitaria el feminismo no existiría y en ese sentido pienso que está bueno que se tomen medidas, por ejemplo un premio para mujeres y disidencias (como el Sara Gallardo).

Y a eso se dedica también Rosa Iceberg, la editorial que Yuszczuk creó junto a Emilia Erbetta y Tamara Tenenbaum, cuyo catálogo está compuesto exclusivamente por obras de mujeres y disidencias como Rosario Bléfari, Romina Zanellato, Flor Monfort o la misma Yuszczuk. “Esa decisión tiene que ver con demostrar que una editorial se puede sostener y tener un catálogo de calidad publicando solo autoras. No es algo para siempre, son gestos situados en un contexto como respuesta a esa situación que estamos viviendo”, dijo.

¿Cómo ves el panorama para las editoriales independientes?

Es un momento muy brillante para las editoriales independientes, vienen publicando mucho y de muy buena calidad, hay editoriales muy sólidas, mucho trabajo de editores y mucho talento. Somos las que corremos el riesgo y nos jugamos por los libros, después las grandes capitalizan ese trabajo. Igual siempre lloramos los editores (risas) porque es utópico sostener una editorial independiente con la inflación alta y cierta estabilidad cuando tenemos la preocupación de mantenernos accesibles y, al mismo tiempo, pagar todo lo que nos toca pagar. Con la pandemia se volvió más inestable. El año pasado se vendió muchísimo, la gente estaba encerrada en su casa y compraba libros. Este año estamos viendo el coletazo, la falta de trabajo y la recesión tuvo su impacto en las ventas. A pesar de eso, la Feria de Editores fue un éxito rotundo, no solo en números, sino que hay un gran amor entre lectores y editoriales independientes y en la Feria te lo hacen sentir, eso estuvo buenisimo. 

Mencionaste la pandemia y en tu libro, que escribiste antes, es muy importante la epidemia de fiebre amarilla…

Fue casual. La epidemia de fiebre amarilla es super interesante. Hoy lo leemos desde la pandemia de Covid, pero antes lo pensábamos como algo de otra época, que no podía volver a suceder por la diferencia que generaron los avances científicos. Creo que por eso fue tan shockeante la pandemia, los colapsos de sistemas de salud, los cementerios que no daban abasto en otros países. Es muy profundo cómo la pandemia nos cuestiona experiencias tan básicas, nos sacude hasta los cimientos además del dolor. El tema de la clase también apareció inmediatamente, al igual que pasó con la fiebre amarilla. Con el Covid hubo gente que no pudo dejar de ir a trabajar, mientras otros pudimos quedarnos en casa o en otros países las personas más ricas se iban a sus casas en las afueras de las ciudades.

En los últimos años, los vampiros aparecieron en libros y producciones más vinculadas a la cultura pop que al terror. ¿Cómo decidiste tener a una vampira como protagonista?

Los fantasmas, vampiros y todas esas figuras son infinitas y eso está buenísimo. Creo que el tono de la novela remite a la literatura del siglo XIX, me interesa mucho el cine y tenía en mente películas de vampiros cuando la escribí, en especial Only Lovers Left Alive. Me gustaba plantear a la vampira por ese lado, en un mundo que es de ella y después llevarla a otro que es ajeno, donde su existencia y forma de ser no tuviera lugar. Existía el riesgo de que fuera ridículo, pero me interesa la sensación de correr un riesgo, de escribir un libro que no tiene nada que ver con nada. Las ideas no son nada, la cosa es cómo desarrollarlas para que sean verosímiles y pueda funcionar ese personaje de la literatura gótica del siglo XIX en Buenos Aires.

En una entrevista dijiste que no te interesaba escribir solo sobre la muerte, sino sobre la figura de los cadáveres. ¿Por qué?

No solo de los cadáveres, sino también del cuerpo enfermo, que es lo que aparece más en la segunda parte de la novela. No quería hablar de la muerte como algo abstracto, sino de esa presencia tan real, tangible e inquietante cuando una persona querida y cercana atraviesa una enfermedad. El cuerpo enfermo es un tema doloroso y difícil. Cuando una persona está de duelo o acompañando a un familiar enfermo atraviesa un momento de gran soledad porque no hay muchos lugares donde compartir eso. Después de publicar, muchas personas me escribieron para decirme que habían pasado por situaciones similares. Hay cierto tabú respecto a muchas cosas que tienen que ver con el cuerpo, aunque en estos últimos años se está empezando a hablar con más honestidad sobre el tema y han aparecido más libros sobre enfermedad.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.