Vuelve un Moyano, Daer conducción y el tercero en discordia

🗳️ El próximo 11 de noviembre, la CGT elegirá nuevas autoridades. Si bien la lista todavía no está definida, todo parece indicar que será un nuevo triunvirato en donde primará la unidad con Pablo Moyano y Héctor Daer a la cabeza.

Tras ser prorrogada por la situación pandémica, finalmente la CGT realizará en menos de un mes el Congreso ordinario para elegir a sus nuevas autoridades y dejar atrás la experiencia del fallido “Triunvirato”. En ese marco y ante varios debates que se dan dentro del peronismo y del frente electoral, en donde la CGT también esta jugando un rol clave, solo dos nombres parecen confirmarse como futuros secretarios generales en lo que parece será un nuevo triunvirato colegiado con Pablo Moyano y Héctor Daer a la cabeza. De esta manera, y a contrarreloj con los tiempos, todo parece indicar que nuevamente habrá unidad entre las diferentes corrientes del mundo sindical. Por otra parte, en este periodo electoral será novedad la inclusión del cupo femenino dentro del Secretariado, aunque existe todavía un debate sobre si las secretarias se reparten de forma igualitaria entre los géneros o se nombra a dos titulares por secretaria para “garantizar” así el cupo. Por último, lo que no va a cambiar es la posibilidad de incorporar a otras centrales disidentes o a los movimientos sociales, ya que más allá de los debates que se dieron en los últimos años, ninguna de las dos CTA ni la CTEP se incorporarán finalmente a la CGT.

 La Confederación General del Trabajo (CGT) concretó semanas atrás la reunión del Comité Central Confederal (CCC) donde se ratificó la marcha del pasado 18 de octubre por el Día de la Lealtad y el Congreso de renovación de autoridades del 11 de noviembre. En aquel Confederal y en la marcha realizada este lunes, se confirmó que la central obrera más grande del país buscará lograr nuevamente una jefatura colegiada, y para eso realizarán “los máximos esfuerzos para alcanzar la unidad en una nueva conducción que pueda sintetizar el pensamiento de todas las expresiones internas”. De esta manera, podría llegar a conformarse un triunvirato donde se incluya a las diferentes posturas ideológicas y políticas de la central y al “poroteo” de fuerzas acumulado por cada referente. Conseguir una central obrera unificada no es menor, en un contexto en donde los debates sobre el rol del movimiento obrero no han sido fáciles en los últimos años, tanto por lo que dejó el gobierno de Cambiemos como por los diferentes matices que existen en el Frente de Todos. Si a eso le sumamos que el periodo que termina no fue precisamente un éxito, el esfuerzo es todavía mayor.

El ex triunvirato compuesto en 2016 por Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (estaciones de servicio) y Juan Carlos Schmid (Dragado y balizamiento) también fue halagado en su momento por haber logrado la unidad. En aquel entonces las diferentes corrientes del movimiento obrero se unificaron para poner límites al recién asumido Mauricio Macri. Sin embargo, durante ese proceso el desempeño de la CGT no fue el esperado y varios actores de peso se alejaron cuando la mayoría de las iniciativas en contra del gobierno de Cambiemos fueron realizadas por Camioneros, las dos CTA y la UTEP, entre otros. El punto máximo de tensión se vivió en el acto del 7 de marzo del 2017, donde la cúpula de la CGT no puso fecha para un paro general frente al descontento desatado por la política económica, y el acto terminó con varias situaciones violentas que incluyeron la destrucción del histórico atril de la Central.

Esta crisis llego a su final cuando ya por el 2018, Juan Carlos Schmid (identificado en un principio con el moyanismo, pero que rompió relación cuando Pablo Moyano renuncio a la Secretaria Gremial de la central) dejó su cargo como Secretario General y quedó en su lugar el actual binomio Daer-Acuña. Pero con el cambio de signo en el gobierno, la situación dio un giro y todo parece indicar que la CGT arribó a una serie de acuerdos con respecto a los límites que el movimiento obrero debe poner a las políticas que restringen los derechos de las y los trabajadores.

¿Cuáles son los sectores que integran la central y aceptarían un nuevo proceso colegiado? Antes de identificar a cada uno, vale la pena aclarar que la elección de la CGT es indirecta, es decir, no se realiza con el voto directo de cada uno de las y los trabajadores afiliados a algún sindicato. La elección se hace a través de los congresales, los cuales se definen según la cantidad de afiliados que tiene cada sindicato. Esto les da un peso determinante a los gremios más grandes. Y aunque sus bases puedan pensar otra cosa, los congresales responden a los secretarios generales y votan alineados. Por eso no solo importa la cantidad de sindicatos o confederaciones que los candidatos tengan alrededor, sino también cuáles son y qué cantidad de congresales tienen.

Héctor Daer y Pablo Moyano

 Los Gordos de Daer

A pesar de muchas ideas y venidas podríamos decir que el grupo de Carlos West Ocampo y Héctor Daer (Sanidad); Armando Cavalieri (Comercio), Rodolfo Daer (Alimentación); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA) funcionan desde hace un tiempo como bloque unificado. Y aunque algunos se consideran como parte de un grupo autollamado como “independientes”, en general piensan parecido. La característica de los “Gordos” siempre fue la de “negociar”. Desde las reformas neoliberales aplicadas en los 90’ por Carlos Menem, este grupo (con idas y venidas de sindicatos y dirigentes) ha mantenido la postura de no apoyar abiertamente las reformas liberales, pero tampoco combatirlas. Esa postura la mantuvieron durante parte del gobierno de Macri y a pesar de no ser abiertamente oficialistas, suelen acomodarse con el poder de turno. Pero luego de la reforma provisional y del intento de reforma laboral, este sector rompió definitivamente relaciones con Cambiemos y se acercó al Frente de Todos.

En ese camino, Héctor Daer se convirtió en uno de los alfiles del ala albertista dentro del mundo sindical. La buena relación con Alberto Fernández le ha permitido al actual secretario de general de la CGT tener varios puntos a favor. Primero como barrera de contención de los sectores más “combativos” dentro del movimiento obrero. Es decir, el poder otorgado a Daer y el apoyo que a cambio la CGT le da al Gobierno, sirve de alguna manera como freno a los sectores del moyanismo y del kirchnerismo que incomodan a los actores más conservadores tanto del gobierno nacional, como de la CGT y del empresariado. Daer, a cambio, ha consolidado su poder dentro de la central y fue uno de los pocos sindicalistas que logró obtener un cargo en las listas legislativas de este año, ya que su hija Maia Daer es candidata a legisladora porteña por el Frente de Todos. Todo este conjunto de situaciones lo posicionan a Héctor Daer como uno de los candidatos «naturales» para integrar la nueva conducción.

La familia Moyano

La noticia más relevante de este periodo electoral es que un miembro de la familia Moyano volverá a ser parte de la conducción de la CGT. Esto no sucede desde el 2016, cuando Hugo, quien integró por cinco periodos consecutivos el secretariado, dejó la central. Aquella ruptura de los Moyano dejó en su momento a la central dividida en tres y significó un antes y un después no solo en el mundo gremial, sino también en el kirchnerismo. Desde ese entonces y luego de un fugaz apoyo a la candidatura de Macri, la relación ha mejorado con el kirchnerismo, pero sobre todo lo que ha logrado la familia del líder camionero es fortalecer su poder sindical. Su espacio -el Frente Sindical por el Modelo Nacional (Fresimona)- ha acumulado a diferentes actores en su interior como Graciela Aleña (trabajadores viales), Claudio Burgos (sindicato del hielo), Horacio Valdez (sindicato textil), Omar Plaini (Canillitas) y Cristian Jerónimo (sindicato del vidrio y Juventud Sindical).

Por otra parte, ha generado alianzas importantes que movieron el tablero. En primer lugar, viene acercándose a Sergio Sasia (Ferroviarios), para conseguir que éste sea el nuevo jefe de la de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), un importante espacio federal que hasta hace poco era conducido por el portuario Juan Carlos Schmid. Esto le quitaría poder a otros actores de esta área alejados de las filas moyanistas como Roberto Fernández (colectiveros, UTA) y Omar Maturano (maquinistas de trenes, La Fraternidad). Por otra parte, uno de los grandes gremios que Pablo Moyano ha logrado contener a su alrededor es el sindicato de peones rurales (Uatre), uno de los gremios con mayor número de congresales (un estimado de 600 mil afiliados en todo el país). También ha sumado al sindicato de taxistas. Ambas organizaciones fueron alguna vez aliadas estrechas de Moyano hasta que sus anteriores líderes, Gerónimo Venegas (rurales) y Omar Viviani, lo confrontaron. Con el primero fallecido y el segundo jubilado, los nuevos conductores, José Voytenco y Jorge García, se acercaron a los camioneros.

Por último, además de los Camioneros, el grupo tiene como segunda referencia principal a los mecánicos de Smata con Ricardo Pignanelli y Francisco Manrique al frente. En el sector exageran con que el Frente tiene 55 organizaciones sindicales, aunque parte de esos votos dependerá de qué hacen los congresales de la Corriente Federal de Trabajadores, encabezada por Sergio Palazzo. Más allá del poroteo, todo parece indicar que Pablo Moyano será parte de la nueva conducción colegiada, lo cual seguramente le sumará un poco más de “confrontación” a la otra ala negociadora.

La CGT con el presidente Alberto Fernández

La CFT y los kirchneristas

La Corriente Federal de Trabajadores (CFT) se ha convertido en el sector más abiertamente antimacrista y con fuertes vínculos con el kirchnerismo duro. Su influencia política tiene mucha más representación en las bases y por fuera de la estructura de la CGT, aunque desde ahí se ha ganado un lugar de referencia. La CFT es el espacio sindical con más diputados en el Congreso de la Nación, llegando a tener en su mejor momento a siete congresistas. Esto volvió a repetirse en el nuevo armado de listas de este año y a la posibilidad de ser reelegidos sus principales referentes, Vanesa Siley y Walter Correa, se le sumó la candidatura del bancario Palazzo. Estos estrechos vínculos políticos por fuera les hace pagar dentro de la CGT un constante aplazamiento, por lo que vienen quedando fuera de la estructura. Aun así, durante un tiempo intentaron instalar la posibilidad de que Vanesa Siley sea parte del nuevo triunvirato, pero después de la imposibilidad (hasta ahora) de que su sindicato de judiciales integre la CGT (ya que la mesa de conducción pospuso el debate sobre la incorporación oficial de su sindicato Fesitraju) la idea quedó lejos. La incorporación de Siley tenía como principal atractivo saldar la discusión del cupo femenino, e incorporar además a un actor muy ligado a Cristina Fernández, algo que a las bases les gusta más que a los dirigentes. Desde este espacio no descartan la posibilidad de que aún puedan tener un lugar de representación dentro de la conducción de la Central, y siguen impulsando que se sume al triunvirato el “Gringo” Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense.

CGT Azul y Blanca o lo que quedó del macrismo

El sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo decidió en el año 2008 no presentar una lista opositora a Hugo Moyano (denunciando un hipotético fraude electoral) y fundó la CGT Azul y Blanca, una organización sindical paralela. Este espacio volvió a ser parte de la CGT con el triunvirato ahora saliente y tuvo su representación en la conducción con la presencia de Carlos Acuña, de muy buena relación con el líder gastronómico. La historia de este sector es la que acompaña los posicionamientos de Barrionuevo, primero en los 90’ apoyando a Menem y a sus políticas neoliberales y luego siendo el principal aliado sindical del macrismo en el gobierno anterior. Este espacio se debilitó fuertemente con el alejamiento del sindicato de peones rurales, los cuales luego de la muerte del “Momo” Venegas y Ramón Ayala, que tomó otro rumbo político y se acercó a Pablo Moyano. Sin apoyo político en sus espaldas y con menos sindicatos en su órbita, todo indica que este espacio perderá su representación en la dirección de la central.

El tercero en discordia: ¿vuelve Antonio Caló?

El problema de la lista que se presentaría el 11 de noviembre es que en un secretariado de a dos y con posiciones políticas distintas, los desempates pueden convertirse en un problema. Por eso, la búsqueda de un tercer colegiado parece fundamental para el funcionamiento de la próxima CGT. Ante eso apareció el nombre de Antonio Caló, con el supuesto principio de que es necesario incorporar en la conducción alguien que venga del sector de la industria, ya que Moyano y Daer son de servicios. Calo es desde el año 2004 el secretario general de la UOM, donde sucedió al histórico Lorenzo Miguel. Fue jefe de la CGT “kirchnerista” desde 2012 hasta 2016. En aquel momento estuvo muy cercano a Scioli en la campaña presidencial de 2015, aunque luego de eso bajó sus niveles de exposición. Su rol viene siendo el de apoyar la reunificación del peronismo y de la central, pero sin mucho protagonismo. Por otra parte, su gremio tiene un peso importante no solo por la cantidad de afiliados, ya que ocupa el sexto lugar, sino también por las relaciones estratégicas que el sector metalúrgico aborda. De alguna manera, Calo podría ser un actor de centro, por su pasado de apoyo al kirchnerismo y su tendencia a la moderación.

En este punto, el escenario político tiene su peso en la definición. Previo a las PASO las expectativas de la CFT eran mayores, pero el mal resultado electoral no ayudó a posicionar a este espacio. De hecho, en el Confederal sus dirigentes no tuvieron ninguna participación y algunos se fueron antes de que finalice el acto. Este resultado también sirvió para advertir a otros actores sobre el peligro de una nueva vuelta al gobierno de Juntos. La presentación del proyecto por parte del diputado Martin Lousteau para eliminar el actual régimen de indemnizaciones y la posibilidad de que este espacio tenga mayoría en el próximo Congreso de la Nación terminó de demostrar la importancia de la unidad y de poder tener una conducción de la central que funcione. El “espanto” parece ser una vez más el motor de la unidad en la próxima conducción cegetista, y aunque la moderación parece ser lo que primará para definir el desempate del próximo triunvirato, la incorporación de Pablo Moyano en la conducción podría llegar a ser una buena noticia para el movimiento obrero.

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Nahuel March Rios

Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.